Los dos heridos graves contin¨²an ingresados en la UCI

Las dos personas que sufrieron las heridas m¨¢s graves por la explosi¨®n de Usera continuaban ayer ingresadas en las unidades de cuidados intensivos del hospital de Getafe y del Cl¨ªnico. "A mi marido le cay¨® el techo encima y le aplast¨® una pared. Qued¨® atrapado entre los escombros". As¨ª explic¨® ayer la mujer de Jos¨¦ Antonio Corral Casado, de 27 a?os, uno de los dos heridos graves que caus¨® la explosi¨®n de gas natural de Usera, ocurrido en su vivienda. Jos¨¦ Antonio permanec¨ªa bajo observaci¨®n en una cama de la unidad de cuidados intensivos del hospital Universitario de Getafe.A Corral Casado, la explosi¨®n le cogi¨® en la cocina, recogiendo los platos de la comida. Sufri¨® traumatismos graves en la cabeza y en el t¨®rax, ¨¦ste por aplastamiento. "A¨²n est¨¢ entubado en la cama de la UCI", se?al¨® ayer su padre. La vida de su hijo no corre peligro.

Felipe Cabrera, de 35 a?os, el otro herido grave, estaba en casa de casualidad la tarde de la explosi¨®n. Empleado como vigilante en una empresa de seguridad privada, ten¨ªa turno el domingo. "Pero cogi¨® una fuerte gripe y prefiri¨® quedarse en casa para cur¨¢rsela bien", explic¨® ayer su hermana Silvia, de 30 a?os. Todav¨ªa no ha podido hablar con su hermano: "Est¨¢ sedado desde el domingo", explica Silvia.

Cabrera sufri¨® quemaduras de segundo y tercer grado en el 10% de su cuerpo. La explosi¨®n le quem¨® la cara, los brazos y el pecho. Ayer permanec¨ªa ingresado en la unidad de quemados del hospital Universitario de Getafe.

"Una bola de polvo"

Cabrera tiene de vecinos a una familia con su mismo apellido, pero sin parentesco alguno. Sus cuatro miembros tambien sufrieron de cerca la explosi¨®n, pero corrieron mejor suerte. Aunque su domicilio result¨® de los m¨¢s da?ados, ninguno de los inquilinos sufri¨® heridas. "Est¨¢bamos mi mujer, mi hija y yo sentados en la mesa del comedor viendo el programa Caiga quien caiga. De repente son¨® un estallido terrible y la habitaci¨®n se convirti¨® en una bola de polvo. Casi me caigo de la silla. Cuando la polvareda se despej¨® un poco, me di cuenta de que la pared del sal¨®n hab¨ªa desaparecido y se ve¨ªa la calle", explic¨® ?ngel Cabrera, el padre de familia.

Su hijo, que tambi¨¦n se llama ?ngel, prefiri¨® leer un libro a ver la televisi¨®n. La explosi¨®n le cogi¨® sentado en su escritorio leyendo El resplandor, de Stephen King, cuando "todo se qued¨® a oscuras". "De repente", recuerda, "me encontr¨¦ tirado contra el armario y con un tabique encima. Logr¨¦ salir de entre los cascotes y por suerte no me pas¨® nada", explic¨® ?ngel, de 17 a?os.