Negocios

Leo con alivio que acaban de salir al mercado dos fondos de inversi¨®n ¨¦ticos cuya diferencia frente a los dem¨¢s es que no invertir¨¢n en armamento ni cochinadas por el estilo. Ya era hora. Siempre nos hab¨ªa parecido que el mercado de la ¨¦tica tardaba demasiado en adecuarse a la cultura de la renta variable. Y no es que uno no pudiera adquirir, si ten¨ªa medios econ¨®micos para ello, toda la ¨¦tica que le diese la gana, pero a condici¨®n de acudir a chiringuitos financieros donde la expend¨ªan sin fecha de caducidad, muchas veces pasada o madurada a fuerza de golpes, como los melones. Adem¨¢s, ten¨ªas que llev¨¢rtela a casa en bruto, con lo que pesa, porque a nadie se le hab¨ªa ocurrido despacharla en forma de acciones. Total, que daban ganas de dejar de consumir ¨¦tica, sobre todo estando tan barata la est¨¦tica, que no es mal suced¨¢neo. Estos nuevos fondos de inversi¨®n vienen a poner las cosas en su sitio. Gracias a ellos, no s¨®lo podremos adquirir ¨¦tica, sino revenderla, si la guerra contin¨²a, a un precio superior al que la adquirimos. Sus acciones estar¨¢n desde luego sujetas a los vaivenes del mercado, pero no tanto como los fondos que invierten en armamento o en libros, donde se ha llegado a dar el caso de un ministro de Cultura (Javier Solana) que ha ascendido a general, dejando abierta la posibilidad de que los generales sean degradados a ministros de Cultura, lo que sumir¨ªa a la industria editorial, ya de por s¨ª bastante confusa, en una crisis sin salida. Bienvenidos sean, pues, estos productos financieros morales cuyo fallo es que no dediquen, como algunos cigarrillos, el 0,7% de sus beneficios a la solidaridad con el tercer mundo. O sea, que tendremos que gastarnos en tabaco lo que ganemos con la ¨¦tica. ?Para cu¨¢ndo un paquete integral de buena conciencia? Ser¨ªa un ¨¦xito.