El Centro Galego re¨²ne las pasiones miniaturistas de Casebere y Mayo
El artista norteamericano hace maquetas de las c¨¢rceles de su pa¨ªs
Con propuestas est¨¦ticas muy distintas, James Casebere (Lansing, Michigan, 1958) y Santiago Mayo (Tal, A Coru?a, 1965) coinciden en cierta pasi¨®n por lo ¨ªnfimo. Casebere, obsesionado con la arquitectura carcelaria, elabora maquetas de espacios claustrof¨®bicos que luego fotograf¨ªa. Mayo es un miniaturista que evoca el universo "en su peque?ez y su inmensidad". Ambos exponen ahora en el Centro Galego de Arte Contempor¨¢neo.
Los cr¨ªticos han cre¨ªdo ver en Casebere la huella de Vigilar y castigar, la c¨¦lebre obra de Michel Foucault subtitulada precisamente Nacimiento de la prisi¨®n. "Yo no intento convertir la prisi¨®n en met¨¢fora del mundo social, como hace Foucault de un modo un tanto paranoico", explica Casebere, "en mi caso, me ocupo de un fen¨®meno m¨¢s real que ocurre en mi pa¨ªs: un alto porcentaje de la poblaci¨®n, sobre todo proviniente de las minor¨ªas ¨¦tnicas, est¨¢ en la c¨¢rcel".El tipo de prisi¨®n que fascina a Casebere se desarroll¨® a mediados del siglo pasado y su ejemplo paradigm¨¢tico es el presidio neoyorquino de Sing Sing. Una arquitectura opresiva, que pretend¨ªa aislar individualmente a los convictos en la creencia de que ¨¦stos, a solas consigo mismos, lograr¨ªan encontrar el camino de la redenci¨®n. "El resultado fue lo contrario", comenta el artista, "muchos se volvieron locos, y el sistema, en vez de lograr su rehabilitaci¨®n, se convirti¨® en un simple medio de castigo".
Los obras son peque?as maquetas que ¨¦l luego fotograf¨ªa con muy poca luz. Las instant¨¢neas que se exponen alcanzan dimensiones de hasta 3x2,5 metros. El espectador intuye que la escala de lo que se le muestra no es real, pero la fuerza de las im¨¢genes lo confunde, con lo que la obra logra recrear de alg¨²n modo la desconcertante atm¨®sfera de los sue?os, una de las fuentes de inspiraci¨®n que Casebere reconoce expl¨ªcitamente.
A diferencia de Casebere, el joven espa?ol Santiago Mayo no suscita equ¨ªvocos sobre la verdadera escala de sus obras. Son piezas escult¨®ricas min¨²sculas elaboradas con alambres, trozos de tela y bombillas casi imperceptibles, que se combinan en la muestra con pinturas al ¨®leo. "Su fragilidad las convierte casi en apariciones milagrosas porque est¨¢n desprovistas del peso agobiante y denso de la materia", afirma el comisario, Fernando Huici. Su ¨ªnfimo tama?o obliga al espectador a aproximarse tanto a las obras que se suscita una intimidad muy especial, resalta el artista, quien pide que su creaci¨®n se contemple "con los ojos de los ni?os que construyen castillos de arena".
Babelia
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