Maruja S¨¢nchez
Los trabajadores del Estudio 2 de TVV est¨¢n enfadados, y con raz¨®n. La empresa se propone imponerles un horario partido de ma?ana y tarde cuando el convenio colectivo ¨²nicamente prev¨¦ una jornada partida por semana. Los trabajadores consideran que este cambio unilateral del pacto es una cacicada. Es evidente que la empresa comete un abuso que ha de sumarse a la imprevisi¨®n o frivolidad con que negoci¨® el aludido convenio. Debi¨® negociar y defender la jornada partida si eso era lo que conven¨ªa a los intereses del ente p¨²blico. Ahora es tarde para volver sobre sus decisiones y quitar imperativamente lo que se concedi¨®. Sin embargo, y a la par que se denuncian tales cacicadas, ser¨ªa meritorio que los trabajadores de TVV analizasen, siquiera por una vez, la eficiencia de esa multitudinaria plantilla, se?alando las causas de los bajos rendimientos y de la hipertrofia de las n¨®minas. Si ellos no espabilan les reventar¨¢ el tinglado. Est¨¢ calculado.Ex concejala de Benidorm y afamada tr¨¢nsfuga, ha vuelto a ser noticia por sus llamativas inversiones en tierras y trapicheos financieros. Sus antiguos y chasqueados compa?eros, los socialistas, se hacen cruces ante tan opulento despliegue econ¨®mico. Ignoran que, a falta de otras credenciales, la dama, que fue una cruz para el PSOE y para la decencia pol¨ªtica, debe practicar la virtud del ahorro. Qu¨¦ horror de se?ora, y que bald¨®n para el PP, al margen de que el alcalde de la citada villa tur¨ªstica, Vicente P¨¦rez Devesa, la tenga por singular pitonisa electoral. ? Josep Gar¨¦s, diputado a Cortes por el PSPV, ha decidido pasar al Grupo Mixto. Culmina tristemente una dilatada y esforzada carrera pol¨ªtica. No parece el suyo un gesto plausible, pero tampoco lo ha sido el despiadado y disparatado juicio con que se han descolgado algunos de sus compa?eros. Los quinquenios y las cicatrices merecen m¨¢s respeto.?
Vuelve Sorolla
Es conmovedora la capacidad de convocatoria que conserva Sorolla entre el p¨²blico valenciano. Quiz¨¢ porque, al margen de ciertos nexos afectivos que decantan la identificaci¨®n de nuestra idiosincrasia con sus lienzos, cada d¨ªa conocemos mejor su nutrida obra. Varias muestras recientes de la misma as¨ª lo confirman. Lo conocemos mejor y nos sorprende, digo del p¨²blico an¨®nimo, en el que me inscribo. As¨ª se constat¨® de nuevo el jueves pasado en la muestra que se exhibe en el Museo de Bellas Artes. Se trata de los cuadros que pint¨® para la Hispanic Society y que ¨¦sta posee. Era, adem¨¢s, la primera vez que se exhib¨ªan en Valencia, circunstancia que contribu¨ªa a suscitar el inter¨¦s. Pero, ?tanto como para provocar tan multitudinaria concurrencia? ?A qu¨¦ ins¨®litos extremos han llegado la curiosidad y la cultura pl¨¢stica de los valencianos? Es posible que Sorolla lo justifique, pero el fen¨®meno y este trance se explican mucho mejor por la presencia del presidente Zaplana y del financiero Emilio Bot¨ªn, que fue la figura m¨¢s mirada. Oh, era ¨¦l.
Julio de Espa?a
Presidente de la Diputaci¨®n de Alicante, ha gastado en dos a?os 11 millones de pesetas en entradas de toros, adem¨¢s de subvencionar a los toreros noveles. No es el ¨²nico mandam¨¢s que coadyuva econ¨®micamente el arte de c¨²chares, pues del mismo delirio participan sus colegas de Valencia y Castell¨®n. Lo parad¨®jico es que justifique el dispendio alegando que la fiesta pertenece a la cultura alicantina. Un intelectual, vaya. ? Ximo Lara, funcionario de la Consejer¨ªa de Cultura, ha dise?ado y montado la exposici¨®n La llum de les imatges que se exhibe con notorio ¨¦xito en la catedral de Valencia. Aunque las medallas se las cuelguen los pol¨ªticos, y algunos con m¨¢s que dudoso m¨¦rito, justo es que destaquemos el trabajo de quienes han puesto con discreci¨®n y acierto el talento. ? Vicenta Lloris, ex presidenta del Mercado Central, nos ha salido por peteneras y pide que se concluya la reforma del Campo de Mestalla. ?Y despu¨¦s de esta pu?alada a los vecinos del estadio espera ser concejala con el PSPV?En el campo valenciano no hay alegr¨ªa. Podr¨ªa pensarse que agobian las heladas de estos d¨ªas, o la sequ¨ªa que ya da?a algunas comarcas del interior sin que se le vea soluci¨®n a la prolongada precariedad h¨ªdrica. Pero estas calamidades son gajes del oficio y el agricultor las aguanta resignadamente. Lo que no aguanta es esa suerte de granizada que se urde en Bruselas -con la t¨¢cita complicidad de Madrid- y que supone la disminuci¨®n o pr¨¢ctica