Los municipios quieren mayor gasto p¨²blico para realizar m¨¢s servicios
Los ayuntamientos espa?oles aspiran a gestionar nuevas competencias en educaci¨®n, vivienda y empleo tras haber logrado sanear sus cuentas.
A diferencia de las comunidades aut¨®nomas, cuya puesta en marcha ha implicado una notable expansi¨®n del gasto p¨²blico, la gesti¨®n de los municipios durante los ¨²ltimos a?os se ha caracterizado por una fuerte dosis de austeridad. Un ejemplo significativo del saneamiento que han experimentado las haciendas locales ha sido la contenci¨®n de su deuda. As¨ª, mientras las autonom¨ªas incrementaron su deuda en m¨¢s de un 50% en los ¨²ltimos cuatro a?os, los municipios la han mantenido a raya, sin registrar nuevos incrementos. En algunos casos, como en el Ayuntamiento de Barcelona, no s¨®lo se ha congelado el volumen de deuda sino que se ha reducido. La deuda a largo plazo de Barcelona descendi¨® de 171.000 pesetas por habitante en 1993 a 159.000 en 1997, seg¨²n un estudio de la profesora Nuria Bosch. Esta mejora ha sido reconocida por las agencias internacionales de rating Moddy?s y Standard & Poor?s que han elevado en varias ocasiones la calificaci¨®n de Barcelona.
Este esfuerzo en la reducci¨®n del endeudamiento no ha impedido que Barcelona sea la ciudad que m¨¢s recursos destina a nuevas inversiones. En 1997 destin¨® un total de 26.771 pesetas por habitante a nuevas inversiones frente a una media de 16.282 pesetas de las grandes ciudades espa?olas (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, M¨¢laga y Bilbao).
Para Ernest Maragall, teniente de alcalde del Ayuntamiento, el secreto de esta mayor tasa de inversi¨®n de Barcelona es debida a "la importante participaci¨®n del sector privado en muchos proyectos y a una creciente captaci¨®n de fondos europeos".
Pero adem¨¢s, los ciudadanos barceloneses son tambi¨¦n los que contribuyen de forma m¨¢s costosa a la financiaci¨®n de su ayuntamiento. En 1997, cada barcelon¨¦s pag¨® a su municipio 81.700 pesetas, mientras que la media de las otras seis grandes ciudades fue de 51.000 pesetas.
Mayores ingresos
La mejora de las cuentas p¨²blicas ha sido la nota dominante de las siete grandes ciudades espa?olas. Pedro Bujidos, teniente de alcalde de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, explica que buena parte de esta mejora es consecuencia de la recuperaci¨®n general de la econom¨ªa. "Milagros no hacemos", afirma. "La reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s ha rebajado el coste de la deuda y la mayor actividad econ¨®mica ha permitido un aumento de los ingresos fiscales, especialmente en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), Impuesto sobre las Actividades Econ¨®micas (IAE) y el Impuesto sobre la Circulaci¨®n de Veh¨ªculos. Bujidos advierte que en el caso de Madrid "el aumento de los ingresos no ha implicado un aumento de la presi¨®n fiscal", aunque otros an¨¢lisis no coinciden con esta apreciaci¨®n. Desde el punto de vista de la inversi¨®n, Valencia es la ciudad que ha realizado un mayor esfuerzo al pasar de 12.171 pesetas por habitante en 1993 a 21.492 en 1997. Seguramente esta es la raz¨®n que explica que el ayuntamiento de esta ciudad sea el ¨²nico que manten¨ªa un d¨¦ficit (5.400 pesetas por habitante), seg¨²n la liquidaci¨®n del presupuesto de 1997. Las dem¨¢s grandes ciudades cerraron el ejercicio con un super¨¢vit medio de 7.000 pesetas por habitante.
Entre estas siete poblaciones tambi¨¦n hay claras diferencias en cuanto al volumen de recursos. As¨ª, Bilbao contaba con 178.000 pesetas por habitante en 1997, pr¨¢cticamente el doble que Sevilla, que s¨®lo dispon¨ªa de 86.000 pesetas por cada ciudadano aquel mismo a?o.
El gran cambio en el saneamiento de las cuentas municipales se produjo tras la entrada en vigor de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales, de 1988. Joan Rangel, vicepresidente de la Comisi¨®n de Hacienda de la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios, considera que la citada ley ha consolidado tres tributos importantes para los municipios (IBI, IAE y el Impuesto de Circulaci¨®n de Veh¨ªculos), lo cual ha asegurado una constante corriente de ingresos.
Para Rangel, la nueva ley ha tenido otros efectos m¨¢s relevantes a¨²n, como los derivados de la introducci¨®n de la contabilidad financiera en las cuentas municipales. La aplicaci¨®n de nuevos criterios contables ha significado un cambio trascendental en la gesti¨®n municipal, la cual a partir de este momento ha seguido los mismos criterios que el resto de administraciones y las empresas del sector privado.
Pacto local
El saneamiento de las haciendas municipales tras la mejora de sus ingresos, gesti¨®n y administraci¨®n ha ido forjando una corriente de opini¨®n cada vez m¨¢s amplia que plantea fundamentalmente la asunci¨®n de nuevas competencias por parte de los municipios, lo cual implicar¨¢ una mayor participaci¨®n de estas administraciones en el gasto p¨²blico estatal. Es lo que se ha llamado el pacto local, cuya realidad tiene una interpretaci¨®n distinta seg¨²n se contemple desde la ¨®ptica del Gobierno o de la oposici¨®n. La cesi¨®n a los ayuntamientos de nuevas competencias -educaci¨®n primaria, vivienda y pol¨ªticas de empleo-, la mayor parte en manos de las comunidades aut¨®nomas, conduce al enfrentamiento entre estas j¨®venes administraciones, que todav¨ªa viven muy marcadas por la din¨¢mica de su propia constituci¨®n a base de recuperar terreno al Gobierno central.
Las comunidades sostienen que la cesi¨®n de algunas competencias, como las de educaci¨®n, son poco viables dada la escasa poblaci¨®n de la mayor¨ªa de los 8.000 municipios. Para Rangel, esta deficiencia se puede corregir con la participaci¨®n de las diputaciones, que en su opini¨®n deben jugar un papel fundamental como complemento de los municipios.
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