"Adapto mis historias al paisaje"
Eric Rohmer lleva a?os trabajando con la regularidad de un metr¨®nomo. Ahora, con Conte d'automne (Cuento de oto?o, 1998), ha acabado su serie de cuentos estacionales como antes liquid¨® otra de "comedias y proverbios" despu¨¦s de haber realizado una precedente de "cuentos morales". Son 23 largometrajes desde 1959, algunos de ellos aislados, sin formar parte de ning¨²n proyecto global, como es el caso de Perceval le Gallois (1978) o Die marquise von O (1975), dos adaptaciones literarias, o L'arbre, le maire et la m¨¦diath¨¨que (1992), una cinta casi militante en contra de la tonter¨ªa contempor¨¢nea. "Cuando se es autor, cuando uno escribe sus pel¨ªculas, es l¨®gico que la unidad prime sobre la variedad", reflexiona el cineasta. "No he rodado nunca pel¨ªculas con secuencias de violencia f¨ªsica o de dramatizaci¨®n de la tragedia. Es m¨¢s, tampoco he filmado nunca una muerte, aunque en mis pel¨ªculas s¨ª se habla de la muerte, claro, porque forma parte de la vida".Admite que su cine debe ser el m¨¢s fiel a algunos de los postulados fundacionales de la Nouvelle Vague, ese movimiento que cumple ahora 40 a?os y del que ¨¦l fue uno de los l¨ªderes. "Es cierto que he respetado esa idea de que se pod¨ªa hacer cine sobre la cotidianidad, que no eran necesarias las grandes construcciones dram¨¢ticas para tratar la realidad. Aqu¨ª, en Cuento de oto?o, abordo una serie de temas a partir de una an¨¦cdota m¨ªnima propiciada por un anuncio en un peri¨®dico, un encuentro casi fortuito".
Sus compa?eros de promoci¨®n, los Truffaut, Chabrol, Rivette y Godard, no han sido tan estrictos como Rohmer. "Rivette ha hecho una ¨²ltima pel¨ªcula policiaca y nunca ha sido ajeno a la idea de intriga, Truffaut abord¨® el g¨¦nero en varias ocasiones, Godard arranc¨® con ¨¦l y Chabrol, bueno..., Chabrol nunca ha abandonado la serie negra". Sonr¨ªe, como si las diferencias entre los distintos miembros del grupo aparecieran borradas por el tiempo.
En Cuento de oto?o Rohmer se reencuentra con actrices con las que trabaj¨® hace algunos a?os: Beatrice Romand (La buena boda, 1981) y Marie Rivi¨¨re (El rayo verde, 1985). "Me apetec¨ªa hacer eso y escrib¨ª una historia pensando en ellas. Son actrices espl¨¦ndidas que no han tenido la carrera cinematogr¨¢fica que se merecen porque el cine franc¨¦s deja poco espacio para las mujeres y la mayor¨ªa de directores se limitan a contratar siempre a los mismos. Les falta imaginaci¨®n". De pronto Rohmer ya no s¨®lo parece irritado contra parte de la arquitectura contempor¨¢nea o la pol¨ªtica cultural populista, sino tambi¨¦n contra los cineastas que le suceden.
En efecto, el actual cine franc¨¦s no parece del agrado de Rohmer. "?ste es un pa¨ªs de directores pero no de guionistas. Francia produce buenos autores pero no disponemos de gente que sepa escribir di¨¢logos o que construya bien las historias. Es m¨¢s, quienes mejor lo hacen son los propios cineastas. Pero la mayor¨ªa de di¨¢logos actuales son una retah¨ªla de lugares comunes, de exclamaciones, de tacos. No tengo nada en contra de un lenguaje rabelesiano, aunque yo, por naturaleza, lo soy poco, pero s¨ª contra la groser¨ªa cuando no sirve para transmitir una idea". Evoca a Guitry o Pagnol, buenos escritores que hicieron filmes que le agradan, o a Renoir, que considera un gran dialoguista. No quiere admitir que Pierre Bost o Jean Aurenche, las dos principales v¨ªctimas de la ira renovadora e iconoclasta de la Nouvelle Vague, fueran tambi¨¦n grandes guionistas. "Eran hombres inteligentes y de talento. Eso s¨ª, Aurenche ten¨ªa imaginaci¨®n, pero estaba por debajo de los de la generaci¨®n precedente. A¨²n hoy estoy de acuerdo con el famoso art¨ªculo de Truffaut".
