"A¨²n recuerdo las noches desenfrenadas"
Melanie Griffith es una estrella de Hollywood de los pies a la cabeza, empezando por su cabello rubio, impecablemente peinado. Pero ?por qu¨¦ lleva cada una de sus u?as de distinto color? "Tengo dos hijas peque?as", responde ri¨¦ndose. "Y tengo un mont¨®n de laca de u?as por ah¨ª. As¨ª que pens¨¦ que pod¨ªamos divertirnos un poco las tres".Resulta dif¨ªcil concebir a una persona tan llena de glamour como Melanie Griffith ejerciendo las funciones de madre, pero no m¨¢s dif¨ªcil que verla actuar en su ¨²ltimo papel para el cine, en Another day in paradise (Otro d¨ªa en el para¨ªso), que se estrena el pr¨®ximo viernes 22 en Estados Unidos. En ella, Melanie Griffith interpreta a una mujer llamada Sid, una heroin¨®mana dispuesta a enfrentarse a sus problemas con una escopeta de calibre 12. Ella y su novio, que es un delincuente de medio pelo interpretado por el actor James Woods, arrastran a otra pareja de inadaptados -un adolescente huido y su novia (interpretados por Vincent Kartheiser y Natasha Gregson Wagner)- a una serie de estafas que se convierten en una espiral de violencia asombrosa.
Para la actriz su pasado, marcado por problemas con la adicci¨®n a las drogas y al alcohol (unos problemas que ya fueron puntualmente aireados) no ha hecho m¨¢s f¨¢cil su interpretaci¨®n. "En los a?os setenta us¨¦ drogas", reconoce Melanie Griffith con naturalidad. "Pero nunca tuve el tipo de vida que se refleja en esta pel¨ªcula. Todos le daban a la coca¨ªna, pero jam¨¢s me acerqu¨¦ a la hero¨ªna. Nunca tuve una adicci¨®n como la de Sid, mi personaje". "No obstante", a?ade la actriz, "todav¨ªa recuerdo algunas noches desenfrenadas. Supongo que lo que m¨¢s me importaba era la esperanza, al acostarme, de que a la ma?ana siguiente me despertar¨ªa con nuevas ganas de vivir. Porque, en muchas ocasiones, ni siquiera me preocupaba despertarme. Me cost¨® superar aquello".
Para preparar su personaje, Melanie Griffith ha buscado drogadictos y se ha movido entre ellos: "Quer¨ªa ver de cerca c¨®mo se comportan los que consumen hero¨ªna", explica. "Muchos act¨²an con bastante normalidad; no se nota que la usan, pese a que les est¨¢ destruyendo. Eso me ayud¨® a dar cierta profundidad a mi personaje, a no dejarlo convertido en un mero clis¨¦".
Hay un momento en la pel¨ªcula, quiz¨¢ el m¨¢s perturbador, en el que Sid se inyecta una jeringuilla con hero¨ªna en el cuello."No estaba en el gui¨®n", dice la actriz. "Pero conoc¨ª a un yonqui que me cont¨® que lo hac¨ªa porque el cuello era el ¨²nico sitio en el que pod¨ªa encontrar una vena en condiciones".
"Por lo menos no fue doloroso", a?ade, "porque la jeringuilla ten¨ªa una aguja retr¨¢ctil y no me hizo ni una se?al en la piel. Nunca ser¨ªa capaz de meterme una aguja en mi propia piel".
Melanie Griffith acept¨® el papel a instancias de James Woods, que tambi¨¦n tiene un pasado marcado por la adicci¨®n a las drogas y que es coproductor de la pel¨ªcula. El director es Larry Clark -cuyo filme anterior fue el controvertido Kids-, y la historia est¨¢ adaptada de una conocida novela escrita por un antiguo preso, Eddie Little. "Jimmy me llam¨® y dijo: "Tienes que hacer esta maldita pel¨ªcula, te env¨ªo el gui¨®n, tienes que leerlo inmediatamente y decirme lo que piensas de ¨¦l", recuerda la actriz. "As¨ª que lo le¨ª, y comprend¨ª que ten¨ªa raz¨®n. Sab¨ªa que iba a ser un reto, pero vi que el gui¨®n era magn¨ªfico".
Durante el rodaje surgieron rumores de enfrentamientos airados entre James Woods y Larry Clark; y este ¨²ltimo, tras un altercado con el coproductor Stephen Chin en el estreno del filme, anunci¨® que iba a internarse en un centro para toxic¨®manos especializado en reca¨ªdas.
Al preguntarle a Melanie Griffith sobre el ambiente que hab¨ªa en el rodaje, se encoge de hombros: "No es que el rodaje fuera precisamente divertido. Era muy duro, y ten¨ªamos poco presupuesto. Es una historia seria, y no se puede decir que todo el mundo se riera sin parar; fue arduo y dif¨ªcil. Hab¨ªa que entregarse por completo".
