Los estudios muestran que la mayor parte de la gente no puede detectar mentiras
Los diez hombres de la cinta de v¨ªdeo parecen bastante sinceros. Cada uno aparece dos minutos, da su opini¨®n sobre un importante tema social -por ejemplo, sobre la pena de muerte o las leyes antitabaco- y despu¨¦s le explica a un interrogador por qu¨¦ piensa de esa forma y desde cu¨¢ndo tiene esa convicci¨®n. La tarea de la persona que ve el v¨ªdeo consiste en determinar cu¨¢les de esos hombres mienten y cu¨¢les dicen la verdad. ?Parece f¨¢cil? La mayor¨ªa de la gente piensa que lo es. Est¨¢n seguros de su capacidad de detectar la falsedad.En una sociedad en la que las mentiras de todo tipo son de lo m¨¢s com¨²n -en un estudio la gente confes¨® que dec¨ªa al menos una mentira al d¨ªa; los estudiantes universitarios admit¨ªan decir dos- abundan las oportunidades de observar a los mentirosos en acci¨®n, ya sea en la mesa del desayuno, en el bar de la esquina o en la capital del pa¨ªs. Sin embargo, no es tan f¨¢cil resolver el ejercicio que se presenta en la cinta. En un estudio tras otro, Paul Ekman, profesor de psicolog¨ªa de la Facultad de Medicina de la Universidad de California (San Francisco) y sus colegas explican que la mayor parte de la gente saca unos resultados baj¨ªsimos en las pruebas, similares a si lo hubieran hecho al azar, o poco superiores. Incluso los grupos que cabr¨ªa esperar que tuvieran una habilidad especial para detectar mentiras -polic¨ªas, jueces, agentes del FBI o la CIA, abogados, psiquiatras forenses- resultaron tener poca habilidad m¨¢s que cualquier otra persona para pillar a un mentiroso.
Con todo, el trabajo de investigadores como Bella DePaulo (Universidad de Virginia) y Ekman, cuyo estudio m¨¢s reciente se publica este mes en la revista Psychological Science, dibuja un triste panorama de la capacidad de la gente para percibir el enga?o, y plantea preguntas intrigantes. ?Tiene la gente mayor facilidad para detectar las mentiras de los extra?os que las de los seres cercanos? ?Se puede mejorar esta capacidad de detecci¨®n con el entrenamiento? ?Por qu¨¦ existen unas pocas personas que parecen ser espectacularmente buenas a la hora de descubrir las mentiras?
Servicio secreto
Ekman aplica sus trabajos para formar a los grupos responsables de hacer cumplir la ley y ha identificado lo que denomina su muestra Diogenes, personas normales que suelen sacar puntuaciones que se acercan al 100% en las pruebas de detecci¨®n de mentiras. Algunos grupos s¨ª parecen tener m¨¢s destreza: los agentes del servicio secreto de EEUU sacan unas puntuaciones superiores a la media. Y, en el estudio, Ekman informa sobre otros dos grupos -los funcionarios federales del sistema legal seleccionados por sus agencias por su experiencia en la detecci¨®n de enga?os y los psic¨®logos cl¨ªnicos interesados en el enga?o- que obtienen mejores resultados que la media. Lo que tienen en com¨²n estos detectores de mentiras es que, a diferencia de la mayor¨ªa de la gente, no s¨®lo conf¨ªan en una pista corporal -como la carencia de contacto ocular, o aclararse la garganta- para afirmar que alguien miente, sino que interpretan en conjunto las se?ales verbales y no verbales que muchas veces emiten los mentirosos.
Estas se?ales, que son distintas para cada mentiroso y pr¨¢cticamente imposibles de detectar en el caso de mentirosos muy especializados, pueden indicar la aparici¨®n de emociones que el sujeto preferir¨ªa mantener ocultas: culpabilidad, ira, temor, angustia, verg¨¹enza o el placer del embaucador.
Algunas pistas de las emociones discrepantes pueden ser orales, como por ejemplo cambios en el tono, errores al hablar o pausas. Otras no son verbales, como una microexpresi¨®n de ira en la cara de un hombre mientras insiste en que est¨¢ encantado de cooperar con la investigaci¨®n de la polic¨ªa.
No hay se?al ¨²nica
Ekman apunta que no hay una se?al ¨²nica que sea signo seguro de enga?o, y que una emoci¨®n discrepante no significa necesariamente que alguien est¨¦ mintiendo. Por ejemplo, puede que un sospechoso inocente que tema que no le crean muestre ansiedad o temor.
El por qu¨¦ algunas personas son m¨¢s aptas para detectar las se?ales del enga?o sigue siendo materia de especulaci¨®n. Ekman sugiere que puede que los agentes del Servicio Secreto se beneficien del entrenamiento que tienen por su trabajo. Pero hay muchos buenos detectores de mentiras que parecen tener una habilidad innata.
En algunos casos tiene la misma importancia detectar la verdad, y a veces los detectores de mentiras pueden errar por su desconfianza. En su estudio, Ekman y sus colegas descubrieron que los grupos que lo hac¨ªan mejor a la hora de detectar mentiras resultaban menos eficaces al identificar a los que dec¨ªan la verdad, con unas puntuaciones completamente aleatorias, y sin superioridad significativa frente a otros grupos.
"Eso me preocupa", afirma Ekman, "porque al hacer cumplir la ley, si uno pensara que todo el mundo miente, tendr¨ªa raz¨®n s¨®lo el 80% de las veces".
? The New York Times
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