Cascos y los reinos de taifas
El PP precis¨® 13 a?os de larga espera, la desuni¨®n del PSOE e IU -que volvieron a sumar la mayor¨ªa en las elecciones de 1995- y el efecto arrastre de la tendencia de crecimiento electoral de los populares en toda Espa?a para llegar por vez primera al Gobierno del Principado, un basti¨®n hist¨®rico y emblem¨¢tico de la izquierda. Pero fueron suficientes tres a?os de ejercicio del poder para que se enzarzara en una lucha intestina, sin precedentes en la historia democr¨¢tica regional y que, lejos de circunscribirse al estricto ¨¢mbito de la discusi¨®n interna del partido, fue trasladada por sus protagonistas a las instituciones con la rudeza propia que s¨®lo cabe en una pelea de familia.La moci¨®n de censura ahora anunciada por el PP, demorada desde que hace ocho meses la direcci¨®n expuls¨® de su grupo parlamentario, expedient¨® y suspendi¨® de militancia a Sergio Marqu¨¦s y todos los miembros de su Gobierno, constituye un paso m¨¢s en la escalada de lo que ha sido, en definitiva, un puro pulso de poder entre Marqu¨¦s y el verdadero dirigente en la sombra de los populares asturianos: su antiguo amigo Francisco ?lvarez Cascos, vicepresidente primero del Gobierno central y durante diez a?os, hasta el pasado 30 de enero, secretario general del PP. Pero hay muchos m¨¢s protagonistas. La crisis del PP, de cuya primera manifestaci¨®n p¨²blica se cumpli¨® precisamente ayer el primer aniversario, es un conflicto poli¨¦drico que no responde a una sola gran causa, ¨²nica y aislable, sino a una suma gradual de m¨²ltiples y muy heterog¨¦neos factores que confluyeron en el estallido.
La disputa de los populares es la historia de un desencuentro gradual, acumulativo, del que participan muchos dirigentes locales y regionales y cuya eclosi¨®n,en junio pasado de forma ya visceral, puso de manifiesto una estructura de partido que no hab¨ªa superado a¨²n el estadio de los reinos de taifas y los poderes cantonales. La influencia sobre Alvarez Cascos de dirigentes como el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo; el peso de la agrupaci¨®n local de Gij¨®n, representada por la diputada Mercedes Fern¨¢ndez, con hilo directo con Cascos; el temor de la direcci¨®n regional, encarnada por el senador Isidro Fern¨¢ndez Rozada, que no controlaba Oviedo, ni Gij¨®n, ni finalmente el Gobierno regional, a una postergaci¨®n gradual..., fueron elementos que coadyuvaron a la ruptura al converger todos ellos en una alianza coyuntural contra Marqu¨¦s, temerosos de que la permanencia de ¨¦ste en el cargo y la favorable tendencia electoral del PP en el pa¨ªs lo consolidara como nuevo l¨ªder territorial a escasos meses del pr¨®ximo congreso regional, previsto para este oto?o. Marqu¨¦s trat¨® de emanciparse ejerciendo con autonom¨ªa las responsabilidades de Gobierno y sin supeditarse a los poderes locales del partido y acab¨® enfrentado a Cascos, amigo suyo desde la juventud, en una pugna por la capitalizaci¨®n pol¨ªtica de las inversiones p¨²blicas y la rentabilizaci¨®n electoral de las obras del PP y a¨²n por el protagonismo personal disput¨¢ndose la presidencia de actos oficiales. Todav¨ªa hoy Cascos viaja a Asturias con delegaci¨®n del presidente del Gobierno para imponer su primac¨ªa protocolaria sobre el presidente de la comunidad en una zona percibida en el PP como feudo pol¨ªtico del vicepresidente primero.
El ¨²ltimo cruce de acusaciones entre casquistas y marquesistas ha dejado entrever adem¨¢s posibles disensiones por el apoyo a unas u otras empresas constructoras en las adjudicaciones de obras p¨²blicas como otro de los factores determinantes en una pelea que tiene tambi¨¦n explicaciones psicol¨®gicas: la colisi¨®n de dos caracteres an¨¢logos y un desencuentro privado de matrimonios.
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