Los m¨¢s grandes campeones de la desgracia
La historia est¨¢ llena de episodios como el de Carlos Sainz que resuelven las competiciones de forma despiadada
La desgracia es una compa?era de viaje inevitable de los deportistas. Lo sabe Carlos Sainz y lo saben otros muchos. Suele aparecer en el momento m¨¢s inoportuno y en el lugar menos adecuado. La forma en la que se muestra, eso s¨ª, es de lo m¨¢s variada.Aver¨ªas. A Carlos Card¨²s, cuando faltaban dos vueltas para el final del Gran Premio de Australia, en la ¨²ltima prueba del Mundial de motociclismo de 1990 (250 cc), se le rompi¨® la varilla del cambio de marchas en la Honda que pilotaba. El espa?ol iba cuarto, el puesto que le bastaba para ser campe¨®n. Card¨²s entr¨® en boxes llorando y gritando. Luego, mientras sujetaba la moto con la mano izquierda, destrozaba los bajos con la bota derecha.
Ca¨ªda sobre asfalto. Una le priv¨® al ya fallecido Luis Oca?a del Tour de 1971, su gran exhibici¨®n como ciclista. Superaba a Eddie Merckx en m¨¢s de siete minutos en la general. Tras el abandono del conquense, al belga le comentaron que ya pod¨ªa dar por ganado el Tour, pero Merckx contest¨®: "No, hoy lo he perdido". Al d¨ªa siguiente, en reconocimiento a la superioridad del rival, se neg¨® a llevar el maillot amarillo.
Ca¨ªda sobre nieve. Blanca Fern¨¢ndez Ochoa rozaba la medalla de oro ol¨ªmpica en 1988, pero se cay¨® en la segunda manga del eslalon gigante. Hab¨ªa ganado la primera y le habr¨ªa bastado el tercer mejor tiempo para asegurarse el triunfo. La esquiadora cree que su caso y el de Sainz son iguales: "Era mi gran temporada, llegaba en buena forma y con la dificultad de la pista a mi medida. Pod¨ªa perder porque me ganaran, pero nunca por caerme. Arriesgu¨¦, en una puerta se me fue el esqu¨ª interior y el trompic¨®n fue inevitable. Prefer¨ª perder as¨ª que siendo cuarta. Y yo creo que Carlos ahora tambi¨¦n".
Ca¨ªda sobre parqu¨¦. El gimnasta Jes¨²s Carballo compet¨ªa en Atlanta 96 por el oro en barra fija. Era favorito, pero... "En la primera suelta", explica el gimnasta, "no cog¨ª bien el clavo, intent¨¦ agarrarme a la barra, pero cedi¨®, se me fue la mano y ca¨ª. Me qued¨¦ de piedra. Pens¨¦: tierra, tr¨¢game. Mir¨¦ alrededor y vi a Marco Antonio, mi entrenador, que ten¨ªa la misma cara de susto que yo. Me dijo: tranquilo. Pero ninguno lo est¨¢bamos. Me sub¨ª de nuevo a la barra. Sab¨ªa que estaba todo perdido, pero aun as¨ª quer¨ªa clavar el ejercicio". Obtuvo 9,350. Si no llega a resbalar -fue penalizado con 0,50-, habr¨ªa alcanzado puntuaci¨®n de oro. En su casa tienen el v¨ªdeo del episodio, pero Carballo se resiste a verlo.
B¨®lidos que chocan. Michael Schumacher conquist¨® su primer t¨ªtulo mundial de F¨®rmula 1, en 1994, despu¨¦s de que una maniobra suya provocara una colisi¨®n con el brit¨¢nico Damon Hill, su m¨¢ximo rival. Tuvieron que abandonar los dos, y el campeonato se lo llev¨® el alem¨¢n.
