Vecinos, pero distantes
El frustrado ¨®rgano de cooperaci¨®n permanente ha congelado las relaciones entre Navarra y Euskadi
Est¨¢n tan cerca y tan lejos que es dif¨ªcil comprenderlo si no se casan en un mismo plano las relaciones personales y las institucionales. El desencuentro entre las comunidades del Pa¨ªs Vasco y de Navarra s¨®lo fue superado en 1995 por la buena qu¨ªmica personal entre el entonces presidente socialista navarro, Javier Otano, y el presidente vasco, Jos¨¦ Antonio Ardanza: estuvieron a punto de aprobar el pol¨¦mico ¨®rgano de cooperaci¨®n permanente entre ambas comunidades. Pero fue un espejismo y el fr¨ªo entr¨® de nuevo por el valle de Alsasua con la llegada de Miguel Sanz a la presidencia del Gabinete navarro. El acuerdo de cooperaci¨®n fue retirado de la Cortes y, adem¨¢s, se dej¨® de desarrollar el acuerdo del 17 de abril de 1996 firmado en Pamplona tambi¨¦n por Ardanza y Otano para regularizar las captaciones de EITB en Navarra, una demanda parlamentaria que aun hoy UPN tiene pendiente. Desde que Sanz es presidente de Navarra no se ha reunido nunca con Ardanza de forma oficial. Las exequias f¨²nebres por asesinatos de ETA han sido el inadecuado escenario de sus breves saludos personales, as¨ª como algunas conversaciones telef¨®nicas, muchas veces dedicadas m¨¢s bien a pedirse explicaciones tras enzarzarse en descalificaciones p¨²blicas que a intensificar su relaci¨®n pol¨ªtica mutua.
De aquel atisbo de normalizaci¨®n institucional, Navarra y Euskadi han pasado otra vez a vivir de espaldas, con tan s¨®lo algunos acuerdos bilaterales de baja intensidad que regulan aspectos como el intercambio de universitarios o las materias agr¨ªcola, ling¨¹¨ªstica y ganadera.
Ninguna organizaci¨®n pol¨ªtica preve¨ªa, en la primavera de 1996, que el acuerdo hist¨®rico de colaboraci¨®n institucional entre Navarra y Euskadi, el famoso y pol¨¦mico ?rgano Permanente, cuya firma hab¨ªan ya aprobado los Parlamentos de Pamplona y Vitoria, iba a convertirse en papel mojado por algo tan poco relacionado con el hist¨®rico contencioso como una cuenta bancaria en Suiza.
Pero as¨ª fue. El hallazgo de la cuenta bancaria que, a nombre del entonces presidente navarro, Otano, se produjo en junio de 1996, provoc¨® su inmediata dimisi¨®n y la r¨¢pida ca¨ªda del experimental Ejecutivo tripartito que presid¨ªa junto a Eusko Alkartasuna y Convergencia de Dem¨®cratas de Navarra..
Un a?o dur¨® ese tripartito, el mismo tiempo que la intenci¨®n de saldar una asignatura pendiente entre ambos territorios mediante la f¨®rmula de establecer una nueva instituci¨®n llamada "¨®rgano com¨²n permanente".
Cierto es que aquel proceso, iniciado el 25 de octubre de 1995 en Vitoria cuando Otano y Ardanza firmaron ya un primer protocolo de colaboraci¨®n, se hab¨ªa ido gestando con amplio consenso pol¨ªtico -lo apoyaban PSN-PSOE, CDN, IU-EB y EA mientras HB lo consideraba insuficiente-, pero claramente al margen de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN), el partido m¨¢s votado en la Comunidad Foral y en cuya propia g¨¦nesis, a finales de la d¨¦cada de los setenta y con un socialismo navarro encuadrado a¨²n bajo la ikurri?a y las siglas del PSE-PSOE, ya hab¨ªa jugado un papel importante la voluntad de oponerse a cualquier v¨ªnculo de Navarra con sus vecinos vascos.
Se puede decir, ahora que la tregua etarra ha vuelto a poner sobre el tapete cu¨¢les son los m¨ªnimos que considera imprescindibles para la paz, que el problema de la territorialidad, concentrado b¨¢sicamente en la identidad de Navarra, ha sido siempre una patata caliente que ning¨²n Gobierno ha sabido o podido solucionar.
C¨®mo arbitrar una colaboraci¨®n espec¨ªfica justificada por afinidades hist¨®ricas, culturales, ling¨¹¨ªsticas y, en ¨²ltimo caso, pol¨ªticas, y demandada socialmente al menos por un tercio de la poblaci¨®n navarra, ha sido el dilema permanente.
Abandonada ya la idea de la anexi¨®n, instalada en los cerebros del nacionalismo m¨¢s radical en la ¨¦poca del Nafarroa Euskadi da, vuelve a surgir la idea de una f¨®rmula que encauce el encuentro.
Para ello hay material suficiente. Los m¨²ltiples informes jur¨ªdicos que nacieron al albur del ?rgano Com¨²n pusieron el l¨ªmite en la imposible cesi¨®n de competencias, lo que no evit¨® la dura y previa pol¨¦mica sobre si tal instituci¨®n constitu¨ªa o no una federaci¨®n encubierta de comunidades prohibida por la Carta Magna.
El gabinete que preside Sanz est¨¢ preocupado por los acontecimientos que puedan derivarse de la tregua etarra y de la capacidad de presi¨®n que el frente nacionalista pueda ejercer ante Aznar en su reivindicaci¨®n de nuevas formas de entendimiento con Navarra.
Mientras tanto, en la actual oposici¨®n parlamentaria se tiene el convencimiento de que el aislacionismo territorial de UPN afecta sobre todo a ¨¢reas de desarrollo de inter¨¦s com¨²n como las infraestructuras terrestres, red de autopistas y tren de alta velocidad, la educaci¨®n e investigaci¨®n, el medio ambiente o el desarrollo industrial, donde cada territorio hace la guerra por su parte.
Precedentes de acuerdos intercomunitarios existen incluso en Navarra y entonces nadie dijo ni media palabra. En junio de 1992, Juan Cruz Alli firm¨® el Protocolo de Colaboraci¨®n del Valle del Ebro, entre las comunidades de Arag¨®n, La Rioja y Navarra, que inclu¨ªa unas comisiones permanentes de seguimiento y multilaterales.
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