Annette Messager revela el horror cotidiano
La artista francesa presenta en el palacio de Vel¨¢zquez sus inquietantes instalaciones sobre mitos intimistas.
Cuando Annette Messager decidi¨® dedicarse al arte dividi¨® su apartamento parisiense en dos habitaciones. Una para vivir y una para crear. En la segunda se acumulan todo tipo de restos de objetos dom¨¦sticos, de papeles y revistas, de telas, juguetes, ropa, l¨¢pices, platos y fragmentos que el naufragio urbano arroja a los rincones, a los desvanes. Con esos modestos materiales, Messager ha sido capaz de revelarnos algunos de los m¨¢s perturbadores aspectos del horror cotidiano. A partir de ellos, Messager es capaz de convertir un inocente cuento de hadas en un episodio de espanto."Son mis peque?as cosas de casa. Objetos insignificantes que entran en un di¨¢logo entre ellos y cuentan su historia", dice la artista francesa. "Juego mucho con tejidos y retales, con im¨¢genes de trozos del cuerpo que a veces resultan violentas; los colores de los materiales tambi¨¦n cuentan, porque a veces los tonos pasteles afilan un mensaje como si fueran cuchillos", explica.
Annette Messager, coleccionista; Annette Messager, artista; Annette Messager, mujer pr¨¢ctica; Annette Messager, tramposa son algunos de los personajes, los ¨¢lter egos en los que ella misma se rompe y clasifica. "Hacer arte es tomar posesi¨®n de una vida que no se llega a vivir", dice. Su faceta de coleccionista recoge inquietudes ¨ªntimas, como las que refleja en la serie Hombres que me gustan y hombres que no me gustan. Recorta, pega, recompone y tergiversa a su manera las im¨¢genes de revistas y peri¨®dicos.
Tambi¨¦n utiliza mu?ecos de peluche que "vivisecciona" y despanzurra; mullidas formas sembradas de amenazadoras puntas de l¨¢pices de colores; peque?os animales disecados a los que enmascara o cubre con ropitas tejidas por ella. "Los peluches descosidos y abiertos en canal son seres monstruosos, de alguna manera recuerdan tambi¨¦n a los abrigos de piel hechos con los cad¨¢veres de animales", reflexiona. "Hay algo de monstruoso en la vida cotidiana, como cuando pisas un zapato en la oscuridad. Son peque?as agresiones y sucesos desdichados que nos marcan con su misterio".
Para esta mujer t¨ªmida y atractiva, fina y secreta, su propuesta art¨ªstica es "una conjura de lo cotidiano". La exposici¨®n que se presenta en el palacio de Vel¨¢zquez hasta el 3 de mayo, en el parque del Retiro madrile?o, se titula La procesi¨®n va por dentro y re¨²ne por primera vez en Espa?a una amplia selecci¨®n de la obra de Annette Messager (Berck, 1943) realizada a lo largo de tres d¨¦cadas. Cerca de cincuenta piezas se suceden en un laber¨ªntico recorrido.
El espectador se siente atra¨ªdo y a la vez intimidado por la instalaci¨®n de las obras. Pero la artista le propone atravesarlas y vivir la experiencia. Un cementerio de peluches en alegres tonos infantiles, una sala en penumbra con multitud de elementos que cuelgan del techo en medio de una mara?a de largos hilos de lana o un bosque de animalillos empalados no dejan indiferente al visitante.
Entre los elementos de su lenguaje pl¨¢stico, los animales disecados tienen un papel importante. Messager traza un paralelismo entre la taxidermia y la fotograf¨ªa. "Los animales disecados viven una existencia detenida, como las fotograf¨ªas", afirma. "Se intenta darles un gesto viviente, pero est¨¢n m¨¢s muertos que nadie, como las momias que se conservan de Lenin y de Evita Per¨®n".
Messager opone al arte tradicional una actitud de "mujer dedicada a sus labores". Desde el principio de su carrera reivindic¨® el papel de artista devaluada que utiliza s¨®lo materiales familiares, de desecho, sin ninguna t¨¦cnica. Como John Baldessari o Christian Boltanski, se plantea una manera distinta de hacer arte dotando a sus instalaciones de una intencionalidad provocada por la conjunci¨®n de elementos dispares.
El intenso perfume femenino de su obra no emana de una actitud reivindicativa, es s¨®lo el reflejo de ese microcosmos en el que ella se siente due?a y manipuladora. Pese a la humildad de su actitud ante la creaci¨®n, Messager es una de las artistas francesas m¨¢s internacionales. Ayer, en la presentaci¨®n de su muestra en Madrid, excus¨® dar una explicaci¨®n de su trabajo diciendo que ella s¨®lo se dedica a "hacer tonter¨ªas como ¨¦stas", pese a que su obra ha sido expuesta en los m¨¢s importantes museos europeos.
Ara?a casera
Messager tiene el esp¨ªritu de una peque?a ara?a casera. Es inofensiva, pero sus entramados tienen la virtud de vestirlo todo de un aire inquietante. El mundo infantil y la extra?a magia de los cuentos de hadas tambi¨¦n extienden su luz y su sombra en la obra de esta artista. Como en los relatos infantiles en los que la vida id¨ªlica y perfecta de un pr¨ªncipe se ve de pronto amenazada por incre¨ªbles peligros, Messager propone paisajes de formas enredadas y fotos de ni?os con gestos grotescos. "El horror es un sentimiento muy importante en la infancia", afirma. "Es una de las formas en las que comprenden las contradicciones del mundo".Sin embargo, a esta mujer lo que le asusta es lo que sucede fuera de su habitaci¨®n. "Vivimos en un mundo en que cosas como lo virtual y la clonaci¨®n se normalizan. Por eso, la gente busca el aspecto religioso de las cosas. Por eso ponen su ilusi¨®n en la utop¨ªa religiosa y en el arte".
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