El hombre de las mil an¨¦cdotas
'Borges verbal / Diccionario de borger¨ªas' (Emec¨¦), de Mario Paoletti y Pilar Bravo, repasa episodios de la vida del escritor
Jorge Luis Borges, de quien hoy se cumple el centenario de su nacimiento, ha generado un sinn¨²mero de an¨¦cdotas, reales o ficticias, que suelen ser tema obligado en congresos de escritores y dem¨¢s fauna literaria. "Recuerdo que una vez Borges dijo..." es, a menudo, la cobertura, por la v¨ªa de la autoridad, de alguna ocurrencia que tendr¨ªa muchos problemas para defenderse sola. Borges Verbal / Diccionario de Borger¨ªas hace un recuento de esas an¨¦cdotas y rastrea a su presunto propagador inicial. El resultado son casi cien an¨¦cdotas de probada prosapia "borgiana" que pintan con nitidez el peculiar ingenio del escritor argentino muerto en Ginebra el 14 de junio de 1986. El libro incluye asimismo m¨¢s de setecientas definiciones, comentarios y opiniones extra¨ªdos de sus m¨²ltiples declaraciones a los medios, especialmente en sus ¨²ltimos veinte a?os de vida, y editados bajo la forma de acepciones de un diccionario. De all¨ª hemos recogido estos botones de muestra:- S¨¢bato
"Me dicen que en Italia los libros de S¨¢bato se venden con una faja que dice: "S¨¢bato, el rival de Borges". Es raro, pues los m¨ªos no llevan una faja que diga: "Borges, el rival de S¨¢bato". S¨¢bato es un escritor responsable cuyas obras pueden estar en las manos de todos sin ning¨²n peligro". [Conversaci¨®n de Molachino Prieto con Borges].
- Libres y esclavos
Fernando Qui?ones le explica a Borges que hab¨ªa sentido la influencia de su particular estilo en su propia obra y que eso le hab¨ªa causado no pocas inquietudes y much¨ªsimo trabajo de reescritura, aunque con un buen resultado final: -Ya est¨¢, lo he conseguido, me libr¨¦. Me ha costado zafarme, pero al fin me libr¨¦ de Borges. Y Borges, entonces, le responde, francamente admirado:
-Qu¨¦ suerte la suya. Yo a¨²n no lo consegu¨ª. [Contado por Francisca Aguirre].
- Jodernos
-?Qu¨¦ tipo de Estado desear¨ªa?
-Un Estado m¨ªnimo, que no se notara. Viv¨ª en Suiza cinco a?os, y all¨ª nadie sab¨ªa c¨®mo se llama el presidente.
-La abolici¨®n del Estado que usted propone tiene mucho que ver con el anarquismo.
-S¨ª, exacto, con el anarquismo de Spencer, por ejemplo. Pero no s¨¦ si somos lo bastante civilizados para llegar a eso. -?Piensa seriamente que tal Estado es factible?
-Por supuesto. Eso s¨ª, es cuesti¨®n de esperar 200 o 300 a?os.
-?Y mientras tanto?
-Mientras tanto, jodernos.
[Revista Siete D¨ªas, Buenos Aires, 1973].
- L¨¢stimas
Hace poco, se vio salir a Borges de un cine donde proyectaban una pel¨ªcula inglesa. Se oy¨® que su acompa?ante le dec¨ªa: "Es una suerte que usted sepa ingl¨¦s". Y se oy¨® que Borges respond¨ªa. "Es una l¨¢stima que yo sea ciego".
[Contado por Raquel ?ngel, revista Confirmado, 1979].
- Ciego en Granada
Mar¨ªa Kodama y Borges est¨¢n en Granada. Por la ma?ana, despu¨¦s del desayuno, deciden ir a la Alhambra. Borges, muy excitado, le relata cuando la visit¨® con sus padres y con su hermana Norah, sesenta a?os antes; describe los lugares, los aromas, los ruidos. "De pronto, cuando ¨ªbamos a entrar, me tom¨® del brazo y me dijo: "?Pero Mar¨ªa, reci¨¦n ahora me doy cuenta que yo no voy a poder ver nada!".
[Contado por Mar¨ªa Kodama].
- El d¨ªa m¨¢s feliz
"Fue una madrugada, yo ten¨ªa 10 a?os, estaba en una estancia: me dejaron ir con unos gauchos arreando hacienda hacia el arroyo Ramallo. Aquello me dio una felicidad que todav¨ªa me conmueve".
[Contado por Borges a Fran?ois Maria Banier].
