El laberinto y su met¨¢fora
El Premio Nobel por fin premia a un escritor en lengua portuguesa, un escritor dif¨ªcil, re?ido con lo literariamente correcto y que ahora, m¨¢s que nunca, necesita presentaci¨®n para escapar del imaginario construido por los t¨®picos, como si se tratara del fumetto de un c¨®mic. El imaginario Saramago reproduce a un escritor tard¨ªo, como Buffalino o Camileri, periodista y comunista, nacido a la sombra de la est¨¦tica de Pessoa en El a?o de la muerte de Ricardo Reis, constructor de utop¨ªas ir¨®nicas imposibles en La balsa de piedra, interpretada como una par¨¢bola antieurope¨ªsta, ejemplo de escritor comprometido con la literatura y con la ideolog¨ªa, pero poseedor de esa verdad literaria que no depende de la ideol¨®gica.Ensayo sobre la ceguera introduce en el Saramago actual, en busca de un discurso en el que Vida, Historia y Muerte se hacen parsimonia expositiva, como si el escritor se autoconcediera un tiempo sin l¨ªmites de exposici¨®n literaria, en contradicci¨®n con los l¨ªmites biol¨®gicos e hist¨®ricos. Puede decirse incluso que Saramago parece alejarse de la esperanza laica, de la Historia, del optimismo hist¨®rico pero forcejeando, tratando de no rendirse ante la tendencia al pesimismo biol¨®gico. Todos los nombres me parece una de las obras m¨¢s reveladoras de la relaci¨®n ¨¦tica-est¨¦tica en el actual Saramago. Vida, mundo, tiempo, espacio encuentran en esta novela el plut¨®nico referente del archivo donde todo est¨¢ escrito
Escenograf¨ªa
El protagonista busca y rebusca en la geometr¨ªa hilada del archivo de la Conservadur¨ªa General del Registro Civil concebido como un universo de archivos o como el universo archivado, materializaci¨®n de la relaci¨®n del espacio con el tiempo, el uno y el otro embalsamados. Si para Borges el Universo era o merecer¨ªa ser una Biblioteca, Saramago nos propone que sea la Conservadur¨ªa General del Registro Civil con dos sujetos dominantes: el jefe y don Jos¨¦, el llamable probo funcionario, de la estirpe de los funcionarios decimon¨®nicos pasado por la n¨¢usea del autodidacta y la indeterminaci¨®n de Josep K. Saramago se recrea en la reconstrucci¨®n de una novela de oficinistas en atm¨®sfera decimon¨®nica, como buscando una escenograf¨ªa falsamente naturalista, una escenograf¨ªa enterrada, sepultada, prekafkiana, uno de los mayores logros del libro.Si en la novela ensimismada de los a?os sesenta y setenta los protagonistas tardaban 30 p¨¢ginas en subir una escalera y 40 en abrir una ventana, en Todos los nombres don Jos¨¦ tarda 40 en abrir una carpeta, desde la ¨ªntima satisfacci¨®n de propietario de la memoria de las vidas de todos en sus datos m¨¢s obvios. El lector se ve sometido a la intriga del desvelamiento esperado y asume la aproximaci¨®n hasta que llega a la luminosidad de la noticia de una mujer que va a llevar a don Jos¨¦ y al lector fuera del Registro, tal vez con la esperanza de salir del laberinto. Ya hay que decir que si la met¨¢fora del mundo es la Conservadur¨ªa, el laberinto es la de la vida. Tal vez esa mujer que llama a don Jos¨¦ desde la sustancia misma de un papel enmohecido, sea Ariadna ofreci¨¦ndole el hilo redentor.
El laberinto interior est¨¢ separado del exterior por la piel, pero Valery escribi¨® que lo m¨¢s profundo en el hombre es la piel. Don Jos¨¦, Saramago mismo, piensa que no tomamos decisiones, sino que las decisiones nos toman a nosotros. He aqu¨ª la primera presencia de Beckett: "Esto no es moverse, esto es ser movido". En sus recorridos en pos de la construcci¨®n de una mujer real, don Jos¨¦ la est¨¢ deconstruyendo, porque la indagaci¨®n le llevar¨¢ a la muerte, dentro de los dos hemisferios separados de la Conservadur¨ªa de Registros, el de los muertos y el de los vivos. El jefe, sabedor de todas las peque?as, angustiosas transgresiones que don Jos¨¦ ha tenido que perpetrar para atravesar el sutil tabique que separa la vida de la muerte, le propone contemplar los dos hemisferios como uno solo.
En una pat¨¦tica escena casi final, la indagaci¨®n le permite escuchar la voz de la mujer buscada en una banal grabaci¨®n de contestador telef¨®nico. El protagonista confiesa haberse quedado sin pensamientos y la voz de la cinta es la segunda aportaci¨®n de Beckett, el referente de La ¨²ltima cinta. La vida est¨¢ grabada, s¨®lo grabada, y apenas tiene sentido alrededor de esa voz. Novela de intriga morosa al paso lento de un funcionario. Novela, literatura de amor, toda la de Saramago, por encima de lo sensorial y los cuerpos concretos: se trata de construir un mito emocional con la parsimonia de un bur¨®crata incapaz de asumir que su angustia se llama angustia. O el lector asume ese tiempo moroso, identificaci¨®n de la relaci¨®n del tiempo y el espacio embalsamados, o no entrar¨¢ en el laberinto y su met¨¢fora.
Le han dado el Nobel de Literatura a un gran escritor y a una gran literatura que se lo merec¨ªan. Porque la noticia no s¨®lo es el premio a Saramago, sino que por primera vez se ha dado el Nobel a un escritor en lengua portuguesa, a pesar de E?a de Queiroz, de Torga o de Jorge Amado
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