Tar¨¢ntula
DE PASADAUna vez, en un supermercado, compramos tres latas de pescado en conserva y los fabricantes nos regalaron una linterna, supongo que para comer el at¨²n en aceite con comodidad si por casualidad se iba la luz aquella noche. En otra ocasi¨®n adquirimos una bolsa de bacalao y en el interior encontramos un destornillador y despu¨¦s de deliberar acerca de la intenci¨®n del obsequio decidimos que era para ajustar una de las patas de la mesa del comedor que estaba suelta. Ahora en la Biblioteca Provincial de Granada si usted va a leer un libro la Consejer¨ªa de Cultura, como premio a su inter¨¦s por las letras, le muestra gratuitamente varios tipos de tar¨¢ntulas enormes y velludas que recorren satisfechas, con su muchedumbre de piernas estilizadas, el interior de unos cubos de cristal con forma de urnas rodeados de estantes donde reposan miles de vol¨²menes. El delegado de la Consejer¨ªa de Cultura, Enrique Moratalla, fue a la presentaci¨®n de esta singular iniciativa para incentivar la lectura, junto con Pedro Velasco (representante de Caja Madrid, entidad bancaria que presta a cero de inter¨¦s la colecci¨®n de ar¨¢cnidos) y Javier Alvarez, director de la biblioteca. Una se?orita extrajo una oruga de un bote y la ofreci¨® a una tar¨¢ntula, pero ¨¦sta la rechaz¨® porque antes de cada exposici¨®n los animales son convenientemente atiborrados con gusanos y ratones, para que no tenga la tentaci¨®n, por ejemplo, de comerse el canto de una enciclopedia. El n¨²mero de personas que acude cada d¨ªa a la biblioteca ha aumentado considerablemente. Los escolares van en tropel y se leen una a una y de un tir¨®n todas las ara?as, desde la filotr¨¢quea al cefalot¨®rax, incluidas las propias de la biblioteca que tejen su red en los huecos m¨¢s altos de las estancias. Las t¨¦cnicas de mercado suelen jugar con el atractivo de los animales para promocionar productos afines. Los fabricantes de destornilladores y linternas, como dijimos antes, prefieren el at¨²n y el bacalao, pero nunca hubieran elegido las ara?as. Este procedimiento -ahora lo entendemos- tambi¨¦n se practica para aumentar las visitas a los monumentos. En las catedrales las autoridades suelen poner palomas, mientras que en la Alhambra sueltan para solaz de los turistas grandes y lustrosos gatos. El gato es un animal que atrae a un p¨²blico parecido al que acude a las bibliotecas pues, como nadie ignora, de un modo distinto pero tambi¨¦n ara?a.
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