Clinton no propone medidas concretas
Pide di¨¢logo contra la violencia escolar
La sociedad estadounidense volvi¨® ayer a hacer malabarismos para evitar afrontar el problema del derecho constitucional a poseer armas de fuego. En su tercera intervenci¨®n p¨²blica sobre la matanza del instituto Columbine, la mayor en un centro escolar en la historia de EE UU, Bill Clinton pidi¨® un esfuerzo para educar a los ni?os y adolescentes en el di¨¢logo, pero no mencion¨® ninguna propuesta para limitar el acceso a las armas.
Columbine, un instituto de bachillerato de Littleton, un suburbio de 35.000 habitantes, la gran mayor¨ªa de clase media, de la ciudad de Denver (Colorado), se sum¨® el martes, con 15 muertos y 23 heridos, a la epidemia de violencia gratuita en escuelas e institutos que est¨¢ caracterizando este fin de siglo en EE UU. Mientras la delincuencia disminuye en general en el pa¨ªs, se multiplican los atentados protagonizados por ni?os y adolescentes sin particulares problemas sociales o econ¨®micos, pero fascinados por la cultura de la violencia y con f¨¢cil acceso a las armas. El de Littleton es tan s¨®lo el ¨²ltimo y el m¨¢s sangriento en una racha de sucesos semejantes que en 1997 y 1998 tuvo como escenarios centros escolares de Pearl (Misisip¨ª), Jonesboro (Arkansas), Padukah (Kentucky) y Springield (Oreg¨®n). Los chicos de clase media de la Am¨¦rica profunda han tomado el relevo de la violencia protagonizada en las grandes ciudades por el crimen organizado o pandillas juveniles de grupos marginados.
La sociedad norteamericana se preguntaba ayer con angustia por los motivos que llevan a j¨®venes como Eric Harris y Dylan Klebold, los autores de la carnicer¨ªa de Denver, a dejarse arrastrar por una locura homicida y suicida. Y exist¨ªa un consenso general sobre que esa violencia no tiene ra¨ªces materiales sino culturales. "Tenemos que aprovechar esta tragedia", dijo Clinton, "para meterles en la cabeza a los hijos de EE UU que la violencia es una respuesta equivocada".
"Los padres", a?adi¨® el presidente, "deber¨ªan preguntarse c¨®mo proteger a sus hijos de las im¨¢genes violentas, y predicarles con su propio ejemplo el modo de resolver pac¨ªficamente los conflictos". Pero el EE UU al que Clinton dirig¨ªa ese llamamiento es el que lidera hoy la guerra en Kosovo y el que exhibe en sus cines y cadenas de televisi¨®n cientos de filmes en los que los buenos acribillan de una tirada a decenas de malos.
Presionado por los periodistas para que diera cuenta de las medidas concretas que piensa adoptar para atajar esta epidemia de violencia escolar, Clinton no ofreci¨® ninguna. Hace seis meses, la Casa Blanca celebr¨® una conferencia sobre el asunto que tampoco se tradujo en acci¨®n.
El mundo reaccion¨® con horror a la matanza. El papa Juan Pablo II se declar¨® conmocionado y los Gobiernos del Reino Unido y de Australia acusaron al comercio libre de armas.
"?Por qu¨¦ una sociedad con tanta abundancia de bienes materiales produce semejantes monstruos infantiles y juveniles?", se pregunt¨® Gery LeGagnoux, psic¨®logo de la Universidad de California. LeGanoux se respondi¨® : "Familias separadas, padres permisivos, armas accesibles, filmes y videojuegos cada vez m¨¢s violentos".
"Nadie ha ense?ado a los chicos norteamericanos a resolver sus problemas de otro modo que no sea comprando cosas", dijo el crimin¨®logo Bill Reisman. "As¨ª que cuando se enfrentan a problemas, como la inseguridad, que no se resuelven en los comercios, recurren a lo que ven en la televisi¨®n y el cine: las armas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.