Tres votos para una sola ciudad

Los espa?oles depositar¨¢n hoy en las urnas tres votos, uno para las municipales, otro para las auton¨®micas (excepto en Catalu?a, Galicia, Pa¨ªs Vasco y Andaluc¨ªa), y un tercero para el Parlamento Europeo. Los votantes conocen la importancia de elegir bien al alcalde, al que perciben como el fact¨®tum de la ciudad, pero quiz¨¢ desconocen que en el Gobierno regional reside la mayor parte de las competencias que regulan su vida diaria, desde la vivienda al transporte. Y a quien realmente sienten lejos es al europarlamentario, responsable de que los europeos cada vez se parezcan m¨¢s. Es el pol¨ªtico que aprueba leyes para todos y reparte el dinero con el que luego el alcalde o el presidente regional ejecutar¨¢n muchos proyectos. Aspectos tan dom¨¦sticos en una vivienda como la altura a la que deben colocarse los enchufes o las normas de seguridad para el gas son requisitos dictados desde Bruselas para los pa¨ªses de la UE.

El colegio p¨²blico del barrio donde usted vive est¨¢ gestionado, en buena parte de Espa?a, por el Gobierno regional. Un ejemplo de competencia municipal es la recogida de basuras. Pero solo eso. La norma que dicta la recogida de residuos por separado con el objetivo de poder reciclarlos se hizo en Estrasburgo y fue el Gobierno aut¨®nomo quien traslad¨® a una ley auton¨®mica el c¨®mo y el d¨®nde se depositan estos desechos.

El contenido de un supermercado espa?ol es semejante al de un brit¨¢nico o un holand¨¦s. Los productos se intercambian y las reglas de etiquetado y manipulaci¨®n vienen calientes desde Bruselas. A la autonom¨ªa le compete dictar horarios y aperturas de estos centros y apenas deja un margen al ayuntamiento para adecuar algunas fechas a las necesidades del municipio.

El metro que permitir¨¢ desde ma?ana a miles de viajeros trasladarse al aeropuerto de Barajas es obra de la comunidad madrile?a. Eso s¨ª, se ha pagado casi en un 80% con fondos FEDER, europeos. Entre 1994 y 1999 las regiones espa?olas han recibido ayuda financiera por valor de 42.400 millones de ecus (casi siete billones de pesetas al valor de 1994). Con este dinero se han construido carreteras, subvencionado programas educativos, culturales o de medio ambiente y saneado puertos, entre otras actuaciones.

Lo que se decide en Europa afecta a nuestra ciudad y nuestro barrio. Como tambi¨¦n influyen las pugnas por las competencias entre las administraciones. Puede suceder, como en Barcelona, que los ciudadanos sigan esperando la construcci¨®n de geri¨¢tricos mientras el Ayuntamiento y la Generalitat se enzarzan en una pelea por determinar de qui¨¦n es la culpa de que no se hayan construido. O como en Madrid: la Comunidad ha declarado bien cultural la Casa de Campo, el mayor pulm¨®n de la ciudad, restringiendo con ello las competencias municipales para ejecutar obras. Asuntos como estos terminan en los tribunales.