Todo sobre Almod¨®var
Todo sobre mi madre es, en efecto, todo sobre Almod¨®var. Es la pel¨ªcula del artista nada adolescente: los personajes convertidos en personas (los que llevan la m¨¢scara) que al juntarse componen el retrato del autor y su ideolog¨ªa esbozada en Kika y Tacones lejanos. Si por ideolog¨ªa se entiende, como quiso el originador del concepto, una zoolog¨ªa humana. O mejor una suerte de antropolog¨ªa que es una teor¨ªa de la naturaleza humana. Dijo el poeta Pope que "el estudio apropiado de la humanidad es el estudio del hombre". Almod¨®var corrige a Pope ahora al demostrar que el estudio de la humanidad empieza con la mujer: lo que Eva tiene, Ad¨¢n lo quiere.En ninguna de sus pel¨ªculas ha centrado tanto Almod¨®var su universo conc¨¦ntrico en la mujer. Esta vez, los hombres son mujeres, y el catalizador de estas vidas, Lola, es en realidad un transexual: un hombre convertido en mujer. Ellas van desde una enfermera, Manuela, hasta una enferma, Rosa. Son mujeres gravemente enfermas. Pero el mal de Manuela, que es el dolor tremendo de haber perdido a su hijo ¨²nico, tiene cura en la consolaci¨®n. La enfermedad de Rosa, el sida, es incurable, mortal. Manuela va de tragedia en tragedia tratando, sin saberlo, de superarlas. Ella regresa del Madrid al que ha huido a la Barcelona de que huy¨® como un Proust pr¨¢ctico. No va a encontrar la nostalgia, sino a darle direcci¨®n a su vida sin sentido y experimenta toda casualidad como causalidad. ?Es casual que al llegar se encuentre con su antigua amiga, Agrado, haciendo la calle como una mujer de la vida y casi de la muerte? Agrado es un transexual que guarda entre las piernas todav¨ªa un recuerdo de su heterosexualidad. Una nueva amiga, Rosa, joven, est¨¢ pre?ada, lo sabe, y herida de muerte y no lo sabe. Ir¨®nicamente -la pel¨ªcula es un constante juego de iron¨ªas-, el padre del hijo de Manuela es el mismo padre del hijo por venir de Rosa, Lola, a quien no veremos hasta el final revelador.
Todo sobre mi madre es una versi¨®n tr¨¢gica de La ronda. Pero donde Arthur Schnitzler pon¨ªa la s¨ªfilis como trait-d"union, el gui¨®n como gu¨ªa, el mal de amor ahora es el sida. En una de las escenas m¨¢s horriblemente hermosas del filme, cuando Manuela llega a Barcelona, su taxi se encuentra atrapado en una suerte de carrusel depravado, donde los buscones en su auto dan vueltas y revueltas alrededor de las busconas en la calle. Son todas, casi lo adivinamos, una ronda de veras de travestis y transexuales, todas mujeres de la vida, de la noche. Aqu¨ª, la fotograf¨ªa alucinante y la m¨²sica evocadora de ese para¨ªso perdido que es la inocencia valen la pena -por no decir el pene-. Que es lo que est¨¢ en cuesti¨®n: tener o no tenerlo. Como siempre, Almod¨®var hace sus gui?os con un solo ojo, la c¨¢mara. La pel¨ªcula comienza como un presagio: el hallazgo de un donante por Manuela. La escena siguiente junta a Manuela y su hijo, que pronto donar¨¢ tambi¨¦n su coraz¨®n, cenando y mirando la televisi¨®n, donde va a comenzar Eva al desnudo. El hijo dice que ¨¦se no es el t¨ªtulo original, que es Todo sobre Eva, y la madre declara: "Es un t¨ªtulo raro". Sin saber ella que ser¨¢ Eva y la madre y lo sabremos todo sobre ella. ?ste es el primer gran gui?o que hace Almod¨®var al espectador. Habr¨¢ otros. Como Un tranv¨ªa llamado Deseo, que es mucho m¨¢s que un gui?o, ya que su representaci¨®n en escena es un leitmotiv que se hace Lehrstuck: el motivo dise?ado para educar a los actores m¨¢s que entretener al p¨²blico. La obra de Tennessee Williams, el Deseo, no es el nombre de un tranv¨ªa, sino la trampa en que caer¨¢n todos los personajes, sobre todo la actriz Huma Rojo (magistralmente encarnada por Marisa Paredes, que muestra aqu¨ª toda la gama histri¨®nica que le ofrecen el teatro y la vida al mismo tiempo), el personaje que desencadena la tragedia.
