La colecci¨®n "Poes¨ªa vasca, hoy" re¨²ne toda la obra de I?aki Ezkerra "Otra ribera" incluye cinco poemarios, uno de ellos in¨¦dito
La colecci¨®n Poes¨ªa vasca, hoy, editada por la Universidad del Pa¨ªs Vasco, ha reunido en el libro Otra ribera. Bestaldeko ibaiertza (1978-1998) la totalidad de la obra po¨¦tica de I?aki Ezkerra (Bilbao, 1957) y su traducci¨®n al euskera. Uno de los cinco poemarios del autor, el que da t¨ªtulo a la obra, es in¨¦dito. Este volumen es el 15? de una colecci¨®n que quiere ser "el soporte de la expresi¨®n de las po¨¦ticas que se desarrollan en Euskadi", a trav¨¦s de la edici¨®n cr¨ªtica del conjunto de la producci¨®n de cada escritor.
En Otra ribera se suceden los poemas escritos por I?aki Ezkerra a lo largo de 20 a?os, tras un pr¨®logo de Rafael Argullol y un escrito de Mar¨ªa Bengoa sobre la trayectoria del autor. A los cuatro libros ya publicados M¨ªtica (1978), La ciudad de la memoria (1984), Museo de reproducciones (1991) y Casi an¨®nima sonr¨ªes (1998), se ha unido el poemario in¨¦dito tambi¨¦n titulado Otra ribera. Antes de que estuviera de moda hablar de las ruinas industriales dejadas por la crisis a orillas del Nervi¨®n, Ezkerra ya estaba atrapado por su est¨¦tica. "Escribo sobre ese tema desde los a?os 80, aunque no sea de forma expl¨ªcita", recuerda. "En el ¨²ltimo libro me he atrevido a meter m¨¢s referencias locales y es, quiz¨¢, el m¨¢s autobiogr¨¢fico de todos los que he escrito. Pasear por determinados lugares, como la pen¨ªnsula de Zorrozaurre, que ya se la est¨¢n cargando, es un privilegio porque ya sabemos que va a desaparecer". Le atrae de la ribera del Nervi¨®n, explica, "lo que de humano tiene ese mundo, que en un momento fue arrogante y hoy est¨¢ en horas bajas". Frente a los rumbosos planes de transformaci¨®n urban¨ªstica del entorno de la r¨ªa de Bilbao, Ezkerra defiende la supervivencia de la imagen de una zona a la que llama "mi Venecia pobre", plagado de muelles abandonados y material de derribo. "La soluci¨®n es contratar a unos expertos en melancol¨ªa, que se dedicaran a maquillar, a exagerar la decadencia o, por lo menos, a dejarlo como est¨¢", asegura. "Como ser¨ªa muy caro y dificil de encontrar, me imagin¨® que su destino ser¨¢ otro". Recopilar la obra no significa que Ezkerra se sienta un poeta jubilado. "Reunir los libros que han ido quedando dispersos da un sentido a la obra. Te obliga a reflexionar; sirve al autor para saber, en conjunto, que direcci¨®n has tomado y saber por donde puedes tirar". Ezkerra ya ha tomado su decisi¨®n sobre el futuro: su poes¨ªa ha cerrado ya el cap¨ªtulo de la est¨¦tica postindustrial con el mundo en ruinas de la r¨ªa del Nervi¨®n como principal referencia. Con todo su pasado po¨¦tico reunido en una obra, sin haber renunciado a ninguno de sus poemas, Ezkerra se dispone a incorporar el mundo de los sabores a su obra. "Se tiene por po¨¦tico lo dulce y lo amargo, pero parece que otros sabores sabotean la poes¨ªa", explica. Todo empez¨® el pasado verano, obligado a hacer dieta y pasar hambre a causa de una peritonitis. El poeta descubri¨® entonces la restringida presencia de los alimentos en las palabras que componen poemas. "La leche o el vino, est¨¢n bien vistas en la poes¨ªa, pero poco m¨¢s. Hice el experimento de meter palabras como paella en un poema y lograr que funcione est¨¦ticamente", a?ade. "Creo que lo consegu¨ª. Est¨¢ en mi pr¨®ximo libro".
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