Cuatro goles como si tal cosa
El Real Madrid, se da un respiro goleador en el Bemab¨¦u ante un an¨¦mico Tenerife
En tarde goleadora, el Madrid cobr¨® su cuota. Fueron cuatro goles al Tenerife sin aparente esfuerzo, como si tal cosa, fabricados como quien tramita un expediente. El partido lo pareci¨® a la vista de que, seg¨²n transcurr¨ªa el tiempo, se hac¨ªa inveros¨ªmil la posibilidad de un gol visitante. El Tenerife estaba roto y as¨ª lo entendi¨® el Madrid que, para mayor comodidad, abri¨® el marcador al tercer minuto. Fue bien entrada la segunda parte, cuando vislumbr¨® la posibilidad de regalarse el nuevo a?o con una goleada. Atendi¨® a ese capricho con algo m¨¢s de entusiasmo, pero sin hacer de todo ello una fiesta. As¨ª son las cosas en este equipo: mete cuatro goles y no parece que se hunda el mundo.Est¨¢ claro que la interrupci¨®n navide?a no ha alterado la relaci¨®n de estos jugadores con el gol. En cualquier momento, sin mediar apenas di¨¢logo, el Madrid fabrica un tanto. No hay estrategia ni m¨¦todo en su forma de elaboraci¨®n. Nacen por generaci¨®n espont¨¢nea, dir¨ªase que por ciencia infusa, sin necesitar de condiciones especiales. Surge la chispa, alguien se mueve, entran en contacto con no m¨¢s de un par de jugadores (o en inspiraci¨®n seg¨²n se mire), llega el bal¨®n al ¨¢rea y, donde otros necesitan tiempo y distancia, o un m¨¦todo ensayado en horas de entrenamiento, el Madrid hace un gol como si tal cosa. Tiene una explicaci¨®n patrimonial, con alg¨²n componente estad¨ªstico: todos los jugadores saben hacerlo. Todos tienen gol. Mejor dicho, dicen que todos menos Redondo y el portero, pero ya es bastante para los tiempos que corren. As¨ª pas¨® en el minuto tres: la dej¨® pasar Suker, fall¨® Roberto Carlos, pero entr¨® en acci¨®n Ra¨²l. Pas¨® en el minuto tres como pod¨ªa haber pasado a la media hora.
Con el gol a favor y con ese favor por el gol, el Madrid puso cara de no permitirse m¨¢s despistes. No es que cambiara la faz del equipo, defensiva y colectivamente hablando. Es que se les vio algo m¨¢s activos, m¨¢s atentos, con Roberto Carlos en medio campo y Jarni a su espalda, ejerciendo de tercer central para dar que hablar sobre un esquema que muda de una semana a otra, ¨¦se de los tres centrales. Sin embargo, no era el d¨ªa para sacar conclusiones. Bastaba ver lo que hac¨ªa el Tenerife para darse cuenta de que el riesgo era muy limitado: todo lo m¨¢s un remate a bocajarro de Emerson que rechaz¨® IlIgner con la rodilla.
El Tenerife es un equipo tocado. Est¨¢ tremendamente desorientado o as¨ª lo pareci¨® ayer en el Bernab¨¦u. Vive una fase de indefinici¨®n que el nuevo t¨¦cnico deber¨¢ solventar en poco tiempo. Se nota hasta en jugadores que saben tocarla. Tocar la tocan, pero no saben darle sentido a la pelota. Se adivina que buscan a Juanele, que intentan alguna combinaci¨®n, pero en un ambiente tran entristecido, tan lento e impreciso, que sin una reacci¨®n urgente les puede llevar a un final de temporada dram¨¢tico. El Tenerife apareci¨® ayer con cara de perdedor sobre el c¨¦sped. No dio un mal pelotazo, pero tampoco lo dio bueno. Llevaba la goleada en el rostro. Es un equipo an¨¦mico, sin esp¨ªritu y sin sentido de su juego. Al menos, deber¨ªan darse cuenta de que est¨¢n a media temporada de bajar a Segunda.
Y el Madrid no hizo sangre de ello (no toda la sangre que pod¨ªa haber hecho, enti¨¦ndase bien, que la tarde iba de goles a media docena por barba), porque en el Bernab¨¦u no acaba de sentirse c¨®modo.A pesar de la goleada final, el p¨²blico lleg¨® a mostrar su disgusto mediada la primera parte. El p¨²blico pide regularidad, pero deber¨ªa entender que este equipo est¨¢ hecho a impulsos y juega a impulsos, que forma parte de su personalidad, una idiosincrasia que se impone a t¨¢cticas y entrenadores: es un equipo que se autoregula, se autoprograrna y se autoestimula. Y este a?o, despu¨¦s de la s¨¦ptima y la Intercontinental, se han propuesto la octava, para la que restan cinco partidos, un trayecto m¨¢s liviano que las 23 jomadas de Liga que les faltan.
As¨ª, se entiende que, de pronto, Seedorf est¨¢ activo, corre, llega al ¨¢rea, quiere el mando del centro del campo para s¨ª, se come el terreno. Y, de pronto, no est¨¢, pero no estando le env¨ªa un pase franco a Savio, un pase que vale un gol. O Guti decide jugar como Redondo y lo hace tan bien que hasta parece Redondo, se mueve como Redondo, se escora como Redondo... y ya no es Guti. As¨ª son las cosas en el Madrid: centra Panucci, aparece Ra¨²l y marca de cabeza. El cuarto gol. Como si tal cosa. Parece f¨¢cil, pero no lo debe ser tanto.
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