Izquierda Unida: el eslab¨®n no nacionalista en Lizarra
La coalici¨®n pas¨® de la nada a tener seis parlamentarios en la pasada legislatura
Ser la ¨²nica fuerza de implantaci¨®n en toda Espa?a entre los firmantes del acuerdo de Lizarra, apostar por la reforma de la Constituci¨®n y el reconocimiento del derecho de autodeterminaci¨®n constituyen en este momento el a?adido relevante a las se?as de identidad de Izquierda Unida en el Pa¨ªs Vasco. El Foro de Irlanda hab¨ªa zarpado con los nacionalistas a bordo cuando IU se embarc¨® en esa traves¨ªa ya empezada. Se subi¨® en el ¨²ltimo momento, pero lleg¨® a Estella a la hora, y es lo que cuenta. Ese engarce con el conjunto de Espa?a est¨¢ valorado en lo que pesa por su compa?eros de viaje nacionalistas, que enarbolan las siglas de Anguita para eludir la acusaci¨®n de haber configurado en la localidad navarra un frente nacionalista. Seguramente, esa actuaci¨®n de ¨²ltima hora ayudar¨¢ a IU a mantener su actual representaci¨®n en el Parlamento vasco -seis esca?os- si se cumplen las predicciones de las ¨²ltimas encuestas, aunque el auge de Euskal Herritarrok, sobre todo en Guip¨²zcoa, no deja de preocupar a la coalici¨®n de izquierdas. Por lo dem¨¢s, el conglomerado de grupos que conviven en su seno no ha permitido a Izquierda Unida culminar con nota brillante esta legislatura de su estreno parlamentario. En la Izquierda Unida vasca cohabitan desde ese PCE que ha sido a la vez su m¨¢stil y su mayor condicionante, hasta colectivos verdes y grupos de cristianos, arrastrados por la forja de la imagen del coordinador general en Euskadi, Javier Madrazo, en los movimientos pacifistas: Gesto por la Paz primero y Bakea Orain despu¨¦s.El propio l¨ªder de la coalici¨®n y candidato a lehendakari es un cat¨®lico practicante para quien su pertenencia al PCE y a IU desde 1986 no entra en contradicci¨®n con sus convicciones religiosas. Para que no falte de nada, hay hasta un grup¨²sculo abertzale denominado Ekaitza (tormenta o tempestad en euskera), que, pese a reclamarse contrario a la Mesa de Ajuria Enea, a la Constituci¨®n y al Estatuto de Gernika ha encontrado cobijo en las filas de Izquierda Unida.
Las energ¨ªas que los partidarios de Javier Madrazo han invertido en hacerse con el control de los resortes internos y corregir los vicios propios de una fuerza extraparlamentaria, que obstaculizaban su labor y el nuevo papel que deseaban desempe?ar en estos ¨²ltimos cuatro a?os, han mermado las fuerzas dedicadas a la labor institucional, que ha quedado m¨¢s bien desdibujada. Izquierda Unida, que lleg¨® a la C¨¢mara vasca anunciando que ven¨ªa dispuesta a levantar las alfombras, no se ha caracterizado por una acci¨®n especialmente incisiva en ese terreno. Un grupo parlamentario sin experiencia, claramente flojo en buena parte de sus integrantes, y adem¨¢s mal avenido, ha dado como resultado una legislatura gris, sin pena ni gloria, para esta formaci¨®n reci¨¦n salida de la intemperie del extraparlamentarismo.
En renovar y fortalecer ese equipo para los pr¨®ximos cuatro a?os ha puesto todo su empe?o el l¨ªder de la coalici¨®n. Para ello, Madrazo no ha dudado en embarcarse en sucesivas luchas por la mayor¨ªa en los ¨®rganos internos de decisi¨®n de la coalici¨®n, que le garantizaran, llegado el momento, el control en la elaboraci¨®n de las candidaturas y la mejora del grupo en la C¨¢mara, con la incorporaci¨®n de elementos como el concejal del ayuntamiento de San Sebasti¨¢n, Antton Carrera, director de una escuela agraria, militante en la ETA de los a?os 60 y procesado en Burgos.
Izquierda Unida vivi¨® una dura traves¨ªa del desierto en Euskadi hasta que Euskadiko Ezkerra desapareci¨® de la escena pol¨ªtica. El partido de Bandr¨¦s funcion¨® como un tap¨®n para las aspiraciones de los anguitistas vascos. En las primeras elecciones con ese hueco vac¨ªo, las generales de 1993, IU roz¨® un esca?o en el Congreso por Vizcaya dando un salto espectacular desde los 17.000 votos de la anterior convocatoria a los 75.000 obtenidos en esos comicios. En las auton¨®micas de 1994, las de la legislatura terminada ahora, 93.000 papeletas le dieron exactamente la misma presencia que ten¨ªa EE: seis asientos en la C¨¢mara vasca, con una representaci¨®n homog¨¦nea -dos por territorio- en toda la comunidad.
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