En Cuento de oto?o Magali (B¨¦atrice Romand) es una viticultora viuda que reivindica la calidad del vino que dan los vi?edos vecinos al R¨®dano. Vive sola y esa soledad le pesa. Desear¨ªa tener compa?¨ªa masculina pero no est¨¢ dispuesta a dar un solo paso para lograrla. Su hija Rosine (Alexia Portal) la quiere emparejar con su profesor de filosof¨ªa y ex amante mientras que Isabelle (Marie Rivi¨¨re) act¨²a como Celestina en la sombra y le prepara un encuentro con G¨¦rald. "En La buena boda B¨¦atrice Romand quer¨ªa casarse y conspiraba para conseguir un hombre. Todo le sal¨ªa mal. Aqu¨ª, sin tomar iniciativa alguna, todo le saldr¨¢ bien. Es una situaci¨®n sim¨¦trica pero inversa. En la obra de un autor hay temas y personajes que se repiten, que se responden, que se desmienten, que establecen puentes entre ellos". En Cuento de oto?o hay un tema central -el azar y su manipulaci¨®n- y otros menores, subtemas respecto a los cuales Rohmer no se define. "Me gusta que sea as¨ª. No hay que dispersarse. En cada uno de los cuentos hab¨ªa cuestiones que eran abordadas colateralmente. En el de primavera se hablaba de filosof¨ªa y m¨²sica, en el de invierno de la reencarnaci¨®n, mientras que en el de verano de nuevo trataba de la m¨²sica. En este ¨²ltimo filme plante¨® cuestiones sobre el vino o la vi?a y la industria".
Magali prefiere recoger menos uva pero no utilizar herbicidas. "Desea un vino que pueda durar, que pueda envejecer en la cava, que gane con el paso del tiempo". Rohmer deja que sus personajes hablen de vino como ¨¦l de cine. "Fotograf¨ªo los paisajes en los que voy a rodar un a?o antes. En este caso los fotografi¨¦ en oto?o de 1996 y luego, en primavera, grab¨¦ en v¨ªdeo varias entrevistas con vecinos de la zona. Adapto mis historias al decorado, al paisaje, y por eso tengo menos dificultades que otros directores en encontrarlo".
La acci¨®n transcurre entre Pierrelatte, Pont-Saint Esprit, Saint Paul o Avignon. "Los personajes van de un sitio a otro. Era importante describir la geograf¨ªa, que el espectador comprenda que la gente, en la provincia, puede vivir muy aislada, en una soledad distinta de la de la gran ciudad. Hacer cine no es otra cosa que organizar el espacio. A m¨ª me gusta cambiar de sitio, rodar cada pel¨ªcula en un barrio o regi¨®n distinta. Y respeto el lugar, su geograf¨ªa". En Cuento de verano la m¨²sica de los marineros, las canciones bretonas, jugaban un papel importante. En Cuento de oto?o la historia se cierra con un baile, con Isabelle danzando un rock cantado en occitano. "Estamos en la Provenza y me parec¨ªa necesario que, adem¨¢s de hablar de vino, hab¨ªa que hacer referencia al occitano, a la cultura del lugar. Y la canci¨®n -Si la vida es un viatge- resume la idea misma del filme, con esa voluntad de recomenzar por parte de los personajes".
Durante a?os Rohmer parec¨ªa haberse especializado en tratar historias de j¨®venes pero no le gusta que se lo digan. "Sobre todo porque no es exacto. En mis pel¨ªculas, es verdad, no hay ni?os, muy pocos adolescentes, una mayor¨ªa de j¨®venes y mucha gente de mediana edad. Hablo de personas que tienen futuro. Los j¨®venes carecen de pasado y ¨¦se no es el caso de los h¨¦roes de Cuento de oto?o, que ya llevan sobre sus espaldas una cierta experiencia. Pero todos ellos est¨¢n dispuestos a comenzar una nueva vida, a partir sobre nuevas bases ahora que no tienen marido o que los hijos ya son mayores". Acepta sin embargo, despu¨¦s de su defensa del optimismo de Magali, Isabelle y sus compa?eros, que en sus pel¨ªculas "los adolescentes son rid¨ªculos pero la gente madura es pat¨¦tica". Lo dice desde la atalaya de su edad.
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