Un presidente obsesionado por su huella en la historia
La principal angustia de Bill Clinton, que da casi por seguro que el Senado no reunir¨¢ la necesaria mayor¨ªa de dos tercios para destituirle, es c¨®mo la historia recordar¨¢ el episodio de su procesamiento y juicio por el caso Lewinsky, seg¨²n fuentes de la Casa Blanca citadas por The Washington Post. Clinton, un ¨¢vido lector de libros de historia y en particular de biograf¨ªas de presidentes, est¨¢ obsesionado por su legado. Ahora ya se ha resignado a que los textos del futuro le citen como el segundo presidente procesado por la C¨¢mara de Representantes. Sabe que esa marca no se la puede quitar nadie, como no se la han quitado 130 a?os al ¨²nico precedente, Andrew Johnson.
Pero de c¨®mo termine la batalla del Senado y, caso de ser absuelto, el ¨²ltimo tramo de su presidencia depende lo que a Clinton le importa: que la historia le recuerde como un presidente tramposo, mentiroso y obsesionado por el sexo, o como la v¨ªctima de una caza de brujas partidista y puritana. La poderosa m¨¢quina de interpretaci¨®n y propaganda de la Casa Blanca ya se ha puesto manos a la obra para guiar a los futuros historiadores hacia la segunda versi¨®n. El tono lo dio Al Gore al proclamar que Clinton "ser¨¢ contemplado en los libros de historia como uno de nuestros grandes presidentes".
Esa preocupaci¨®n se traduce en la t¨¢ctica a seguir ante el juicio. Algunos de los amigos de Clinton, como el propagandista James Carville o el productor de cine Harry Thomason, le instan a que no acepte ning¨²n compromiso y se lo juegue todo a la absoluci¨®n o condena en el Senado. La probable absoluci¨®n en el Senado, dice Carville, "reivindicar¨¢ la figura del presidente y borrar¨¢ la mancha de su procesamiento en la C¨¢mara de Representantes". Pero otros, como Leon Panetta, ex jefe de gabinete de la Casa Blanca, le invitan a no arriesgarse a una votaci¨®n, a aceptar, si es posible, el compromiso de una resoluci¨®n de censura en el Senado. A Clinton no le gusta mucho ese camino. Sabe que la censura, que tambi¨¦n podr¨ªa producirse despu¨¦s del rechazo de la destituci¨®n, supondr¨ªa una segunda mancha a mencionar por los historiadores.
"Es evidente que el juicio del futuro sobre Clinton ser¨¢ m¨¢s negativo si es censurado que si no lo es", dice George Edwards, director del Centro de Estudios Presidenciales de la Universidad de Tejas.
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