VEINTE A?OS DESPU?S Blas de Otero en la memoria ANGEL ORT?Z ALFAU
Sostiene el autor que la relaci¨®n del poeta con Bilbao siempre fue tensa y dolorosaCuando lleg¨® a Bilbao la noticia de la muerte de Blas de Otero, a finales de junio de 1979, el mundo de la cultura se conmovi¨®. Blas era el escritor vivo m¨¢s importante de la Villa. El m¨¢s importante, quiz¨¢, de Espa?a. Como an¨¦cdota, escrib¨ª alguna vez que Blas odiaba a Bilbao. Apoy¨¢ndome en algunos poemas. Le hab¨ªa pedido, en la d¨¦cada de los cincuenta, una opini¨®n manuscrita para un libro sobre Bilbao. "Putrefacta. Y, sin embargo, se mueve", me escribi¨®. En la primera edici¨®n de Pido la paz y la palabra (1955) no pudo publicar el poema titulado Muy lejos, en el que ataca a Bilbao. "Ciudad llena de iglesias/ y casas p¨²blicas, donde el hombre es harto/ y el hambre se reparte a manos llenas./ Bendecida ciudad llena de manchas/ plagada de adulterios e indulgencias:/ ciudad donde las almas son de barro/ y el barro embarra todas las estrellas./ Laboriosa ciudad, salmo de f¨¢bricas/ donde el hombre maldice mientras rezan/ los presidentes de Consejo: oh altos/ hornos, infiernos hondos en la niebla". Casi al final del poema, un verso terrible: "... Nada/ me importas t¨², ciudad donde naciera". Es sabido que Blas tuvo problemas, muchos problemas, en Bilbao. De salud, de convivencia, de vida y de muerte de su padre, de trabajo, de amigos... En el poema Y yo me ir¨¦ escribe: "Te padec¨ª hasta el ahogo/ Bilbao: tu cielo, tus casas/ negras. Y tu hipocres¨ªa". Le padeci¨® hasta el ahogo y le culpa, adem¨¢s, de haber quemado su juventud como un trapo viejo, de haberle lacerado hasta el fondo del alma y de haberle reba?ado la ilusi¨®n, aunque no el entusiasmo... Tuve mucha relaci¨®n personal con Blas. Cuando publicaba un libro y a¨²n no hab¨ªa llegado a las librer¨ªas me llamaba por tel¨¦fono: -?ngel, te invito a tomar un caf¨¦.Naturalmente, yo acud¨ªa siempre. Pero anduvo mucho por el mundo. Y fuera escribi¨® un d¨ªa Amo el Nervi¨®n. "Recuerdo/ en Par¨ªs, en Georgia, en Leningrado,/ en Shangai sus muelles/ gr¨¢vidos de mercanc¨ªas y de barcos,/ sus ocres ondas, las gaviotas grises,/ los altos hornos negros, encarnados,/ donde el hombre maldice/ cuando rezan indignados dignatarios,/ miro el Nervi¨®n, escucho/ los vientos racheados, paso la p¨¢gina de la d¨¢rsena/ de Erandio...", "... salgo al muelle, llueve, llueve, llueve, el Nervi¨®n navega hacia el Cant¨¢brico..." Recuerda mucho a Bilbao. En Cuba escribe de las ciudades que m¨¢s ama: Madrid, Par¨ªs, Zamora, Pek¨ªn, Palencia... y Bilbao... "Ciega Bilbao, ciudad adusta y beatona, con su temible fuerza soterrada, reflej¨¢ndose en el cielo nocturno de la r¨ªa, riberas fabriles de Sestao, Baracaldo, Erandio, denso Bilbao que persistes en todo tiempo en mi acento y mis gestos, en mi terquedad de hacernos los dos m¨¢s humanos, m¨¢s justos, m¨¢s parques". En Madrid, en 1969 titula Bilbao un poema en el que escribe: ... "esta noche/ no puedo dormir, y pienso en tus tejados,/ me asalta el tiempo hu¨ªdo entre tus calles/ y te llamo desoladamente desde Madrid,/ porque s¨®lo t¨² sostienes mi mirada,/ das sentido a mis pasos/ sobre la tierra..." En el libro Mientras, publicado en 1970, hay un poema titulado Morir en Bilbao en el que dice: "Pero Bilbao soy yo de cuerpo entero". Sin embargo, est¨¢ dispuesto a todo, "menos a morir en Bilbao". En 1962 la Real Academia Espa?ola le concede a Blas de Otero el Premio Fastenhrat. Sus amigos bilbainos lo celebramos con una cena homenaje en una restaurante de Bego?a. El n¨²mero de asistentes desborda todas las previsiones. Ha sido necesario pedir autorizaci¨®n a la polic¨ªa. A los asistentes se les obsequia con un soneto, firmado especialmente por Blas. En los discursos hay que ser discretos, porque la polic¨ªa social se va a quedar a escucharlos, y actuar¨¢ en consecuencia. La cena se celebra el ¨²ltimo d¨ªa del mes de abril. A las doce de la noche, comienza el primero de mayo... Fue -es- un gran poeta. Estuvimos a punto de hacer una edici¨®n especial con todos sus Poemas vascos. Una edici¨®n para la inmensa mayor¨ªa, como ¨¦l exig¨ªa siempre, pero complementada con una tirada especial de cien ejemplares para bilbli¨®filos, en el que cada ejemplar contendr¨ªa un soneto aut¨®grafo de Blas, firmado. Cuando casi todos callaban, Blas de Otero ped¨ªa la paz y la palabra. A veces jugando con las met¨¢foras, o cambiando el nombre de las cosas. En Parle clair tiene un poema que si lo titula Gernica se lo va a prohibir el censor en Espa?a. Seguro. Lo titula Ca ni guer. As¨ª s¨ª se publica. El censor no se entera. Veinte a?os sin Blas de Otero. ?Qu¨¦ tragedia! Y casi, sin su obra. Veinte a?os esperando la reedici¨®n de lo que muchos ya conocen, y muchos no. Y esperando, tambi¨¦n, la publicaci¨®n de todo lo que dej¨® in¨¦dito. Sabemos que no es culpa de Sabina de la Cruz. Pero ser¨ªa importante recuperar cuanto antes todo cuanto escribi¨®.
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