La promesa y el virtuosismo

Dieguito el Cigala es uno de esos cantaores sobre los que no es f¨¢cil el pronunciamiento cr¨ªtico. Buen cantaor, de culto para muchos aficionados madrile?os que siguen con extrema atenci¨®n su carrera, sin embargo, pocas veces es capaz de redondear una actuaci¨®n que nos deje plenamente satisfechos.Cant¨® una hora, no m¨¢s, y parec¨ªa agobiado, sudoroso, inquieto. Quiz¨¢, no s¨¦, su forma f¨ªsica no es la adecuada para arrostrar la prueba del escenario, que a no pocos artistas descompone y traumatiza. En cualquier caso, su recital fue muy desigual. Tras una canti?as frustrantes, desva¨ªdas y que no remat¨®, unas ton¨¢s que nos dejaron la miel en la boca, ya pr¨®ximo el final; unas ton¨¢s en que la voz sola del cantaor fue pura m¨²sica, jonda y henchida de belleza.

Por buler¨ªas tambi¨¦n brill¨®. Dieguito el Cigala tiene una voz cien por cien flamenca, y cuando canta bien lo hace como los mejores. No ocurre con frecuencia, pero cuando ocurre es un gozo verdadero, que compensa los sinsabores de tantos otros momentos.

La segunda noche de este ciclo fue protagonista la guitarra de Jer¨®nimo. Un virtuoso pese a su juventud, y parece que se decanta por este camino. Si toca en solitario, su mano derecha emplea prioritariamente la fuerza, los golpes como trallazos sobre la madera. En toques como la siguiriya, esto puede ser duro, se echan de menos los tonos c¨¢lidos e ¨ªntimos. Cuando toca con su hermano Leo el de Aurora, menor que ¨¦l, pero sin duda otro formidable virtuoso, ambos se entregan a un espectacular festival de sonidos arrebatadores, un di¨¢logo entre dos guitarras que transmiten tensi¨®n y belleza, pero tambi¨¦n sensaci¨®n de v¨¦rtigo, r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas, picados alucinantes...

Todo muy bien hecho, magistralmente, pero me temo que un poco excesivo para el flamenco, un arte que se viene debatiendo, precisamente en estos tiempos de esplendor de la guitarra, en la ya vieja pol¨¦mica de si la t¨¦cnica tiene un l¨ªmite. Yo creo que lo tiene, y que pasado el mismo, todo lo que sobra de t¨¦cnica se pierde en jondura.