Un cl¨¢sico liviano y estrafalario
La Real especula con efectividad para doblegar a un Athletic que acab¨® con nueve jugadores y sin portero
El primer cl¨¢sico vasco de la temporada nac¨ªa relajado por el narc¨®tico europeo, comenz¨® fren¨¦tico por la inexplicable sucesi¨®n de goles y concluy¨® de la forma m¨¢s rancia posible: nueve contra once y un defensa (Larrazabal) como guardameta que detiene un libre directo y sube a rematar un saque de esquina habilitando un contragolpe similar al que se produce cada domingo en los patios de los colegios. Al esp¨ªritu decimon¨®nico del partido le falt¨® un pa?uelo en la frente para una perfecta foto de estudio.En realidad el partido fue as¨ª. Un ejercicio de desgobierno con veintid¨®s futbolistas atentos al fallo del contrario y previstos para el sacrificio f¨ªsico. Un partido cl¨¢sico (esto es, aburrido), que se desequilibra por factores muy circunstanciales. Roberto R¨ªos que tarda un mundo en tirar el fuera de juego y Kovacevic que se marcha para que De Paula empuje el gol; Alkiza que despeja en corto y Sa Pinto dispara duro y seco; Loren que se tropieza con Guerrero y lo derriba, un penalty t¨¦cnico que ejecuta el futuro portero Larrazabal. Y Kovacevic, por fin, que se atraviesa medio Anoeta celebrando el gol desde que el bal¨®n acaricia su bota.
REAL SOCIEDAD 3 - ATHLETIC 1
Real Sociedad: Alberto; L¨®pez Rekarte, Loren, Antia (Pikabea, m. 84), Aranzabal; Jauregi, G¨®mez, Sa Pinto, De Pedro (Idiakez, m. 72); De Paula y Kovacevic (Cvitanovic, m. 78)Athletic: I. Etxeberria; Lacruz (Ezquerro, m. 49), R¨ªos, Carlos Garc¨ªa, Ferreira (J. Etxeberria, m. 49), Larrazabal; Imaz, Urrutia, Alkiza; Guerrero y Urzaiz (Jorge P¨¦rez, m. 76). Goles: 1-0. M. 3. Bal¨®n en profundidad a Kovacevic que gana la espalda a Ferreira y sirve a placer a De Paula para marcar a puerta vac¨ªa. 2-0. M. 12. Sa Pinto aprovecha un depeje de Alkiza para batir a Etxeberria desde fuera del ¨¢rea. 2-1. M. 14. Penalty dudoso de Loren a Guerrero que transforma Larrazabal. 3-1. M. 95. Kovacevic marca sin oposici¨®n, ?rbitro: Prados Garc¨ªa. Expuls¨® a Imanol Etxeberria por derribo a Kovacevic y a Imaz por doble amonestaci¨®n. Mostr¨® trajetas amarillas a Rekarte, Loren, Jauregi, Sa Pinto, R¨ªos, Carlos Garc¨ªa, Ferreira y Alkiza. Unos 30.000 espectadores en Anoeta.
Y eso fue el partido. Lo dem¨¢s corresponde a la personalidad de los jefes. Luis Fern¨¢ndez no tiene t¨¦rmino medio. Lo mismo inicia los partidos con una suma de precauciones que los acaba con cinco delanteros (de nueve jugadores) en el campo. Su criterio es extremo. La Real prefiri¨® mas de lo mismo y dibuj¨® un f¨²tbol plano, b¨¢sico, por la inercia del resultado. La impotencia de uno (el Athletic) y la indolencia del otro (la Real) fabricaron un desaguisado t¨¢ctico, colectivo e individual de dif¨ªcil digesti¨®n, s¨®lo alviado por los goles y la pasi¨®n que oscurece cualquier otro razonamiento.
Precaucaiones y goles
El Athletic se guareci¨® de salida con una colecci¨®n de futbolistas defensivos (nada menos que ocho) confiando el resto a la inteligencia de Guerrero y la rotundidad de Urzaiz. Una apuesta demasiado r¨¢cana y escasa de alternativas. La Real apel¨® al juego por las bandas, especialmente a trav¨¦s del j¨®ven L¨®pez Rekarte, porque De Pedro se ausent¨® de la disputa y Aranzabal padec¨ªa una cierta aprehensi¨®n ofensiva. Con una actitud tan liviana, costaba trabajo creer que un cuarto de hora diera para conseguir tres tantos. El f¨²tbol se otorga en ocasiones caprichos estad¨ªsticos que convierten el gol en un factor circunstancial. Nada hab¨ªa hecho hasta entonces la Real y nada el Athletic. Ni hab¨ªan tenido tiempo, ni exhibido muchas ganas.. El penalty de Loren (una acci¨®n involuntaria pero determinante) enfri¨® la discusi¨®n que transcurri¨® sin argumentos hasta el descanso.El Athletic, insulso hasta entonces, decidi¨® ese abordaje que le emparenta con el pasado y encarcel¨® a la Real en su territorio. La entrada de Etxeberria y Ezquerro asust¨® al conjunto donostiarra que apel¨® a su aspecto m¨¢s especulativo. Salvo un contragolpe de De Paula, su hoja de servicio permaneci¨® intacta hasta el estramb¨®tico final del encuentro. El Athletic discuti¨® entonces con alg¨²n raciocinio, pero tropez¨® nuevamente con su ineptitud para el gol y unas dosis abundantes de ingenuidad. Etxeberria, Ezquerro y Urrutia acariciaron el gol, pero resultaron tan obtusos como pueriles. Idiakez agarr¨® por dos veces a Etxeberria en el ¨¢rea y el delantero rojiblanco, habitualmente predispouesto a la ca¨ªda, porfi¨® para enviar el bal¨®n contra el cuerpo del Alberto.
Fue un estadio de sitio en toda regla, tan abrumador como ineficiente. En cierto modo el desali?o indumentario del partido por parte de ambos equipos presagiaba un final estrafalario. Cay¨® Imaz por doble amonestaci¨®n en una jugada sin peligro y despu¨¦s cay¨® Imanol Etxeberria que otra vez respondi¨® con lentitud en una salida y derrib¨® a Kovacevic. Sin posibilidad de cambios (Luis Fern¨¢ndez hab¨ªa agotado las sustituciones), Larrazabal guard¨® la porter¨ªa.
Con nueve jugadores el Athletic toc¨® el gol en el en¨¦simo bal¨®n bombeado al ¨¢rea y en el posterior saque de esquina Larrazabal decici¨® subir a rematar. Kovacevic recogi¨® el bal¨®n y se fue a la porter¨ªa para marcar un gol que se cant¨® con un minuto de antelaci¨®n.
Juup Heynckes explicaba matem¨¢ticamente las victorias: "Si seis de tus jugadores son mejores que seis contrarios, ganas". Lo que no dej¨® dicho el t¨¦cnico alem¨¢n es qu¨¦ sucede cuando nadie es mejor que nadie. Entonces el f¨²tbol es una circunstancia.
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