Atletas que chocan. Mary Decker y Zola Budd en la final de 3.000 metros de Atlanta 84. El encontronazo dej¨® a ambas, las grandes favoritas, sin medalla: Budd iba por delante; y Decker, pegada a ella. Hubo momentos en que se ve¨ªa que los clavos de las zapatillas de la americana se iban a clavar en los pies descalzos de la brit¨¢nica de origen surafricano. Budd, para evitar ser lesionada, se fue hacia el interior de la calle, pero Decker no fren¨®: primero apoy¨® su mano en la espalda de la rival, y luego su rodilla choc¨® con la pierna de la otra. La americana se fue al suelo y all¨ª se qued¨® doli¨¦ndose hasta el final. Budd tambi¨¦n pag¨® el incidente: perdi¨® el ritmo y acab¨® sexta.
El dichoso ¨²ltimo minuto. A veces da, pero a veces quita. Lo peor es cuando parece dar y, a la postre, quita. O sea, cuando pasa lo que vivi¨® Djukic en la Liga 1993-94, en que tuvo que lanzar un penalti a todo o nada en el ¨²ltimo minuto de la ¨²ltima jornada. Si marcaba, el t¨ªtulo era del Deportivo; si fallaba, el campe¨®n ser¨ªa el Barcelona. Gonz¨¢lez, guardameta del Valencia, detuvo la m¨¢xima pena.
Descuidos peligrosos. El golfista Ignacio Garrido no pudo ganar el Masters brit¨¢nico de este a?o porque su caddie, Pello Iguar¨®n, no encontr¨® mejor lugar para dejar el palo 5 con el que iba practicando (para un torneo que ¨¦l deb¨ªa jugar a la semana siguiente) que en la bolsa de su propio jefe. Garrido fue penalizado con cuatro golpes por llevar 15 palos, uno m¨¢s de los permitidos.
Ruta equivocada. El franc¨¦s Philippe Bouvatier iba a ganar la etapa pirenaica de Gouzet-Meige, en el Tour de 1989. Se hab¨ªa escapado con Millar y Ghirotto, y cuando faltaban 200 metros para le meta un guardia de tr¨¢fico le equivoc¨® el camino. El escoc¨¦s Millard le sigui¨® tambi¨¦n por la ruta equivocada, y gan¨® el italiano Massimo Ghirotto, que ya iba rezagado. Aquello cambi¨® la vida de Bouvatier, que se retir¨® a los 28 a?os.
Penalizaciones. Valent¨ªn Massana acariciaba la medalla de plata en los 20 kil¨®metros marcha de los Juegos de Barcelona. Quedaba poco m¨¢s de un kil¨®metro, con el estadio de Montju?c, la meta, a la vista. Fue entonces cuando le avisaron de que estaba descalificado por una infracci¨®n que hab¨ªa cometido mil metros antes. "Sainz tuvo mala suerte", dice, "yo pagu¨¦ el precio de arriesgar. Pero la sensaci¨®n de frustraci¨®n, de rabia por morir a tan poco del final, ser¨¢ similar. Yo hab¨ªa estado un mes lesionado, no llegaba al cien por cien. Por eso en los entrenamientos sacrifiqu¨¦ t¨¦cnica por velocidad. Y lo pagu¨¦: el l¨ªmite entre lo correcto y lo incorrecto en este deporte es m¨ªnimo. Mi primera sensaci¨®n fue de alivio; estaba tan cansado que s¨®lo ten¨ªa ganas de parar. D¨ªas despu¨¦s fue cuando le d¨ª vueltas a mi desgracia. Supongo que la rabia que me qued¨® influy¨® en mis ¨¦xitos posteriores".
Sin gasolina. Le sucedi¨® en los a?os setenta a Carlos Reutemann, un piloto argentino que estaba a las puertas de conquistar en su pa¨ªs su primer Gran Premio de F¨®rmula 1, pero de pronto su coche se qued¨® sin gasolina. Condujo haciendo eses para prolongar la agon¨ªa, observando c¨®mo su ventaja de 27 segundos iba menguando. Y en la ¨²ltima vuelta su Brabham 44 dijo que no corr¨ªa m¨¢s. "No me doli¨® tanto en el momento como despu¨¦s de retirarme", recuerda ahora Reutemann en declaraciones a EL PA?S. Ya nunca consigui¨® ganar el Gran Premio de Argentina.
