"Me interesa m¨¢s la violencia de las conductas que la de Tarantino"
Se llama Sa?d, habla de marroqu¨ªes en Barcelona, de racismo ordinario y de violencia, skin y de la otra, de la que se ejerce con las palabras, con los c¨®digos penales, con las normas al uso. Se estrena la pr¨®xima semana en Catalu?a y el d¨ªa 28 en el resto de Espa?a y es la parad¨®jica primera pel¨ªcula de ficci¨®n de un veterano del oficio, Lloren? Soler (Valencia, 1936), cineasta independiente, director de fotograf¨ªa de docenas de t¨ªtulos realizados tanto dentro como fuera de los m¨¢rgenes de la raqu¨ªtica industria catalana; autor de comics, poeta, pintor y realizador televisivo. Se siente feliz con su neonato filme, pero no se enga?a: lo suyo no es el cine al uso. "Me siento coartado trabajando con un equipo de 40 personas, y que conste que no me quejo de los resultados que exhibe Sa?d ni del rendimiento de los t¨¦cnicos y del resto del grupo. Lo que ocurre es que he comprobado que un equipo profesional es una barrera entre lo que quiero decir y lo que termino diciendo", confiesa.
Adaptaci¨®n
Encargo directo del ex director y actual productor Ferran Llagostera, Sa?d es la adaptaci¨®n de una novela para j¨®venes de Josep Lorman, Las aventuras de Sa?d, que el autor convirti¨® en un largo gui¨®n reducido finalmente por Soler a hora y media de denso drama humano rodado en las calles de una Barcelona cada vez m¨¢s mestiza. El filme, proyectado en el pasado festival de Sitges, muestra los problemas del joven Sa?d (Noufal Lhafi, primer papel en el cine: "Un actor admirablemente animoso, de una voluntad de hierro", seg¨²n Soler) desde que decide abandonar su Marruecos natal hasta que, previo paso en patera por el estrecho de Gibraltar, termina con su amigo Hussein (Marouan Mrbti) viviendo en Barcelona.Envuelto en mil problemas derivados de su falta de papeles, el personaje pronto se ver¨¢ atra¨ªdo por una joven universitaria, Ana (N¨²ria Prims), que est¨¢ escribiendo su tesis doctoral sobre la inmigraci¨®n magreb¨ª. Ana y Sa?d vivir¨¢n una intensa relaci¨®n ante la incomprensi¨®n de los acomodados padres de la universitaria.
"Claro que me interesa la violencia f¨ªsica que se ejerce sobre los emigrantes", confiesa Soler. "Pero no la violencia de laboratorio, de la empat¨ªa con la sangre, la violencia a lo Tarantino. Me interesan mucho m¨¢s las conductas, las palabras que se dicen, las que se callan. Es en este aspecto que modifiqu¨¦ el gui¨®n de Lorman, para cargar las tintas sobre el comportamiento de los padres de Ana". Y no s¨®lo la violencia: esta s¨®lida, valiente pel¨ªcula presenta ante todo un tono de documento firmemente anclado en un realismo que nace de la propia dedicaci¨®n al documental de Soler, de su conocimiento profundo del barrio chino, donde transcurren algunos filmes suyos anteriores (52 domingos, 1966, o Ciudadanos bajo sospecha, 1993) y que est¨¢ emparentado "con Lars von Trier y las propuestas de la gente del Dogma, la propuesta cinematogr¨¢fica que m¨¢s me interesa", concluye.
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