La Real ense?a la guillotina

Cuando Darko Kovacevic, el pichichi de la competici¨®n europea, abri¨® el tanteador, a la Real Sociedad s¨®lo le interesaba la magnitud de la goleada. Hasta el gol desaprovech¨® la oportunidad de apabullar al Dinamo de Mosc¨² y resolver la eliminatoria tempranamente. Esper¨® demasiado (55 minutos), pero no malgast¨® la ocasi¨®n para poner al conjunto ruso al pie de la guillotina y zaherirle sin piedad.

El Dinamo de Mosc¨² no quer¨ªa jugar un partido de f¨²tbol; vino a representar una pieza c¨®mica. El sainete moscovita dur¨® aproximadamente noventa minutos. Fue un disparate, impropio de un envite europeo. S¨®lo un par de amagos inconexos maquillaron su debilidad.

Los rusos emplearon un planteamiento primitivo, de patio de colegio, consistente en colocar a un portero y tres defensas faenando en el tercio defensivo (con muchos borrones) y desperdigar al resto en posiciones in¨²tiles. Pero la Real dud¨® sobre c¨®mo afrontarlos.

Los titubeos se prolongaron hasta el intermedio y cesaron cuando Kovacevic -siete goles en cuatro partidos de UEFA- perfor¨® la porter¨ªa de Tiapushkin. El resultado de Mosc¨² (2-3 a favor de la Real) inclinaba la eliminatoria del lado donostiarra sin reacci¨®n posible. De Paula y Kovacevic anotaron los dos ¨²ltimos tantos del partido, que termin¨® con un soberano descarrilamiento ruso.