Otra vez
Si una situaci¨®n sensata del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no lo remedia, es muy probable que la poblaci¨®n iraqu¨ª vuelva a ser bombardeada en unas tres semanas. Hablo de los iraqu¨ªes y no de Irak o Sadam porque es a ellos, gente normal y corriente, a quienes se les vienen encima las bombas. De muy diversa manera. Acabando con su vida o mutil¨¢ndoles o abras¨¢ndoles. O simplemente impidi¨¦ndoles llevar una vida normal. ?Se imaginan ustedes malviviendo durante ocho a?os, con hambre, presenciando c¨®mo sus hijos se mueren porque un maldito embargo les priva de alimento y medicina y con la espada de Damocles de ser bombardeados sin previo aviso? O con previo aviso. ?Qu¨¦ m¨¢s da! As¨ª subsisten veinte millones de iraqu¨ªes. Todo es cuesti¨®n de imaginaci¨®n, de ponerse en el lugar del otro. P¨®nganse y reflexionen. ?Que Sadam es un impresentable? Bien, pero no es ¨¦l quien lanza las bombas. No lo ha hecho desde hace ocho a?os. Y las armas (reales) de destrucci¨®n masiva utilizadas para eliminar las supuestas armas de destrucci¨®n masiva de Sadam las emplean los norteamericanos e ingleses. Y matan, mutilan o abrasan a iraqu¨ªes, adultos y ni?os, no a Sadam. ?Por qu¨¦??Qu¨¦ necesidad hay de actuar as¨ª? En el caso de que el rais del E¨²frates dispusiera de armas qu¨ªmicas o bacteriol¨®gicas, resulta obvio que la mera amenaza de ser reducido a cenizas por el potencial b¨¦lico de Washington evitar¨ªa su uso. Si ese recurso funcion¨® durante 50 a?os de guerra fr¨ªa con la Uni¨®n Sovi¨¦tica -cuya posesi¨®n de genuinos artefactos de destrucci¨®n masiva estaba probada- ?por qu¨¦ no va a funcionar con Irak? Y en cualquier caso ?por qu¨¦ tanta prisa en atacar?
Pienso que el actual curso de los acontecimientos nos conduce a un peligroso escenario. Estados Unidos -apoyado por el Reino Unido- camina a pasos agigantados hacia la apropiaci¨®n de funciones que corresponden al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Toma decisiones unilateralmente. El ¨²ltimo bombardeo supuso, adem¨¢s, la humillaci¨®n del Consejo pues lo llev¨® a cabo cuando ¨¦ste se hallaba reunido evaluando la crisis. Una pol¨ªtica tal afecta a las instituciones y relaciones internacionales. Implica la monopolizaci¨®n del uso de la fuerza por la ¨²nica superpotencia existente, que impide que la denominada comunidad internacional -en cuyo nombre dice actuar- juzgue si una determinada acci¨®n militar sirve los intereses de dicha comunidad o los norteamericanos. El comportamiento sin matices de Estados Unidos excluye a priori posibilidades pac¨ªficas de car¨¢cter pol¨ªtico, econ¨®mico y diplom¨¢tico.
Por otro lado, el machacamiento de los iraqu¨ªes contribuir¨¢ a la profundizaci¨®n del abismo cultural y civilizacional entre Occidente y el mundo ¨¢rabo-isl¨¢mico. ?ste se halla cada vez m¨¢s harto del doble rasero que se aplica respecto al incumplimiento de las resoluciones de la ONU: se castiga a los infieles pero -en una sui generis interpretaci¨®n judeo-cristiana- se tolera, cuando no se ensalza, a los fieles israel¨ªes, quienes reducen al absurdo a Palestina. Ese mundo est¨¢ ah¨ªto de ver c¨®mo Washington se arroga el papel de polic¨ªa del mundo para controlar las zonas que le convienen, incluidas las petroleras. De c¨®mo yerra bombardeando una f¨¢brica de productos farmac¨¦uticos en Jartum (una vez m¨¢s ?por qu¨¦ bombardear tan a la ligera?) que confunde con otro supuesto centro de elaboraci¨®n de armas, sin que luego se excuse o indemnice, a pesar de que el embajador alem¨¢n en Sud¨¢n mencionara el car¨¢cter civil del objetivo triturado. Hay por otra parte un significativo abismo interno en el mundo ¨¢rabe. Millones de s¨²bditos, que algunos despectivamente llaman masas ¨¢rabes, est¨¢n cada vez m¨¢s hastiados de aquellos de sus Gobiernos que se pliegan d¨®cilmente al dictado norteamericano. Y las consecuencias son imprevisibles. ?Qui¨¦n en Occidente pudo imaginar que 100.000 personas perfectamente organizadas por el (por ahora) movimiento islamista marroqu¨ª se manifestar¨ªan en Rabat -a pesar de prohibirlo su Gobierno- en protesta por los bombardeos de Irak?
Pocos en Occidente reflexionan sobre hechos de esta naturaleza. Pero el mundo isl¨¢mico lo hace. M¨¢s valiera que la Europa satisfecha -la que sigue acr¨ªticamente a los EE UU, sin preguntarse por causas o fines, la que afirma que, "en la duda, siempre con los amigos y aliados"- se pusiera a la cabeza de la manifestaci¨®n antes de que sea tarde.
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