Justicia
Buena parte de esos 12.000 millones de pesetas que los empresarios andaluces cerraron en su gira con Manuel Chaves por el Cono Sur tuvieron como escenario Chile. Tambi¨¦n en Chile se mueven, con mayor o menor comodidad y sosiego, otras importantes inversiones andaluzas anteriores al viaje empresarial del presidente de la Junta y de Lele ?lvarez Colunga. No s¨¦ si los beneficiarios directos de estas inversiones est¨¢n asistiendo con o sin preocupaci¨®n al desencuentro de las, hasta ahora, fluidas relaciones hispano-chilenas hasta que la hernia discal de Pinochet lo llev¨® a Londres y Garz¨®n, a petici¨®n de parte, solicit¨® su extradici¨®n para juzgarlo por tortura y asesinato de ciudadanos espa?oles bajo su dictatorial ejercicio. Tiene el juez Garz¨®n cierta debilidad judicial por los temas latinoamericanos, sensible, como lo es, hacia los infames disparates de las cuarteladas en aquellas soberan¨ªas, y me malicio tambi¨¦n que muy sensible a sus posteriores efectos medi¨¢ticos. Ocurre, sin embargo, que no deja de ser una obsesiva inercia la suya, siempre virada hacia los rumbos ultramarinos, dejando pasar por alto cosas y casos que ocurrieron en Espa?a en los a?os del silencio y la amnesia. Fue el diputado socialista por Sevilla Luis Y¨¢?ez quien un d¨ªa se descolg¨® con la idea de que habr¨ªa que revisar las causas pendientes de nuestra contienda civil donde, dicho sea de paso, se perpetraron animaladas tan infames y dolorosas como las patentadas por el pinochetismo y sus camas el¨¦ctricas e inyecciones de alcohol. Dej¨® pasar Garz¨®n aquella ocasi¨®n de depurar responsabilidades, tal vez por la inoportunidad y caducidad de la ocurrencia, tras el pacto de la transici¨®n y la tarea com¨²n de olvidar el pasado y encarar democr¨¢ticamente el presente. Y la dej¨® pasar porque nadie se asoci¨® con la alucinante propuesta de Y¨¢?ez para denunciar cualquier caso ni porque Garz¨®n, que podr¨ªa haberlo hecho por propia iniciativa, demostr¨® la misma sensibilidad. Nos hemos empe?ado en hacer justicia lejos de nuestras fronteras para reafirmarnos en nuestras convicciones democr¨¢ticas, olvidando pactos y concertaciones como las que se acordaron aqu¨ª para borrar de la memoria los malos tiempos, barriendo antes casas ajenas y aliviando el polvo con premura en la nuestra.J. F?LIX MACHUCA
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