"El fallo de los lores coloca a Pinochet m¨¢s cerca de Chile que de Espa?a"
Pinochet quedar¨¢ en sus manos si regresa a Chile. ?l ser¨¢ el encargado de instruir la causa, juzgar al procesado y dictar sentencia. El reto profesional es incuestionable, pero el juez Juan Guzm¨¢n Tapia, de 60 a?os, hombre de bajo perfil, confiesa que su vida ha experimentado un giro de 180 grados desde que asumi¨® el papel de investigar las alcantarillas del r¨¦gimen militar de Pinochet.En la Segunda Sala de Apelaciones, la oficina de Juan Guzm¨¢n suele permanecer con la luz encendida. En su interior, el juez revisa estos d¨ªas toda la jurisprudencia que tenga alguna relevancia en el caso Pinochet, y ha estudiado a fondo las legislaciones brit¨¢nica y espa?ola. "Antes, los fines de semana me iba de Santiago con mi familia. Ahora ya ve".
Temeroso de dar opiniones, lo primero que muestra es una carta que le ha enviado el presidente de la Corte Suprema en la que le recuerda la inconveniencia de efectuar declaraciones. "El fallo de los jueces lores coloca a Pinochet m¨¢s cerca de Chile que de Espa?a", estima este juez chileno que instruye las 20 querellas criminales contra el exdictador que han sido admitidas a tr¨¢mite hasta la fecha.
Sin decirlo abiertamente, el magistrado comparte la opini¨®n de aquellos juristas que consideran que entre ser juzgado en igualdad de condiciones en Espa?a, el Reino Unido o Chile, el futuro de Pinochet ser¨ªa m¨¢s negro en su pa¨ªs, ya que aqu¨ª no habr¨ªa l¨ªmites de tiempo, por lo que har¨ªa frente a cargos mucho m¨¢s graves por los cr¨ªmenes cometidos por las fuerzas militares y policiales antes de 1988, a?o a partir del cual los lores le han negado inmunidad. Pero en Chile hay serios obst¨¢culos para llevar al exdictador ante los tribunales. Y no por falta de honestidad de jueces como Guzm¨¢n, sino por las ataduras antidemocr¨¢ticas que dej¨® el r¨¦gimen militar antes de entregar el poder. La ley de amnist¨ªa, que cubre los delitos cometidos entre el 11 de septiembre de 1977 y el 10 de marzo de 1978 -per¨ªodo de las mayores violaciones de derechos humanos- o la preponderancia de la justicia militar sobre la civil para juzgar a Pinochet, son algunos de las barreras que tendr¨ªa que sortear Guzm¨¢n.
El juez tiene pocas dudas de que el ministro brit¨¢nico del Interior, Jack Straw, revisar¨¢ su anterior decisi¨®n pero acabar¨¢ dando la luz verde para que el proceso de extradici¨®n a Espa?a siga adelante. Y califica de "puras especulaciones sin fundamento" las versiones que han apuntado la posibilidad de un viaje suyo a Londres para interrogar a Pinochet.
Guzm¨¢n reconoce que tras el fallo de los lores, el juez Garz¨®n tiene competencia para someter a juicio a Pinochet por los delitos acotados despu¨¦s de 1988. En Chile, a?ade, podr¨ªa ser juzgado en base al art¨ªculo 274 del C¨®digo Penal, en concreto los apartados que se refiere a "que est¨¦ justificada la existencia del delito" y a la existencia de "presunciones fundadas de que ha tenido participaci¨®n en el delito". Queda, sin embargo, un requisito fundamental que impide a Guzm¨¢n avanzar hacia el dictamen de un auto de procesamiento contra Pinochet: no le ha interrogado. ?ste es un elemento de gran importancia para el juez, que se declara partidario de la declaraci¨®n verbal y no por oficio, porque la primera permite "percibir una cantidad de cosas que jam¨¢s podr¨ªan detectarse a trav¨¦s de un oficio" y porque esta ¨²ltima suele ser redactada por el abogado defensor.
Desde que acept¨® a tr¨¢mite la primera de las 20 querellas que instruye contra Pinochet, el juez Guzm¨¢n ha practicado entre 200 y 300 diligencias. Hay delitos de gran envergadura, asegura, con elevadas cifras de v¨ªctimas, como la caravana de la muerte, en la que fueron fusilados 72 opositores en octubre de 1973 o la existencia probada de un b¨²nker en la Colonia Dignidad, que estuvo en funcionamiento como centro clandestino de detenci¨®n entre los a?os 1973 y 1975.
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