Una marea humana despide a Hassan II
Jefes de Estado y de Gobierno de medio centenar de pa¨ªses participan en la ceremonia f¨²nebre
No ha sido a¨²n entronizado, pero el estilo es ya diferente al de su padre. El heredero de Hassan II, Mohamed Ben el Hassan, parec¨ªa ayer agobiado por el enjambre de dignatarios empe?ados en besarle la mano, un gesto de sumisi¨®n feudal, tras la inhumaci¨®n del cad¨¢ver de su padre en el mausoleo de Mohamed V. Llam¨® a un ayudante y le pidi¨® que la televisi¨®n dejase de retransmitir esas im¨¢genes. Poco despu¨¦s se levant¨® dando casi por terminado un funeral que congreg¨® ayer a los l¨ªderes de medio centenar de Estados y a un mill¨®n de marroqu¨ªes procedentes de todo el pa¨ªs, dos millones seg¨²n la televisi¨®n estatal. Por segunda vez este a?o -la primera fue en febrero en Amm¨¢n con motivo de la muerte del rey Hussein de Jordania-, se reune una verdadera cumbre internacional para asistir al funeral de un monarca con gran proyecci¨®n.
Agolpados tras el f¨¦retro, los varones de la familia real marroqu¨ª y los hu¨¦spedes extranjeros recorrieron a pie tres kil¨®metros por las calles del centro de Rabat inundadas por una marea humana. All¨ª estaban, codo a codo, el presidente de EEUU, Bill Clinton, provisto de una botella de agua mineral para ayudarle a soportar los 29 grados de calor h¨²medo, su esposa Hillary, con un pa?uelo negro en la cabeza, el rey de Espa?a, don Juan Carlos, y el pr¨ªncipe Felipe, el presidente franc¨¦s Jacques Chirac, el rey Alberto II de B¨¦lgica, y el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. La delegaci¨®n espa?ola era la m¨¢s numerosa y representativa porque, adem¨¢s de los tres miembros m¨¢s importantes de la Casa Real, inclu¨ªa al jefe del Ejecutivo y a delegaciones de comunidades aut¨®nomas y de partidos pol¨ªticos.La marcha avanz¨® con paso decidido, pero de forma un poco ca¨®tica. Ni siquiera los guardaespaldas consiguieron que los l¨ªderes se libraran de alg¨²n que otro empuj¨®n. Algunos de ellos ten¨ªan dificultades para no quedarse descolgados. Al presidente turco, Suleiman Demiriel, le costaba, por ejemplo, mantener el ritmo. Tambi¨¦n sufr¨ªa el primer ministro marroqu¨ª, Abderram¨¢n Yussufi, de 72 a?os, dado de alta en un hospital hace menos de un mes.
Clinton, Chirac, el rey de Espa?a y el ex presidente franc¨¦s, Valery Giscard d"Estaing, y el argelino Abdelaziz Buteflika, parec¨ªan menos agobiados. Depart¨ªan con frecuencia entre ellos a pesar del ensordecedor ruido de fondo que proporcionaba el griter¨ªo de la muchedumbre. Evocaban la figura del finado. M¨¢s lejos estaba James Baker, el ex secretario de Estado norteamericano que medi¨® entre Marruecos y el Frente Polisario para alcanzar en Houston, hace tres a?os, un acuerdo sobre el S¨¢hara.
"Marruecos", hab¨ªa declarado poco antes Clinton a la prensa, ha sido bajo el liderazgo de su rey "un modelo de reconciliaci¨®n interna y un modelo de participaci¨®n (...) en la paz en Oriente Pr¨®ximo y creo que las cosas seguir¨¢n siendo as¨ª". "Har¨¦ todo lo que pueda para ser un buen amigo del nuevo monarca y de su pa¨ªs", a?adi¨®.
Papel mediador
Aunque esta vez sin Hassan II, Marruecos continu¨® ayer desempe?ando un papel en el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª. En Rabat se celebr¨® una reuni¨®n de Clinton con el primer ministro de Israel, Ehud Barak, y el presidente palestino, Yasir Arafat. Estos ¨²ltimos tambi¨¦n se entrevistaron con el rey Abdal¨¢ II de Jordania. S¨®lo falt¨® a la cita el presidente de Siria, Hafez el Assad, sobre cuyo encuentro con Barak, al margen de los funerales, se hab¨ªa especulado en c¨ªrculos diplom¨¢ticos. Le sustituy¨® su hermano menor, Rifaat el Assad.Otras dos ausencias sentaron especialmente mal al protocolo marroqu¨ª encargado de la organizaci¨®n del funeral. Una era la del l¨ªder libio, Moamar el Gadafi, que en otros tiempos no se privaba de viajar con frecuencia a Rabat, y la del presidente de Ir¨¢n, Mohamad Jatam¨ª. Ambas se explican por su empe?o de evitar un encuentro, aunque sea fortuito, con el israel¨ª Barak, al que acompa?aba Sim¨®n Peres, un viejo amigo de Hassan.
Las tres horas largas que dur¨® la ceremonia empezaron por la tarde cuando, visiblemente emocionados, los dos hijos varones de Hassan II, vestidos con la tradicional chilaba blanca, transportaron el f¨¦retro de su padre, fallecido el viernes, hasta una sala del palacio real en la que, bajo un precioso artesonado de madera, el monarca sol¨ªa presidir las charlas religiosas durante el ramad¨¢n, el mes de ayuno de los musulmanes.
Por all¨ª desfilaron todas las delegaciones para inclinarse ante un ataud envuelto en dos tapices, uno rojo y otro verde, bordados en oro con vers¨ªculos del Cor¨¢n. Minutos despu¨¦s de las tres, el f¨¦retro fue colocado en una carroza tirada por cuatro caballos, pero cuando el cortejo lleg¨® a la muralla externa del palacio se le traslad¨® a un jeep descubierto. A partir de ah¨ª, la comitiva f¨²nebre estuvo encabezada por un centenar de abids (servidores del rey), y, detr¨¢s del f¨¦retro, caminaban el nuevo rey, su hermano Mulay Rachid, y los hu¨¦spedes extranjeros mezclados, a veces, con los varones de la familia real.
Treinta y cinco minutos despu¨¦s, el cortejo lleg¨® al mausoleo de Mohamed V, justo a tiempo para la oraci¨®n de la tarde, el salat al asr. Despu¨¦s, los musulmanes rezaron la oraci¨®n f¨²nebre, salat al yanaza y el cad¨¢ver del soberano fue inhumado en un edificio funerario que Hassan mand¨® construir en memoria de su padre, Mohamed V. All¨ª quer¨ªa ser enterrado.
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