El s¨ªndrome de la guerra del Golfo sigue sin ser aclarado, tras 130 estudios m¨¦dicos
Decenas de miles de soldados norteamericanos sufren extra?as afecciones cr¨®nicas
Ocho a?os despu¨¦s de la contienda, el llamado s¨ªndrome de la guerra del Golfo sigue siendo un misterio sin resolver. M¨¢s de 130 investigaciones cl¨ªnicas y epidemiol¨®gicas en las que el Gobierno Federal ha gastado 20.000 millones de pesetas, varios informes desclasificados de la CIA y del Pent¨¢gono y otras investigaciones gubernamentales no han permitido descifrar a¨²n el origen de un conjunto de enfermedades cr¨®nicas que se engloban en este s¨ªndrome. M¨¢s de cien mil soldados norteamericanos que participaron en la contienda contra Irak sufren ahora, con distintos grados de intensidad, fatiga cr¨®nica, diarreas, p¨¦rdidas de memoria, depresi¨®n, agresividad, insomnio, jaqueca y afecciones cut¨¢neas, musculares y de las articulaciones. El s¨ªndrome ha destrozado la vida y la carrera de muchos veteranos. Algunos casos han acabado incluso en tragedia, como el de Jeffrey Glenn Hutchinson, de 35 a?os, contra quien el Estado de Florida ha formulado cargos de asesinato por matar a su novia y a sus tres hijos.
El psiquiatra de Hutchinson asegura que sufre "neuro-desinmunidad", una enfermedad mental que produce ataques de agresividad incontrolada y que tambi¨¦n afecta a otros 1.800 veteranos de la guerra del Golfo. "Si no hubiera estado expuesto a armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas, esto no hubiera ocurrido", dijo el doctor William Baumzweiger ante un tribunal de la ciudad de Crestview, en Florida.
El ex marine Brian Martin tambi¨¦n vive una tragedia, pero en este caso no es de enfrentamiento con la justicia, sino con su propio cuerpo. Muchas ma?anas tiene que gatear desde su cama hasta una silla porque a los 39 a?os est¨¢ completamente incapacitado. Martin ha testificado ante el Congreso que antes de ir a la guerra del Golfo estaba sano, que all¨ª escuch¨® varias veces las alarmas detectoras de armas qu¨ªmicas o biol¨®gicas y que le inyectaron vacunas y le hicieron tomar p¨ªldoras que no sab¨ªa de qu¨¦ eran.
Aunque su sintomatolog¨ªa es de las m¨¢s extremas, otros 109.000 hombres y mujeres, de los 697.000 que fueron destacados al escenario de guerra, han acudido a los hospitales del Ej¨¦rcito en busca de tratamiento porque padecen uno o m¨¢s s¨ªntomas del s¨ªndrome del Golfo, al que eufem¨ªsticamente se refieren las autoridades sanitarias como "enfermedades no diagnosticadas".
Indemnizaciones
A unos les administran antibi¨®ticos, otros toman antiinflamatorios y muchos van a terapia de recuperaci¨®n o psicol¨®gica. "No hay un tratamiento com¨²n porque no hay un diagn¨®stico com¨²n", explica Terry Jemisson, portavoz de la Administraci¨®n de Veteranos, que coordina los aspectos m¨¦dicos y las pensiones de incapacidad. Seg¨²n Jemisson, en el registro oficial s¨®lo constan 2.722 soldados que cobran una asignaci¨®n mensual como indemnizaci¨®n por sus "enfermedades no diagnosticadas". Pero otros 159.000 cobran cantidades mensuales que oscilan entre 14.000 y 300.000 pesetas por incapacidades no asociadas oficialmente al s¨ªndrome del Golfo. Las mismas estad¨ªsticas oficiales indican que el n¨²mero de muertos asciende a 5.876, pero en ninguno de los certificados de defunci¨®n figura como causa el s¨ªndrome del Golfo. En cambio, s¨ª abundan los accidentes de tr¨¢fico, por razones que los investigadores no pueden explicar.
En medio de las escasas, lentas y contradictorias versiones oficiales han ido saliendo a la luz informaciones que apuntan a dos hechos claros: que las tropas sufrieron los efectos de diferentes productos qu¨ªmicos t¨®xicos y que hay muchas reputaciones y muchos intereses en juego que dificultan la investigaci¨®n m¨¦dica.
El empecinamiento del Pent¨¢gono en no reconocer que las tropas estuvieron expuestas al gas nervioso sar¨ªn y la desaparici¨®n de importantes documentos internos sobre episodios de alarma por detecci¨®n de armas qu¨ªmicas han alimentado todo tipo de especulaciones y han puesto en entredicho la credibilidad del Pent¨¢gono y de la CIA. Ambos niegan que exista una conspiraci¨®n para ocultar las causas que han provocado el s¨ªndrome.
Uno de los principales agentes sospechosos de causar los cuadros patol¨®gicos es el gas sar¨ªn, pero las investigaciones cient¨ªficas analizan tambi¨¦n posibles interacciones entre los ant¨ªdotos y vacunas de experimentaci¨®n que tomaron las tropas, como bromuro de piridogstigmina, y los propios agentes neurot¨®xicos que respiraron.
Otros factores de riesgo tambi¨¦n bajo estudio son los efectos del humo de los pozos de petr¨®leo incendiados, los insecticidas, el uranio que reviste los armamentos y las toxinas ambientales.
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