Un experimento de 20 meses
Si los muros de El Laboratorio hablasen repetir¨ªan la palabra asamblea hasta quedarse af¨®nicos. En veinte meses de okupaci¨®n pueden contarse por decenas las reuniones que todos los participantes de este proyecto autogestionario han mantenido para marcar su rumbo. Y es que el objetivo era ambicioso: abrir un espacio de 10.000 metros en el que pudieran participar diferentes movimientos sociales, como Ecologistas en Acci¨®n, Sos Racismo, asociaciones de inmigrantes, Sodepaz e insumisos."El problema es que hay quien piensa que un centro okupa es un sitio en el que llegas y haces lo que te da la gana sin tener en cuenta a nadie", explican los veteranos del edificio.
En estos meses, actividades no han faltado. Se han celebrado jornadas contra el liberalismo, a favor de la legalizaci¨®n de la marihuana y de la reapertura del diario Egin o contra la ley de extranjer¨ªa. Tambi¨¦n conciertos de hip-hop y de cantautores. "Las diferencias que van surgiendo se intentan resolver hablando, aunque a veces no hay m¨¢s remedio que decirle a alguien que se marche", a?aden. Eso sucedi¨® hace meses con un grupo que quer¨ªa organizar un proyecto musical y estuvo a punto de acabar con los t¨ªmpanos de sus compa?eros.
En el d¨ªa a d¨ªa surgen contradicciones como la que supone utilizar un edificio ajeno e impedir que lo usen otras personas con el mismo derecho a hacerlo. "El centro tiene que tener un proyecto de actuaci¨®n y no todo cabe en ¨¦l", aseguran.
As¨ª, por ejemplo, numerosas personas carentes de hogar han pasado por el edificio en busca de un cobijo. "Nuestra idea no era crear un albergue, pero es verdad que ten¨ªamos mucho espacio y en la zona hay demasiada gente con grandes carencias, as¨ª que hablamos con la Coordinadora de Barrios para ver si ellos, que tienen experiencia, estaban dispuestos a habilitar una zona del edificio para ese fin, pero no se hizo", se justifican.
Las mismas situaciones delicadas se suscitaban cada vez que menores de edad, algunos escapados de casa, intentaban cobijarse en el inmueble. "Al final optamos por ponernos en contacto, para esos casos, con asociaciones del barrio que trabajan con chavales", se?alan.
Con el mismo fin organizaron tambi¨¦n diversos talleres de expresi¨®n pl¨¢stica para ni?os. Adem¨¢s de una sala de conciertos, una biblioteca, un bar y un huerto, en el edificio funcionaba un aula de telem¨¢tica, desde donde los okupas de El Laboratorio dise?aban su p¨¢gina web.
A lo largo de estos meses en este bloque han vivido cerca de un centenar de personas diferentes. As¨ª, por ejemplo, numerosas personas carentes de hogar han pasado por el edificio en busca de un cobijo. "Nuestra idea no era crear un albergue, pero es verdad que ten¨ªamos mucho espacio y en la zona hay demasiada gente con grandes carencias, as¨ª que hablamos con la Coordinadora de Barrios para ver si ellos, que tienen experiencia, estaban dispuestos a habilitar una zona del edificio para ese fin, pero no se hizo", se justifican.
Cada grupo de viviendas organizaba su sistema de limpieza y exist¨ªa una coperativa que regentaba un comedor con men¨²s diarios a 400 pesetas. "La comida se compraba y tambi¨¦n reciclamos la que sobra en los mercados de San Fernando y La Cebada", explican.
La celebraci¨®n de conciertos y otras actividades como los talleres de teatro y de danza se organizaban tambi¨¦n a trav¨¦s de asambleas. En el barrio hay quien se ha dedicado a realizar pintadas acusando a los okupas de peseteros por el dinero que obten¨ªan con los conciertos. Esa misma cr¨ªtica la realizan algunos vecinos. No es la opini¨®n de grupos de trabajadores extranjeros como la Asociaci¨®n de Emigrantes Marroqu¨ªes en Espa?a (AEME) o la Asociaci¨®n de Inmigrantes Senegaleses (AISE). "El centro okupa era el ¨²nico lugar donde pod¨ªamos organizar actividades sin esperar meses, sin trabas burocr¨¢ticas y sin miedo de que detengan a alguien en situaci¨®n irregular", explican.
Los okupas se defienden. "Quien nos acusa de hacer dinero es que no ha montado nunca un concierto y no sabe lo que cuesta. Adem¨¢s, okupar es una actividad declarada ilegal y necesitamos un fondo para pagar fianzas, multas y abogados", alegan. Las cr¨ªticas de ruidosos que les formulan algunos vecinos las aceptan en parte, pero a?aden que se han hecho esfuerzos para evitar molestias.
?Se ha cumplido su objetivo? Sin caer en triunfalismos, creen que en buena parte s¨ª. Pero hay algo que tienen m¨¢s claro: van a volver a intentarlo.
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