El vuelco de Camacho
La selecci¨®n remonta el vuelo nueve meses despu¨¦s de vivir uno de sus peores momentos
La selecci¨®n espa?ola ha remontado el vuelo y ha puesto las cosas en orden despu¨¦s de un aciago comienzo en la fase de clasificaci¨®n paa la Eurocopa. La goleada frente a San Marino, el segundo 9-0 que consigue el equipo de Camacho, viene a cerrar la temporada antes del duelo frente a Austria el d¨ªa 5 de septiembre en Viena. Desde su llegada al cargo para relevar a Clemente, el nuevo t¨¦cnico ha conseguido dos cosas fundamentales: unos resultados excelentes -cinco victorias y el empate en el amistoso frente a Italia en Salerno- y el entusiasmo de los aficionados, que hab¨ªan acabado hartos del enrarecido clima que presidi¨® la ¨²ltima etapa de Clemente al frente del equipo nacional. Camacho tom¨® el mando de la selecci¨®n en la peor situaci¨®n posible, despu¨¦s de la humillante derrota ante Chipre en el primer partido de clasificaci¨®n y con la necesidad imperiosa de vencer en Israel. En aquellos momentos, su trabajo no era sencillo. Se hab¨ªa creado un clima de fidelidad extrema por parte de varios jugadores al anterior seleccionador; la brecha entre el equipo y los aficionados hab¨ªa tomado proporciones alarmantes; y la desconfianza en torno a la verdadera calidad de nuestros jugadores se hab¨ªa disparado. A todas estas circunstancias, todas graves de por s¨ª, se a?adi¨® la torp¨ªsima estrategia de la federaci¨®n para designar al nuevo t¨¦cnico. Primero se negoci¨® con Luis, que no acept¨® la oferta, y luego se habl¨® con Camacho. En su calidad de segundo plato, su posici¨®n resultaba muy delicada. Pero acept¨® todos los retos, y de todos ha salido ganador.Espa?a se encuentra en estos momentos en una situaci¨®n privilegiada para alcanzar la clasificaci¨®n para la Eurocopa. No parec¨ªa f¨¢cil. La depresi¨®n postmundialista alcanz¨® proporciones may¨²sculas con la derrota en Chipre, que signific¨® el final de la era Clemente. Si la insensatez no se hubiera apoderado del grupo dirigente de la federaci¨®n y del anterior t¨¦cnico, la l¨®gica habr¨ªa impuesto el relevo despu¨¦s de la eliminaci¨®n en Francia 90. Pero encerrados en su torre de marfil, nadie atendi¨® al clamor de la calle.
La reconstrucci¨®n
De alguna manera, Camacho fue el pagano de la situaci¨®n. Pero su respuesta fue contundente. La reconstrucci¨®n del equipo se estableci¨® sobre algunas premisas que, en principio, resultaban dudosas. Espa?a venci¨® con alguna dificultad en Israel y acudi¨® al partido frente a Italia con un equipo que parec¨ªa condenado a la derrota. Sin Hierro, sin Guardiola, sin Alfonso, sin Kiko, el seleccionador reclut¨® a varios jugadores con una itinerante carrera profesional, caso de Dani, Urzaiz, Engonga, Marcelino o Iv¨¢n Helguera.Contra pron¨®stico, aquel partido tuvo un efecto extraordinariamente beneficioso sobre el proyecto de Camacho. M¨¢s que el valor del empate, se apreci¨® el estupendo juego del equipo -muy superior al de Italia-y a la aportaci¨®n de varios jugadores que salieron de entre los bastidores para jugar un papel decisivo: Valer¨®n, Helguera, Dani...
El encuentro de Salerno provoc¨® un giro en la opini¨®n sobre el equipo nacional y concedi¨® a Camacho un cr¨¦dito que el t¨¦cnico ha aprovechado con rapidez e inteligencia. Por fin, el p¨²blico consigui¨® identificarse con un estilo m¨¢s cercano al practicado por la quinta del Buitre o el gran Bar?a de esta d¨¦cada que a la abrupta propuesta de Clemente.
El regreso de Guardiola, convocado inmediatamente por Camacho despu¨¦s de una largu¨ªsima lesi¨®n, y la recuperaci¨®n de Fran dieron cuerpo a la idea de una selecci¨®n de trazo fino pero contudente como ninguna otra en Europa. Aunque rivales como San Marino sirven para maquillar cualquier cifra, los cuatro partido de la selecci¨®n de Camacho en la fase de clasificaci¨®n de la Eurocopa han dejado un reguero de goles: 26 a favor y uno solo en contra, el que recibi¨® en Tel Aviv frente a Israel. Y en lo que se refiere al juego, la victoria sobre Austria permanecer¨¢ durante mucho tiempo como una cima del f¨²tbol. Para Camacho, signific¨® un triunfo personal frente a la dura herencia que recibi¨®.
Fuera de alguna inoportunidad, como su destemplado alusi¨®n a Toshack como extranjero sin voz ni voto en el f¨²tbol espa?ol, Camacho ha funcionado sin ruido, sin af¨¢n de protagonismo, cosa de agradecer despu¨¦s de unos tiempos demasiado tumultuosos. Con este bagaje, el t¨¦cnico ha convertido a la selecci¨®n en el dif¨ªcil punto de encuentro entre el buen juego, las victorias y la voluntad de la afici¨®n de los aficionados, por fin satisfechos con lo que ven en el f¨²tbol espa?ol.
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