eliminaci¨®n de las ayudas econ¨®micas para la modernizaci¨®n del sector. Es la llamada Agenda 2.000, preludio de otras asechanzas que la Organizaci¨®n Mundial de Comercio postula contra la producci¨®n agraria. Cierto es que un d¨ªa u otro habr¨¢n de acabarse estas subvenciones, pues los pa¨ªses ricos de la Uni¨®n Europea se cansar¨¢n de pagar y tampoco hay raz¨®n para ponerle una ortopedia indefinida a la ineficacia. Pero en lo que concierne al Pa¨ªs Valenciano no se considera justo que haya llegado ese d¨ªa ni, mucho menos, que fuera in¨²til el dinero invertido por Europa y por los propios agricultores en la mejora de nuestras explotaciones. En punto a lo primero, conviene recordar que, en tanto fuimos pa¨ªs tercero y candidato a la plena integraci¨®n en el Mercado Com¨²n, contribuimos al sostenimiento y expansi¨®n de las agriculturas comunitarias mediante el pago de tasas y aranceles. Despu¨¦s, cuando nos convertimos en miembros de pleno derecho, descubrimos que el campo hab¨ªa sido moneda de cambio para beneficiar otros cap¨ªtulos econ¨®micos. Ya entonces hicimos un mal negocio. Los negociadores y nosotros, a fuerza de docilidad. En lo referente a la eficiencia viene a cuenteo recordar, por m¨¢s que sean sobradamente conocidos, algunos rasgos de nuestro pretendido potencial agr¨ªcola. El agudo minifundismo sigue siendo el m¨¢s caracter¨ªstico, pero no le van a la zaga la acentuada desprofesionalizaci¨®n de los cultivadores, el envejecimiento de la poblaci¨®n rural, la mentada escasez de agua, el m¨¢s que perfectible dispositivo comercial, no pocas instalaciones obsoletas y, en suma, las bajas rentas que son el corolario l¨®gico de estas fallas. No obstante, y por razones que lindan con el prodigio, seguimos siendo competitivos y temidos, tanto como reiteradamente discriminados con respecto a las agriculturas continentales. La obsesi¨®n por la tierra, una larga tradici¨®n cultural, el ¨®ptimo aprovechamiento de nuestra ventaja geogr¨¢fica y las inversiones estimuladas a la par por la necesidad y los est¨ªmulos comunitarios tienen mucho que ver con esa persistencia en la vanguardia productiva y comercial. Sin embargo, de consumarse los pron¨®sticos de la Agenda 2.000 y el desarme comercial que se avizora frente a la competencia agraria extracomunitaria, podr¨¢n valer de poca cosa todas esas habilidades. La agricultura valenciana est¨¢ lejos de poderse equiparar con sus vecinas, la francesa e italiana, espec¨ªficamente, tantos a?os beneficiarias de la solidaridad ajena. De ah¨ª la apremiante necesidad de no interrumpir las inversiones y de acometer los debidos cambios estructurales, que las autoridades comunitarias parecen dar por culminados, o de los que, en cualquier caso, quiere desentenderse. Para frenar o desactivar el "agendazo" se han movilizado las organizaciones agrarias valencianas y todas las damnificadas de la UE. El pr¨®ximo d¨ªa 22 acudir¨¢n a Bruselas para manifestar p¨²blicamente su disgusto, pues pocos recursos m¨¢s tienen a su alcance. En sinton¨ªa con este despliegue, nuestros representantes, de una u otra tonalidad pol¨ªtica, habr¨¢n de atender el frente madrile?o y tambi¨¦n el auton¨®mico, pues ambos deben implicarse en esta batalla para que la ministra Loyola de Palacio se sienta respaldada frente a los tecn¨®cratas tanto como frente a sus colegas de gabinete, y muy singularmente frente al titular de Exteriores, predispuesto habitualmente a que el campo -el olivo, la vid, las hortalizas pague los gastos de sus componendas diplom¨¢ticas europeas. Y puestos a apretarle las tuercas a Madrid, aver¨ªg¨¹ese por qu¨¦ demonios no se han exigido responsabilidades por la franqu¨ªa para importar c¨ªtricos de Sur¨¢frica, cuando ¨¦ste era un ep¨ªgrafe innegociable. Aunque lo m¨¢s probable es que ni siquiera hos hagan caso. El poder valenciano no es, precisamente, el de los Tercios de Flandes y la ministra no se asemeja mucho al Duque de Alba. Tampoco la agricultura tiene la temperatura pol¨ªtica de otrora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Joaqu¨ªn Sorolla
- Maruja S¨¢nchez
- Transfuguismo
- Diputaci¨®n Provincial Alicante
- Opini¨®n
- Canal 9
- Las claves de la semana
- El Pa¨ªs
- Pintura
- Artes pl¨¢sticas
- Prisa Noticias
- Comunidad Valenciana
- Grupo Prisa
- Prensa
- Comunidades aut¨®nomas
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Grupo comunicaci¨®n
- Televisi¨®n
- Medios comunicaci¨®n
- Empresas
- Comunicaci¨®n
- Pol¨ªtica
- Econom¨ªa
- Administraci¨®n p¨²blica