El gran ausente

Todos hablan de ¨¦l. Es el gran protagonista, pero nadie puede verlo. El dramaturgo cordob¨¦s Antonio ?lamo ha querido presentar as¨ª, como el gran ausente, a Don Diego de Silva y Vel¨¢zquez en una obra que ha escrito especialmente para el grupo sevillano Territorio de Nuevos Tiempos (TNT) y que se estrenar¨¢ hoy en el teatro Lope de Ayala de Badajoz. Los espejos de Vel¨¢zquez podr¨¢ verse el pr¨®ximo 5 de junio en Santa F¨¦ (Granada) y, despu¨¦s, iniciar¨¢ una gira por el pa¨ªs. Alabanzas y cr¨ªticas se cruzan como dardos envenados en una corte del rey Felipe IV que Antonio ?lamo, de 35 a?os, ha imaginado ir¨®nica, ¨¢cida y un poco surrealista. Una corte en la que conseguir un retrato de la mano del pintor de su majestad era un pasaporte para el triunfo. La envidia, que el resto de los artistas que viv¨ªa de la corona le ten¨ªa a Vel¨¢zquez por los favores que le dispensaba el rey, le sirve al autor para reflejar la pugna que exist¨ªa entonces entre Madrid y Sevilla. La obra, dirigida por Pepa Gamboa y Ricardo Iniesta, pasa por la vida del famoso pintor sevillano, de quien este a?o se cumplen cuatro siglos de su nacimieto, desde que llega a Madrid hasta su muerte. "Toda la puesta en escena est¨¢ basada en que se trata de una representaci¨®n. Hemos jugado con restos de aquella ¨¦poca, pero integrados en un lenguaje contempor¨¢neo. No buscamos la identificaci¨®n de los actores con los personajes, sino realizar un an¨¢lisis sobre la relaci¨®n entre el artisa y poder", explica Pepa Gamboa que ha querido que los actores aparezcan descalzos para acentuar el caracter de representaci¨®n. Las sabandijas, un coro de cinco actrices que se sirven de la danza y el mimo, se encargan de advertir al p¨²blico de que presenciar¨¢ una comedia "en llana y grosera prosa fregona". "En la escenograf¨ªa, de Antonio Mar¨ªn, los escasos elementos que aparecen son todos negros y es la iluminaci¨®n, como en los cuadros de Vel¨¢zquez, la que les da o les quita protagonismo", explica Ricardo Iniesta. Esa oscuridad contrasta con la viveza de los colores de los trajes dise?ados por Creativos Fridor. Felipe IV, a quien encarna ?ngel Riado, y su valido, el Conde Duque de Olivares, que interpreta David Montero, forman una pareja perfecta. Antonio ?lamo, que recibi¨® el premio Tirso de Molina en 1994 por su obra Los borrachos, ha dibujado de un mismo trazo en Los espejos de Vel¨¢zquez la decadencia de la monarqu¨ªa espa?ola y el ascenso del pintor sevillano. En el montaje, en el que intervienen nueve actores, los directores han potenciado el lenguaje corporal y se descubren las influencias de las ense?anzas de danza butoh, contempor¨¢nea y hasta flamenco que han recibido durante seis meses. "Dios lo guarde muchos a?os" no para de decir el Conde Duque de Olivares a su rey, aunque detr¨¢s de cada deseo de biniestar el valido se vea obligado a comunicarle un nuevo disgusto. "Nos hundimos sin remedio desde hace m¨¢s de 20 a?os", "Espa?a se desangra", dicen valido y rey compungidos. Sin embargo, para ambos la soluci¨®n es siempre que Vel¨¢zquez pinte un nuevo retrato ecuestre de uno de los dos. "Estoy muy satisfecho con el resultado. Hemos trabajado a partir de un texto fr¨¢gil que se ha ido consolidando a medida que avanzaban los ensayos. El primero y segundo acto permanecen igual, pero el tercero lo he reescrito. Pocas veces me he sentido tan identificado con un texto como ¨¦sta", asegura Antonio ?lamo.