La feria de las soluciones

Ni los m¨¢s viejos del lugar recuerdan una feria con tantas sustituciones. Ya se sabe, al final de temporada todo el mundo est¨¢ atorado y aqu¨ª est¨¢n lloviendo los partes, facultativos y de otro tipo. A uno le duele el ri?¨®n, a otro un dedo, a otro lo que le duele es la profesi¨®n y, finalmente, hay uno al que no se sabe lo que le duele. Y eso s¨®lo en tres corridas de toros, y quedan cinco m¨¢s.

En esta corrida s¨®lo se mantuvo, del cartel original, Jesul¨ªn de Ubrique, que empez¨® tratando con mimo al noble inv¨¢lido primero que, adem¨¢s, cojeaba y se cay¨® en la muleta, por lo que el diestro abrevi¨®. El cuarto tuvo buena condici¨®n, pero le pes¨® el exceso de kilos (599). Jesul¨ªn, excesivamente parsimonioso (en las pausas y en los cites, no en los muletazos) pareci¨® no querer ahogar al mastodonte, pero el trasteo acab¨® muy diluido y sin vibraci¨®n alguna.

Juan Jos¨¦ Padilla, sustituto de Miguel Abell¨¢n, lo primero que hizo al llegar a la plaza fue darle un abrazo a Justo Ojeda, el empresario. Se comprende, porque aqu¨ª nadie parec¨ªa conocer a Padilla. El diestro jerezano estuvo muy decidido con su primero, otro flojo y buen ejemplar, al que recibi¨® con dos largas y banderille¨® asom¨¢ndose al balc¨®n. Con poco dominio en la primera serie, mejor¨® en la segunda y en otras posteriores de mucha entrega, antes de que el astado se parase. Estocada desprendida, entrando con fe y, aunque hubo petici¨®n de oreja, luego no se le permiti¨® dar la vuelta al ruedo. El quinto se tambaleaba continuamente y acab¨® a la defensiva y peligroso, entre las constantes protestas del p¨²blico a la presidencia, por no haberlo devuelto a los corrales.

Morante estuvo muy torero toda la tarde, a tono, tanto con capote como con muleta, pero fall¨® lamentablemente con la espada.