Otros gui?os menores son Boris Vian, el juego joyceano con las palabras rom¨¢ntico y reum¨¢tico, la menci¨®n a C¨®mo casar un millonario, la se?ora de casa que falsifica Chagalls, la simulaci¨®n de una secuencia m¨¦dica que remite a Kika y a La flor, y que se repetir¨¢ ahora como realidad. (Aqu¨ª, Almod¨®var recuerda la frase inglesa para quir¨®fano, teatro de operaciones). Manuela le regala a su hijo que va a morir un ejemplar de M¨²sica para camaleones, de Truman Capote, un autor que Almod¨®var parece preferir.
Como siempre, los actores (en este caso, las actrices, porque es una pel¨ªcula de mujeres por mujeres, y entre ellas, Cecilia Roth carga con todo el peso de su tragedia en una actuaci¨®n ejemplar) no representan, sino que son los personajes. Nadie m¨¢s memorable que Antonia San Juan, que es una actriz haciendo de un hombre que se ha vuelto mujer, en un juego de las transformaciones, que es el ¨²nico personaje c¨®mico en una pel¨ªcula tr¨¢gica, triste. Su mejor momento es su mon¨®logo de ocasi¨®n, que es uno de los grandes pasajes c¨®micos en el cine de Almod¨®var. Termina con una nota seria en el teatro que podr¨ªa ser su programa de la vida de la pel¨ªcula y de la pel¨ªcula en la vida. Dice ella: "Una es m¨¢s aut¨¦ntica cuanto m¨¢s se parece a lo que ha so?ado de s¨ª misma".
Al final aparece el causante de la pre?ez de Manuela y de la enfermedad de Rosa: es Lola, y se la ve en un cementerio donde entierran a Rosa casi como Ofelia. La aparici¨®n, eso es lo que es, de una extra?a belleza m¨®rbida que no por gusto recuerda al conde Dr¨¢cula: es el maligno agente de la muerte. "La sangre es la vida", declamaba Dr¨¢cula. Aqu¨ª, sin embargo, la sangre es la muerte.
Hay un doble intento de final feliz en esta compleja trama que es, de veras, la mejor pel¨ªcula de Almod¨®var. El hijo que Rosa pare (parecer¨ªa que Pen¨¦lope Cruz est¨¢ en las pel¨ªculas de Almod¨®var para dar a luz entre las sombras) ha heredado el mal del siglo, pero su moribundo padre, que ahora parece su madre, conoce al hijo, que se salvar¨¢ en un milagro. Manuel viaja y vuelve a Barcelona. Pedro Almod¨®var, que antes invent¨® a Madrid, parece ahora reclamar a Barcelona como suya. Guay, Gaud¨ª.
El ¨²ltimo fotograma de Todo es la ¨²ltima visi¨®n y el ¨²ltimo gui?o. Ah¨ª est¨¢ Marisa Paredes recortada contra una pared verde y dice de pronto, misteriosa: "Hasta luego". Desde V¨¦rtigo, desde que Kim Novak revela al espectador su gran misterio (ella es la que viene viva de entre los muertos), no hab¨ªa visto yo en la pantalla otro rostro tan angustiado por su pasado que amenaza en convertirse en su ¨²nico futuro posible. Todo sobre mi madre podr¨ªa tener como divisa una frase famosa de una mujer, Mme. de Stael, que dijo: "Comprenderlo todo es perdonarlo todo". ?sa es la filosof¨ªa seg¨²n Pedro Almod¨®var.
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