RA?L GUERRA GARRIDO ESCRITOR "S¨®lo puedes escribir bien de aquello que mejor conoces"
Ra¨²l Guerra Garrido (Madrid,1935) iba para farmac¨¦utico [de hecho, es doctor en Farmacia], pero ten¨ªa dos vocaciones, que, seg¨²n ¨¦l, en la Espa?a de los 60 eran las dos mejores formas de morirse de hambre: la investigaci¨®n cient¨ªfica y la literatura. Se dedic¨® a la primera, pero la dej¨® por la segunda y no se ha muerto de hambre. Se ha ganado la vida escribiendo y la cultura vasca ha ganado a un escritor con una obra de primera, que, en parte, refleja la sociedad vasca de los ¨²ltimos 40 a?os. Pregunta. Public¨® su primera obra, Con tortura, con 33 a?os. ?Por qu¨¦ empieza usted a escribir tan tarde? Respuesta. Me gustaba leer mucho y entonces ten¨ªa muy claro que el libro era una moneda de dos caras, que interrelacionaba a quien lo escrib¨ªa y a quien lo le¨ªa. De siempre supuse que, como era buen lector, terminar¨ªa escribiendo. Otra cosa es que fuese buen escritor. P. ?Para ser buen escritor hay que ser buen lector? R. Con el tiempo he acu?ado una frase, que al principio me parec¨ªa una boutade y que cada vez me la creo m¨¢s: puedo creer en un escritor que no escriba, pero no puedo creer en uno que no lea. P. ?Qu¨¦ influencia tiene en su obra su formaci¨®n cient¨ªfica e industrial? R. Bastante. Me dio una perspectiva de esa Espa?a de los sesenta, del desarrollo y de la emigraci¨®n, que conoc¨ª in situ y con el que pude crear ese Eibain imaginario, que es mi propio Macondo. En realidad, s¨®lo puedes escribir bien de aquello que mejor conoces, y yo aquello lo conoc¨ª bien. P. ?C¨®mo y por qu¨¦ aterriza en San Sebasti¨¢n en 1960? R. Por circunstancias de la vida, como un emigrante m¨¢s de aquellos a los que en Guip¨²zcoa se les denominaba cacere?os, aunque afortunadamente lo fui de bata blanca, no de buzo. Eso, y Maite, la que luego ser¨ªa mi mujer. P. ?Puede considerarse a buena parte de su obra un acta notarial por entregas de la historia vasca reciente? R. No era ¨¦sa mi intenci¨®n inicial, pero indirectamente se ha convertido en algo de eso. De hecho, varias tesis doctorales en pa¨ªses europeos analizan la situaci¨®n vasca a trav¨¦s de mis novelas. P. Emigraci¨®n, industrializaci¨®n, terrorismo... ?Qu¨¦ le falta de escribir sobre Euskadi en versi¨®n novelada? R. El Pa¨ªs Vasco y su problem¨¢tica es un tema en el que no pienso reincidir, salvo que me d¨¦ tiempo a escribir una novela sobre el posterrorismo, que no me apetece mucho en cuanto a escritura, pero s¨ª en cuanto al hecho de describir esa situaci¨®n. P. Acaba de presentar en Bilbao la reedici¨®n de La carta, una novela de 1990... R. La carta es una radiograf¨ªa del miedo, de un miedo protagonista de la Euskadi de los ¨²ltimos a?os, un miedo a¨²n presente. Me alegro mucho de su reedici¨®n y de poder presentarla aqu¨ª, nueve a?os despu¨¦s de su primera edici¨®n, porque el miedo tambi¨¦n acompa?¨® la presentaci¨®n de esta obra. P. Expl¨ªquese mejor. R. Esta novela ha tenido m¨¢s peripecias que yo en toda mi vida. En 1990, una editorial de ¨¢mbito internacional no se atrevi¨® a publicarla. Y hubo muchas m¨¢s cosas, como no poder presentarla en Bilbao o San Sebasti¨¢n, ni siquiera en Madrid, porque los presentadores se pon¨ªan malos antes. Hubo un silencio c¨®mplice muy tremendo. Incluso fue vetada, junto a El laberinto vasco de Julio Caro Baroja, por el entonces consejero de Cultura, Joseba Arregi, en una subvenci¨®n para realizar una bibliograf¨ªa vasca para la Fundaci¨®n Vascoamericana en California. P. ?Qu¨¦ satisfacen m¨¢s, los premios o las ventas con muchas ediciones? R. El escribir, como todo proceso art¨ªstico, tiene que ser autosatisfactorio y tener un significado en s¨ª mismo, no buscarlo fuera. Para m¨ª, lo importante no son las ventas, el ganar dinero, sino el hacer un amigo con cada lector. P. ?Cu¨¢l de sus obras es la que m¨¢s le ha gustado? R. Ja, ja, ja. Todas, todas. Dicen que los novelas son como los hijos, pero para mi, son como las amantes, que te apetece una en un momento determinado. Todas me gustan por alguna circunstancia.
P. Usted tiene casi 65 a?os. ?Tienen edad de jubilaci¨®n los escritores? R. S¨ª, cuando se mueren. Siempre digo que me gustar¨ªa morirme con mi vieja Olivetti Hispania puesta, porque me he dedicado a la narrativa como una forma de entender la vida y si dejase de escribir, es porque dejar¨ªa de vivir.
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