La lenta agon¨ªa del ¨¢guila
La poblaci¨®n de ¨¢guila perdicera en Catalu?a est¨¢ compuesta por unas 70 parejas reproductoras y por un n¨²mero indeterminado de ejemplares sueltos, principalmente j¨®venes. A principio de los a?os setenta el n¨²mero de parejas reproductoras era de unas 85 y al ritmo actual de disminuci¨®n poblacional, que se cifra en el 4,4% anual, se calcula que en un cuarto de siglo quedar¨¢ reducido a la mitad. Indudablemente, es ingenuo considerar que las ¨¢guilas perdiceras catalanas son distintas a las de otras zonas del Mediterr¨¢neo y que fundamentalmente las causas de su disminuci¨®n tambi¨¦n sean otras a las de esas regiones; como siempre, s¨®lo a trav¨¦s de una comprensi¨®n globalizadora podremos resolver el problema que, por otra parte, tiene como actores principales a unos individuos que obviamente no saben de fronteras administrativas. Se apuntan tres factores como causantes de la regresi¨®n de la especie. Un factor demogr¨¢fico que hace referencia a la baja tasa de reproducci¨®n debida al excesivo n¨²mero de muertes tanto entre la poblaci¨®n adulta como entre la poblaci¨®n subadulta que debe reemplazarla. Un factor ambiental que se refleja en el abandono y en la no recolonizaci¨®n de los enclaves de nidificaci¨®n debido a las perturbaciones ocasionadas por la presencia humana ocasional o constante. Y un factor de competencia referido al aprovechamiento de nidos y comida por otras especies menos sensibles y m¨¢s pl¨¢sticas. Un elemento a?adido a los tres factores, y ni mucho menos desde?able, lo constituye la ca¨ªda poblacional del conejo silvestre, a causa de diversas enfermedades, siendo conocido el papel b¨¢sico que desempe?a este animal en la dieta no s¨®lo de las ¨¢guilas perdiceras, sino de la mayor¨ªa de grandes predadores. Sin embargo, estos factores no intervienen, en este momento, con igual virulencia en el proceso regresivo ni dentro del primero, el de mayor gravedad, las muertes tienen un origen equilibrado; los datos reflejan que el 12% de las bajas se debe a la colisi¨®n con cables de tendidos el¨¦ctricos, el 17% a la persecuci¨®n directa de los cazadores y, espectacularmente, el 53% a la electrocuci¨®n al posarse en torres y postes que sustentan los tendidos. ?sta es una estad¨ªstica que puede ser similar, por ejemplo, a la de otras comunidades aut¨®nomas, donde tambi¨¦n a¨²n, desgraciadamente, se sigue fusilando o envenenando a las aves rapaces en los cotos de caza y donde tampoco acaba de ver la luz una legislaci¨®n que salvaguarde los lugares de nidificaci¨®n y dispersi¨®n, aunque, sin embargo, las cosas s¨ª han cambiado recientemente en lo que se refiere al impacto de las l¨ªneas y torretas el¨¦ctricas; mientras que en Andaluc¨ªa, Madrid, Extremadura, Arag¨®n y Navarra se ha logrado que la Administraci¨®n presione a las compa?¨ªas, en Catalu?a todo sigue igual o peor, ya que tanto las l¨ªneas de media como de alta tensi¨®n est¨¢n en plena expansi¨®n, lo cual es en s¨ª bueno por lo que tiene de indicador del desarrollo econ¨®mico, pero es nefasto para la supervivencia del ¨¢guila perdicera y del resto de la fauna y de la naturaleza en general, al no realizarse la obra con criterios medioambientales. Habr¨ªa que hacer dos salvedades. Una, el patrocinio que desde 1992 ejerce la Fundaci¨®n Miguel Torres y que permite al Equipo de Estudio del ?guila Perdicera de la Universidad de Barcelona investigar las causas de regresi¨®n de esta especie amenazada y las medidas necesarias para su conservaci¨®n. Otra, la financiaci¨®n por parte de Red El¨¦ctrica de Espa?a (REE) de un estudio de una duraci¨®n de medio a?o -ya finalizado en el pasado febrero-, encaminado a determinar si existe alguna relaci¨®n entre la existencia de l¨ªneas de alta tensi¨®n en los territorios de las ¨¢guilas perdiceras y la mortalidad observada, y, en caso afirmativo, a dise?ar un plan de se?alizaci¨®n para evitar posibles choques en vuelo. Este estudio, en el que se controlaron casi 1.000 kil¨®metros de l¨ªneas el¨¦ctricas pr¨®ximas a ¨¢reas de perdicera, ha supuesto que REE, fiel a su compromiso de contribuir a la conservaci¨®n de la especie, haya iniciado la se?alizaci¨®n de uno de los tramos de l¨ªnea el¨¦ctrica considerados m¨¢s peligrosos para la especie en Catalu?a. Ahora falta todo lo dem¨¢s. Pedir a la Administraci¨®n que presione a las compa?¨ªas el¨¦ctricas para que modifiquen las estructuras de los postes y torres de sustentaci¨®n y para que se?alicen los tramos de tendidos susceptibles de hacer peligrar la existencia de estas aves: un esfuerzo econ¨®mico que ser¨ªa menor si en las nuevas l¨ªneas se tuviera ya en cuenta el problema y si las empresas valoraran que un cambio de actitud en estas cuestiones beneficia enormemente su imagen. Finalmente, si hablamos de cambio de actitud, de sensibilizaci¨®n y de asunci¨®n de responsabilidades ambientales, ser¨ªa bueno que el Gobierno catal¨¢n, las administraciones locales y todas las instituciones p¨²blicas y privadas fueran pensando que la Universidad de Barcelona posee el caudal de conocimientos necesario para afrontar y resolver satisfactoriamente un problema que en otras partes, con menor capacidad t¨¦cnica y econ¨®mica, ya se ha resuelto o al menos se est¨¢ en camino de hacerlo.
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