Buenos y malos

Berkoff es un actor consumado y un autor dram¨¢tico. Es un actor que sali¨® de la escuela LeCoq de Par¨ªs, que recientemente ha sido citada aqu¨ª a prop¨®sito de otro mon¨®logo del Festival: repito que es una escuela de mimo y voz, que produce alguna exageraci¨®n con respecto al naturalismo que ahora est¨¢ m¨¢s extendido: y en este gran actor se notan esos rasgos que a veces dan una imagen de sobreactuaci¨®n de manos y cintura y gesto: pero como se trata de una interpretaci¨®n c¨®mica, su efecto es admirable.Como autor ha escrito varias obras, pero es admirado sobre todo por sus versiones, m¨¢s que adaptaciones, de grandes genios literarios: Kafka, o Esquilo. Es un cr¨ªtico de la cultura, un revisor de mitos y de t¨®picos. Siempre con un gran sentido del humor personal.

Ahora su mon¨®logo es un comentario sobre algunas de las obras de Shakespeare: a trav¨¦s de los caracteres de los "malos" ("villain", o "villanos") y la paradoja est¨¢ en que los realmente malos de aquellas grandes obras no lo son tanto, o tienen sus razones, como Yago o Ricardo III; mientras que los h¨¦roes, los grandes protagonistas, pueden ser decididamente miserables: como Hamlet que, apenas vuelve a su casa de Elsinor, se convierte en "asesino m¨²ltiple"; o la madre de Coriolano, que le educ¨® mal y se aprovech¨® de sus matanzas; incluso el Ober¨®n de El sue?o de una noche de verano que es "el primer traficante de drogas", utilizando a Puck; capaces los dos de intoxicar a Titania -la convierten en ninf¨®mana- y a su hijo para poseerlos.

Sobre los temas citados, Berkoff relata el cuento de cada obra, imita a sus personajes, se caracteriza de ellos con la simple cara desnuda y el movimiento del cuerpo: y con una voz de tonalidad espl¨¦ndida, educada para todos los matices. Desde la parodia, desde la complicidad con el espectador, desde la cr¨ªtica.

Obra inteligente

Naturalmente, entusiasma. Su ingl¨¦s parece accesible para la mayor¨ªa de los espectadores, aunque ya he ido notando en los festivales que mucha gente se r¨ªe m¨¢s de lo debido cuando se representa en otros idiomas para hacer notar su dominio, que tal vez no posea el vecino de butaca, aunque tambi¨¦n tienda a re¨ªrse por mimetismo.Como pasa con las obras que podemos llamar inteligentes, cuyas frases se acogen con murmullos de placer para exhibir la capacidad de comprensi¨®n que tenemos. Est¨¢ en buen¨ªsimo ingl¨¦s, y es muy inteligente; y es burlona, y aguda, y da ocasi¨®n de ver a uno de los monstruos sagrados de la escena mundial; aun los poco ling¨¹istas pueden apreciar su alta calidad.