Revent¨®n. Nigel Mansell podr¨¢ argumentar que peor es perder un Mundial por el revent¨®n de una rueda en la ¨²ltima carrera: le ocurri¨® en 1986, en Australia, cuando le val¨ªa con ser tercero para quedar por delante de Alain Prost y Nelson Piquet, sus rivales.
Segundos de goma. Estados Unidos tardar¨¢ en olvidar el final de su primera derrota ol¨ªmpica de baloncesto. Sucedi¨® en M¨²nich, y para colmo ante la URSS. El partido acab¨® tres veces. La primera, con victoria americana (50-49), pero los ¨¢rbitros reabrieron la cita: quedaba un segundo, dijeron. Los sovi¨¦ticos perdieron el bal¨®n, pero los americanos tampoco lo pudieron celebrar: dijeron que el reloj hab¨ªa sido mal colocado, que quedaban en realidad tres segundos. Volvieron a sacar los sovi¨¦ticos y esta vez Belov, tras chocar con dos rivales, encest¨®. La URSS gan¨® 51-50, y EE UU rechaz¨® la medalla de plata.
Retrasos. Los velocistas estadounidenses sucumbieron ante el sovi¨¦tico Valeri Borzov en M¨²nich 72 por una fatalidad: los dos especialistas norteamericanos, Eddie Hart y Reynsud Robinson, no llegaron a tiempo de disputar las segundas series por un atasco de tr¨¢fico y fueron excluidos. Perico Delgado, en el Tour del 89, vivi¨® un episodio similar: se despist¨® y tom¨® con dos minutos y cuarenta segundos de retraso la salida de la etapa pr¨®logo.
Un grano. El Tour del 89 se resolvi¨® finalmente por ocho segundos, la ventaja m¨¢s corta de la historia. Fignon tom¨® la salida de la ¨²ltima etapa con una ventaja de 50 segundos sobre Lemond, pero perdi¨®. "Ha sido una mala pesadilla. Casi no dorm¨ª anoche. Estuve muy nervioso. Adem¨¢s me ha molestado un grano en la parte alta de la nalga", se justific¨®.
La inconsciencia del p¨²blico. A veces, el entusiasmo del p¨²blico juega malas pasadas. A ?lex Crivill¨¦, por ejemplo, la invasi¨®n de la pista por aficionados sin control le impidi¨® el triunfo en el Gran Premio de Jerez (500cc), en 1996. "Estoy convencido de que habr¨ªa ganado si no llega a haber gente en la pista.Estuve a punto de atropellar a algunos y, al aflojar, Doohan pudo recuperar su desventaja y pasarme."Fue peor lo de Montmel¨®", recuerda ahora su mala suerte del pasado septiembre, cuando se salli¨® en la primera curva. "Entonces iba a s¨®lo tres puntos de Doohan, y me sent¨® fatal". Cuando vio lo que le ocurri¨® a Sainz el lunes, su mala suerte de esas dos ocasiones tambi¨¦n se le vino a la cabeza: "Me acord¨¦, s¨ª. Adem¨¢s, conozco a Carlos y he pensado en llamarle; pero ?qu¨¦ le digo, que vaya putada? Es que es mucho m¨¢s que una putada".
El ¨²ltimo obst¨¢culo. La norteamericana Gail Devers, que un a?o antes hab¨ªa estado a punto de perder los dos pies por una rara enfermedad, tuvo a tiro en Barcelona 92 una circunstancia hist¨®rica: vencer en los mismos Juegos en las pruebas de 100 metros y 100 vallas respectivamente, algo que s¨®lo Fanny Blankers-Koen hab¨ªa logrado. Iba en cabeza efectivamente, pero tropez¨® en la ¨²ltima valla y entr¨® quinta.
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