Sarcasmo y melancol¨ªa
Hay un momento terrible en el que la misma noticia, y nunca la misma, te llega a trav¨¦s de una voz amiga; de pronto, la vida se interrumpe y est¨¢s solo y sin muros en una habitaci¨®n que ya no te protege. Como si alguna vez lo hubiera hecho.Nos ha dejado Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo, y no es s¨®lo desolador porque es una ausencia que nos desahucia todav¨ªa m¨¢s. Que la muerte haya de ser un compromiso para escribir s¨®lo verifica que escribir, de todas maneras, no se resigna a la muerte.
Y no te resignas, como no lo hace la poes¨ªa m¨¢s vitalista de aquellos amigos que en los a?os cincuenta aplicaron a Barcelona su pulso riguroso y cr¨ªtico, la iron¨ªa sobre ellos mismos y el ritmo exultante tambi¨¦n de habitar una ciudad donde el poema circula tan intenso como diferencialmente convivencial en catal¨¢n y en castellano. Jos¨¦ Agust¨ªn, ant¨®logo y comentador de tantos poetas de aqu¨ª y de all¨ª, comprensivo y avizorador desde lo inmediato a lo lejano. Tan amigo de Joan Vinyoli, de Joan Oliver, tan sentimental que sab¨ªa tender un puente a lo complejo: a Jos¨¦ Lezama Lima, a Jorge Luis Borges, a tantos poetas argentinos desaparecidos por los milicos.
La ciudad lo es ahora tambi¨¦n de la memoria, en su memoria nuestra, tan viva; y temblorosa. Con el latido a¨²n pr¨®ximo, y en sus palabras cercano siempre, de la libertad. Qui¨¦n no recuerda recitales de Jos¨¦ Agust¨ªn con Paco Ib¨¢?ez, y c¨®mo resuenan las canciones en la voz del gran amigo, las palabras a Julia.
La libertad ha de ser precisamente el emblema, el abrazo posible en el m¨¢s ac¨¢ de las palabras y trascendente a ellas, de estas l¨ªneas. La libertad recorre su poes¨ªa entera, y hasta la eleg¨ªa a su madre es un conjuro y una apuesta por la libertad.
Siempre vinculo uno de sus poemas aparentemente m¨¢s l¨²dicos, Sobre la temporada en Barcelona, con lo m¨¢s significativo de su producci¨®n. Pues ah¨ª desgrana, junto a la autoiron¨ªa y sarcasmos ante el ritual cotidiano, esa melancol¨ªa soterrada de quien est¨¢ anhelando un aire m¨¢s despejado y sabe delatar el cariz oficinesco y resignado que parece a menudo adoptar la vida. En un recorrido po¨¦tico que por la ciudad delineamos Gabriel Planella y quien escribe, elegimos Exposici¨®n en el Palacio de la Virreina como cierre del itinerario. Ah¨ª, en las l¨ªneas finales, Jos¨¦ Agust¨ªn a¨²n dice: Un mundo existe/ inm¨®vil en el patio/ de arcos de sombra y flores/ aqu¨ª ante m¨ª en Las Ramblas/ con su bullicio como mar de fondo./ Inm¨®vil pero vivo/ por voluntad del hombre/ que lo supo crear.
Ese mundo, nunca inm¨®vil en sus versos, sigue y permanecer¨¢ con nosotros y los nuestros, m¨¢s all¨¢ de nosotros. Y la vida alrededor, que se va y se queda en su presente inasible, ser¨¢ m¨¢s intensa y digna gracias al poeta, a las palabras de quien tanto am¨® a Barcelona y a sus gentes.
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