El Papa, en Polonia
Polonia ocupa un lugar muy especial en el coraz¨®n del Papa, que considera su destino personal y el de su pa¨ªs inextricablemente unidos. Si algo ha dejado claro el octavo y m¨¢s largo viaje de Wojtyla a su tierra es que esta pasi¨®n es compartida. El Pont¨ªfice, de 79 a?os, es para sus compatriotas el ¨²ltimo h¨¦roe polaco vivo. Durante 12 d¨ªas, millones de personas han participado entusi¨¢sticamente en la multitud de actos religiosos que han jalonado la visita de Juan Pablo II, accidentada en un par de ocasiones por una ca¨ªda y un amago de gripe. Desde el punto de vista doctrinal, el periplo reci¨¦n concluido no ha aportado nada que el cardenal Wojtyla no haya dicho antes a sus devotos conciudadanos. Al contrario, el Pont¨ªfice ha enfatizado los valores tradicionales de la Iglesia como ¨²nica br¨²jula segura. Unos valores que la jerarqu¨ªa cat¨®lica polaca traslada a la vida cotidiana oponi¨¦ndose radicalmente al aborto y al divorcio, a la educaci¨®n sexual o a los derechos de los homosexuales, por citar algunos ejemplos. Y que otros interpretan de manera diferente. Los obispos alemanes, por ejemplo, decidir¨¢n el lunes si siguen manteniendo la presencia de la Iglesia en los centros de asesoramiento para mujeres embarazadas, de consulta obligatoria para optar al aborto legal. Hace un a?o, el Papa les pidi¨® sin ¨¦xito que abandonaran este tipo de consultorios, por mucho que el consejo de los asesores cat¨®licos sea siempre contrario al aborto. Ante la negativa episcopal, Juan Pablo II ha vuelto a la carga.
La peregrinaci¨®n a Polonia, que muchos consideran un sentimental adi¨®s del sufriente Pont¨ªfice a su pa¨ªs, s¨ª ha tenido calado hist¨®rico. Comenzando por el hecho de que se ha producido en el vig¨¦simo aniversario de su papado y cuando se cumplen 10 a?os de las primeras elecciones libres en Polonia. Desde Gdansk, donde el mismo Juan Pablo II ayud¨® hace 20 a?os a impulsar el movimiento Solidaridad, que acabar¨ªa derribando al comunismo, hasta Cracovia, su di¨®cesis obispal, un leit motiv ha resonado en los mensajes papales: que la historia polaca y su supervivencia como naci¨®n est¨¢n indisolublemente unidas a su fe cristiana. En apoyo de esta tesis patri¨®tica, compartida con fervor por sus audiencias, Wojtyla ha arrancado con los t¨¢rtaros del siglo XIII, para llegar a los nazis y, finalmente, a los comunistas. El Papa quiere que las nuevas generaciones de polacos tomen el testigo en la asunci¨®n de esta idea suprema.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.