El mejor momento del d¨ªa, afirma la actriz, era la hora de dejar a un lado su personaje, que tanto esfuerzo emocional le supon¨ªa, e irse a casa a estar con sus hijos. "Me da gran tranquilidad saber que mis hijos no van a aceptar nunca que me lleve el trabajo a casa", dice mientras sonr¨ªe. "Era estupendo volver a ser mam¨¢, darles la cena, prepararles el ba?o y ayudarles con los deberes". La familia de Melanie Griffith es m¨¢s complicada de lo normal; la forman su hijo Alexander, cuyo padre es el actor Steven Bauer; su hija Dakota, hija de Don Johnson -con el que Griffith estuvo casada en dos ocasiones, cuando era una adolescente y a los treinya a?os- y Jesse, el hijo que Johnson tuvo con la actriz Patti d"Arbanville. Para redondear la cuenta est¨¢ Stella, la hija de Melanie Griffith y Antonio Banderas.
"Mis hijos no paran durante las vacaciones", reconoce. "Antonio y yo nos hemos llevado a Stella a Espa?a. Alexander y Dakota fueron con Don a esquiar en Aspen y a Jamaica".
"No estoy educando a mis hijos como me educaron a m¨ª", afirma laffith, hija de la bell¨ªsima protagonista de Los p¨¢jaros, Tippi Hedren. "Mi madre es estupenda, la quiero much¨ªsimo, pero me fui de casa con s¨®lo 14 a?os. Todo lo que me interesaba era enamorarme y tener mis propios hijos. Y mi madre no pudo hacer gran cosa por evitarlo. Yo era muy cabezota. Pero no quiero que les ocurra eso a mis hijos, que se independicen tan j¨®venes". Aunque disfruta mucho siendo madre, Melanie Griffith est¨¢ igualmente decidida a ser una buena esposa para Banderas. "Nunca he conocido a nadie como ¨¦l", asegura. "Antonio es muy inteligente, y sabe mucho de cosas, como literatura y m¨²sica, y, sin embargo, es incre¨ªblemente humilde. Adem¨¢s, es un padre incre¨ªble, no s¨®lo con Stella, sino con todos mis hijos".
"Y qu¨¦ guapo es", contin¨²a con gesto travieso. "Es muy rom¨¢ntico, como yo, quiz¨¢ porque los dos somos Leo y porque estamos de vuelta de varias cosas. Para m¨ª es verdaderamente prioritario mantener el esp¨ªritu rom¨¢ntico en nuestra relaci¨®n. Y Antonio tambi¨¦n se preocupa de hacerlo. Recuerdo c¨®mo se me declar¨® en una playa de Carolina del Norte, al atardecer. Se puso de rodillas y me pidi¨® que me casara con ¨¦l. Fue precioso".
La pareja ha terminado recientemente de rodar Crazy in Alabama, en la que Banderas dirige a su mujer y a dos de sus hijos, que hacen breves apariciones. "Se trata de una comedia negra, situada en los a?os sesenta", mueve la cabeza mientras intenta describirla. "Es la historia de una mujer con siete hijos, que ha vivido maltratada por su marido, hasta que no aguanta m¨¢s. Pone veneno para ratas en su caf¨¦, le corta la cabeza con un cuchillo el¨¦ctrico, la guarda en un recipiente de tupperware, y se dirige a Hollywood para intentar conseguir un papel en la serie Embrujada. Pero detr¨¢s del humor hay una postura muy en¨¦rgica a favor de las mujeres que se liberan de relaciones abusivas".
Y otro papel poco convencional, por no decir m¨¢s, para alguien que en otro tiempo interpretaba a ingenuas, como la que le permiti¨® ser selecciona da para el Oscar en Working girl (Armas de mujer, 1988), pero cuyos ¨²ltimos papeles han sido muy distintos: v¨¦ase la drogadicta de Paradise o la chillona Charlotte Haze de Lolita (1996).
"Tengo 41 a?os", declara, "y no puedo pretender continuar haciendo de ingenua. Adem¨¢s, no es tan divertido. No creo que vaya a seguir interpretando a drogadictas, pero s¨ª voy a buscar papeles interesantes, y no me importa que est¨¦n en pel¨ªculas independientes y de bajo presupuesto, siempre que me permitan hacer algo distinto".
"Algunas personas me han dicho que fui muy valiente al aceptar el papel de toxic¨®mana", a?ade. "No lo pens¨¦ as¨ª, en absoluto. S¨®lo vi que era un reto maravilloso. Y eso es lo que busco en mi vida".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.