Un alban¨¦s con uniforme alem¨¢n
El kosovar Armen Demajli ejercede traductor del jefe de las fuerzas de pacificaci¨®n germanas en Prizren
En el patio central del cuartel general de las tropas alemanas de la fuerza de pacificaci¨®n para Kosovo (Kfor), en Prizren, se produce una escena con aspectos id¨ªlicos. Un soldado alem¨¢n comparte cerezas, que acaba de recibir de regalo de un campesino albanokosovar, con un coronel del Ej¨¦rcito de Yugoslavia que ha acudido al centro de la Kfor para negociar las condiciones de la retirada de sus tropas. Lo que parece un s¨ªmbolo palpable de la paz entre enemigos, tras 80 d¨ªas de guerra, enga?a. Existe en alem¨¢n una expresi¨®n para definir a una persona de dif¨ªcil trato; se dice que "con ¨¦se no se pueden comer cerezas". Por eso, a la observaci¨®n de si confraterniza con el adversario, el soldado alem¨¢n se revuelve: "No, porque para m¨ª lo es mucho m¨¢s. Yo soy albanokosovar. Con uniforme alem¨¢n, pero alban¨¦s. En el hombro llevo la bandera alemana, pero mi coraz¨®n es alban¨¦s".
Armen Demajli, cabeza rapada y cadena de oro al cuello con el ¨¢guila bic¨¦fala del escudo alban¨¦s, naci¨® hace 24 a?os en la localidad germana de Essen, hijo de emigrantes kosovares que se sumaron a la di¨¢spora de su pueblo en busca de una vida m¨¢s pr¨®spera en Alemania. La familia Demajli procede de Mitrovica, en el norte de Kosovo, donde conserva la casa, que el joven soldado todav¨ªa desconoce si se encuentra intacta.
En Alemania, Demajli creci¨® en compa?¨ªa de otros hijos de emigrantes "croatas, ning¨²n serbio". En los partidos de f¨²tbol con sus amigos aprendi¨® serbocroata. El alban¨¦s lo hablaba en casa con la familia y el alem¨¢n en la escuela y posteriormente en el trabajo.
Esta condici¨®n de pol¨ªglota le ha servido a Demajli para entrar de nuevo en Kosovo, adonde no regresaba desde hace nueve a?os. No ha vuelto como un emigrante que retorna a casa, sino con el uniforme de la Kfor. Demajli act¨²a como int¨¦rprete del general Fritz von Korff, que manda las tropas alemanas de la Kfor en la regi¨®n de Prizren, ubicada en el sureste de Kosovo en la frontera con Albania.
Cuando se agudiz¨® el conflicto entre los serbios y los independentistas albaneses, Demajli pens¨® en alistarse en las filas del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK), pero "mi madre dijo que se morir¨ªa de angustia y pens¨¦ que podr¨ªa contribuir de otra forma".
El joven ya hab¨ªa cumplido su servicio militar en el Ej¨¦rcito federal alem¨¢n. No obstante, cuando se cre¨® la fuerza de pacificaci¨®n para Kosovo, se ofreci¨® a enrolarse de nuevo como voluntario. Dej¨® su trabajo en una empresa de productos hidr¨¢ulicos y se fue a Macedonia con un sueldo de 600 marcos al mes (51.000 pesetas). Durante los primeros meses, Demajli tuvo numerosas oportunidades de cumplir con su deseo de ayudar a sus compatriotas albaneses. Trabaj¨® en los campos de refugiados para atender a los m¨¢s necesitados hasta que le concedieron el puesto de int¨¦rprete del general Von Korff, al que traduce en sus entrevistas tanto con los dirigentes guerrilleros del ELK como con los mandos serbios.
No oculta Demajli sus simpat¨ªas por el ELK. Aunque su padre estaba afiliado al partido de la Liga Democr¨¢tica de Kosovo (LDK) del l¨ªder kosovar Ibrahim Rugova, ¨¦l cree que "esa teor¨ªa de la no violencia, del Gandhi de los Balcanes, no sirve con los serbios, que han hecho la guerra por todas partes". Al hablar del enemigo que ahora abandona Kosovo, Demajli no escatima calificativos: "Tienen miedo de que les disparen al salir. La mayor¨ªa son cobardes, asesinos de mujeres y ni?os, violadores y saqueadores".
Opina el soldado que lo ideal para el futuro de Kosovo podr¨ªa ser la independencia, porque "albaneses y serbios no pueden vivir juntos". Pero no le basta con la independencia. Quisiera la unificaci¨®n con Albania, "porque somos un pa¨ªs dividido como era Alemania, que tambi¨¦n logr¨® la reunificaci¨®n". Demajli tiene que regresar al lado del coronel serbio con quien compart¨ªa cerezas para traducir la entrevista con el general alem¨¢n. Esta imagen de confraternizaci¨®n resulta enga?osa; el int¨¦rprete efect¨²a un movimiento claro con su pistola y asegura: "Si pudiera, le pegar¨ªa un tiro, pero yo tengo que mantenerme neutral".
No obstante, Demajli siente un atisbo de compasi¨®n hacia el coronel serbio cuando explica: "Vivi¨® 20 a?os en Bosnia, all¨ª lo perdi¨® todo. Ahora se marcha tambi¨¦n de Kosovo y no tiene nada".
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