D?AS EXTRA?OS Reivindicar RAM?N DE ESPA?A
Me entero gracias a un art¨ªculo de Luis Hidalgo de que han pasado por Barcelona esos imitadores de ABBA que atienden por el ingenioso nombre de Bjorn Again, ocurrente juego de palabras sobre la expresi¨®n born again (renacido) y el nombre de pila de uno de los integrantes del funesto cuarteto sueco que me amarg¨® gran parte de la d¨¦cada de los setenta. Parece que tuvieron cierto ¨¦xito porque mucha gente considera a ABBA un grupo estupendo, y no la pandilla de cursis que en realidad es. Evidentemente, este delirio reivindicador no se lleva a cabo ¨²nicamente en Barcelona. En todo caso, lo de aqu¨ª es un p¨¢lido reflejo de lo que sucede en Inglaterra, donde la opereta Mamma mia, magno homenaje a ABBA, arrasa en la cartelera londinense. Y lo peor de todo es que esto va en serio, que no se trata de re¨ªrse un rato a costa de los autores de Waterloo, Fernando, Chiquita y dem¨¢s atentados a la cultura pop, sino de celebrar p¨²blicamente su peculiar concepci¨®n del rock and roll. Puestos a reivindicar el mal gusto en la m¨¢s reciente m¨²sica popular, uno preferir¨ªa que le mundo recordara a Liberace o a Gary Glitter, que eran tronchantes, pero no, hay que reivindicar a ABBA y afirmar que sus infectas canciones eran buen¨ªsimas. Dejen que me ponga apocal¨ªptico: la reivindicaci¨®n de artistas musicales del pasado se nos est¨¢ yendo de las manos, amigos. Al principio parec¨ªa formar parte de un fen¨®meno humor¨ªstico heredado del mundo del cine y dedicado a explorar en los entresijos de la cultura basura. Lo del cine fue gradual. Primero se reivindic¨® a Roger Corman (en cuya filmograf¨ªa hay algunas pel¨ªculas notables), luego a Jes¨²s Franco (que tiene alg¨²n que otro filme visible) y finalmente a Paul Naschy (cuya obra en pleno es un amasijo de residuos). No tardar¨¢ en salir alguien que reivindique a Mariano Ozores a que afirme que El E. T. y el oto, de los hermanos Calatrava, est¨¢ al nivel de Blade runner. En la m¨²sica se ha reproducido la cosa gradual, empezando por gente salvable, como el burbujeante pianista mexicano Esquivel, y acabando, de momento, por los terribles ABBA. Uno de los ¨²ltimos cad¨¢veres exhumados ha sido el de Burt Bacharach, compositor relamido al que debemos una de las canciones m¨¢s azucaradas de todos los tiempos, Raindrops keep fallin" on my head, que encabeza mi lista particular de horrores junto a Feelings, the way we were y cualquier copla de Andrew Lloyd Webber. Hace unos d¨ªas, aconsejado por mi amiga Isabel Coixet, me compr¨¦ ese disco que Bacharach ha grabado al alim¨®n con Elvis Costello, lo escuch¨¦ y me aburr¨ª como una ostra (lo siento, Isabel, no podemos estar de acuerdo en todo). El disco rezuma cursiler¨ªa por todos sus surcos y, francamente, no s¨¦ qu¨¦ necesidad ten¨ªa Elvis Costello de apropiarse de un material que har¨ªa las delicias de Barbra Streisand. Lo peor de todo esto es que hay signos en el aire de que esta insania empieza a llegar a Espa?a. Si no me creen, h¨¢ganse con el disco que el sello independiente madrile?o Subterfuge ha dedicado a Alfonso Santisteban, ex marido de la inolvidable Marisa Medina y autor de algunas de las sinton¨ªas m¨¢s ponzo?osas de TVE. No debe de faltar mucho para que editen las obras completas del maestro Ibarbia o del ¨ªnclito Adolfo Waitzman. Tal como est¨¢n las cosas, es raro que en Catalu?a a¨²n no nos hayamos puesto a reivindicar a alg¨²n m¨²sico irreivindicable. Personalmente, yo apuntar¨ªa a Augusto Alguer¨®: aunque haya desarrollado casi toda su carrera en Madrid no podemos ser tan mezquinos como para olvidarle en esta reivindicaci¨®n musical. Aunque sin movernos de casa tenemos a Salvador Escamilla y a N¨²ria Feliu, que tambi¨¦n dan para un homenaje en condiciones. Yo, mientras tanto, seguir¨¦ en mi reivindicaci¨®n solitaria e in¨²til de Dean Martin, al que escucho de forma obsesiva desde hace unas cuantas semanas. Me da igual que todo el mundo le considere un borracho sin talento: si Martin Scorsese est¨¢ preparando una pel¨ªcula sobre su vida, por algo ser¨¢.
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