Barcelona no se merece la plaza de Antonio L¨®pez ANTONI LUCCHETTI
A pocos metros de donde se ha celebrado la Fiesta de la Diversidad se halla la plaza de Antonio L¨®pez. La fiesta, una de las m¨¢s entra?ables que se celebran en primavera, honra a Barcelona, tanto por la extraordinaria oferta l¨²dica que ofrece como especialmente porque nos recuerda el origen mestizo de nuestro pueblo, del que deber¨ªamos enorgullecernos. Sus organizadores deber¨ªan gozar de toda la ayuda de las administraciones para desarrollar su tarea de apoyo a las gentes venidas de otros pueblos, de otros continentes, para integrarse en nuestro pueblo, tal como expresa el sentido de dicha fiesta. Lo curioso es que, a pocos metros de donde se ha celebrado la fiesta, la ciudad tiene una magn¨ªfica plaza dedicada a un ahijado de Barcelona, pr¨®cer ilustre, hombre de empresa, digno ejemplar de la burges¨ªa catalana del siglo XIX. La curiosidad radica en el origen de la fortuna de este patricio, Antonio L¨®pez y L¨®pez, marqu¨¦s de Comillas. Seguramente la inmensa mayor¨ªa de los barceloneses de origen o adopci¨®n que estos d¨ªas pasados se acercaban a la fiesta del Moll de la Fusta desconocen la actividad comercial que le dio los primeros recursos para amasar luego una gran fortuna: el comercio de esclavos. Con su car¨¢cter emprendedor, se fue a Cuba a hacer fortuna, y a fe m¨ªa que lo logr¨®. Pronto se dedic¨®, como tantos otros ilustres catalanes, a la compraventa de esclavos, actividad que entonces (casi tanto como ahora) era muy remuneradora. Su cu?ado, Francisco Bru, afirm¨® que L¨®pez se entend¨ªa con los capitanes negreros que llevaban clandestinamente esclavos de ?frica a las cercan¨ªas de Santiago, y que ¨¦l "los enviaba a La Habana y otros puntos de la isla, donde los vend¨ªa con m¨¢s o menos ganancias, pero siempre con un beneficio muy elevado". A ese lucrativo negocio dedica Antonio L¨®pez la dote conseguida en su matrimonio y llega a consolidar con ¨¦l su primera fortuna. Su biograf¨ªa es frondosa. Sus relaciones con el rey Alfonso XII y con otras familias ilustres, como la de los banqueros y comerciantes Vidal Quadras; su magn¨ªfica y provechosa boda; los negocios de transporte de tropas y armas a Cuba; sus actividades en negocios navieros y bancarios; los lujos y mecenazgos, etc¨¦tera. Mos¨¦n Cinto Verdaguer pudo escribir La Atl¨¢ntida a bordo de los vapores de Antonio L¨®pez, de los que era capell¨¢n, y lleg¨® a ser sacerdote particular de la familia. La primera edici¨®n de esta obra fue financiada por L¨®pez, as¨ª como su primera traducci¨®n al castellano. Antonio L¨®pez encarg¨® la construcci¨®n en Comillas, su tiera natal, de una magn¨ªfica finca de verano, El Capricho, a Antoni Gaud¨ª. El Rey le nombr¨® grande de Espa?a y el papa Le¨®n XII, agradecido por sus buenas obras, le concedi¨® -mira por d¨®nde, un d¨ªa antes de que el marqu¨¦s muriera- su bendici¨®n apost¨®lica y la indulgencia plenaria. Los tiempos de negrero quedaban ya muy lejos, perdonados. La ciudad, tambi¨¦n agradecida, le dedic¨® la plaza que lleva su nombre, con una magn¨ªfica estatua. La gente la conoc¨ªa como la plaza del negrito. Pero la Barcelona republicana, siempre tan quisquillosa, quit¨® aquella estatua, consider¨¢ndola impropia de los valores de la ciudad. Una vez terminada la guerra, la Barcelona franquista restituy¨® la dedicatoria y la efigie, que a¨²n sigue en su lugar. Barcelona no se lo merece. Cierto es que se trata de una ciudad contradictoria, pero hay valores que deber¨ªan predominar. Habr¨ªa que promover una suscripci¨®n popular para derrocar ese monumento, sustituirlo por otro dedicado a la diversidad y cambiar el nombre de la plaza por otro; por ejemplo, plaza del Inmigrante.
Antoni Lucchetti es coordinador de Esquerra Unida i Alternativa.
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