- Una vez, una bala
Borges hab¨ªa dicho que un militar argentino se caracteriza porque "no oy¨® en su vida silbar una sola bala", y que ya no eran guerreros, sino bur¨®cratas. Entonces, un alto oficial le contest¨® en una carta p¨²blica, de tono pomposo, informando de que ¨¦l hab¨ªa estado en no s¨¦ qu¨¦ misi¨®n de pacificaci¨®n de Naciones Unidas, afrontando riesgos de muerte. Entonces, Borges le respondi¨® a su vez con otra carta en la que dec¨ªa, m¨¢s o menos: "Me he equivocado y es mi deber rectificar. Quiero dejar constancia de que hay un militar argentino que una vez oy¨® silbar una bala". [Contado por Osvaldo Soriano].
- Prematura
Primero en diarios franceses y luego en The New York Times, se public¨® la noticia de que Borges hab¨ªa muerto. Eso caus¨® un cierto revuelo. Apenas pude, me puse en contacto con ¨¦l y le expres¨¦ mi desagrado por la noticia ap¨®crifa de su muerte. "Ap¨®crifa, no", me corrigi¨® ¨¦l; "s¨®lo prematura".
[Contado por Ulises Petit de Murat].
- Decimales
Cuando muere la madre de Borges, do?a Leonor Acevedo, a los 99 a?os, llevaba ya tiempo tullida y postrada en la cama. Sus ayes se o¨ªan por toda la casa. Una persona sin imaginaci¨®n, al darle el p¨¦same a Borges, le dijo que era una pena que no hubiera podido llegar a los 100 a?os. Y entonces Borges le contest¨®: "Me parece que usted exagera los encantos del sistema decimal...".
[Contado por Alicia Jurado, 1980].
- 'Nouveau roman'
"Yo creo que una novela en la que el autor dedica tres p¨¢ginas, por ejemplo, para describir lo que hay en una mesa, es un error. A Robbe Grillet lo conoc¨ª personalmente. Me dijo que yo hab¨ªa influido mucho en ¨¦l. Y yo, con escasa cortes¨ªa, le dije: "Caramba, no me descorazone". ?l es un franc¨¦s muy cort¨¦s y no dijo nada, pero estoy seguro de que no le agrad¨® esa observaci¨®n m¨ªa. Es que no creo parecerme a ellos. Yo escribo muy apretado, y ellos escriben de un modo voluntariamente difuso".
[Contado por Borges a M. P. Montecchia].
- Ni?os
"Un viaje en avi¨®n. Justo detr¨¢s, se sent¨® una se?ora con un bebito que lloraba y gritaba sin descanso. Borges me dec¨ªa: "?Qu¨¦ horror!". Yo hac¨ªa lo posible por calmarlo. El nene sigui¨® llorando. Al rato, cuando la azafata le pregunt¨® qu¨¦ deseaba tomar, Borges, cara al cielo, exclam¨®: "?Ay, Herodes, Herodes!, ?d¨®nde est¨¢s?". No, a Borges no le gustaban los ni?os. A m¨ª tampoco. Yo, de chica, ten¨ªa mu?ecas, pero no las llamaba mis hijas, sino mis alumnas".
[Conversaci¨®n de Mar¨ªa Kodama con Rodolfo Braceli, 1993].
- Forges
Fuimos a cenar a un restaurante de Sitges llamado El Velero y, absurdamente animados por un vino local, nos empe?amos en que Borges probara el famoso pan de pay¨¦s catal¨¢n. A consecuencia de su lucha con este derivado primario del trigo, y de la rozadura que la pr¨®tesis dental le ocasion¨® en su boca, Borges se quej¨® de unas llagas que precisaban inmediata asistencia m¨¦dica (...) Por fin, localizamos a un dentista en Sitges que, a pesar de su ya dilatada jubilaci¨®n, se atrevi¨® a limar con un artefacto el¨¦ctrico la dolorosa pr¨®tesis del maestro.
Cuando termin¨®, le pidi¨® a Borges que le firmara un libro en cuya portada aparec¨ªan unos dibujos de colores y un nombre que pude leer con claridad: Forges. (...) Extra?a la simetr¨ªa de la confusi¨®n: Borges, que ha llevado al m¨¢ximo de la elaboraci¨®n est¨¦tica el arte de las falsas atribuciones, estaba firmando un libro a un hombre que tambi¨¦n lo tomaba por otro...
[Contado por Carlos Ca?eque].
- Silogismos
Una noche, a la salida de una cantina pr¨®xima al Mercado de Abasto, que por entonces frecuentaban Xul Solar, Matronardi y otros conspicuos componentes de la "escuadrilla de la aurora", salieron vociferando. Un vigilante reclam¨® silencio, invocando el sue?o de la gente. N¨¦stor Ibarra inici¨® entonces una alambicada discusi¨®n con el agente, que fue poni¨¦ndose ruda hasta que Borges la cort¨® con un irrefutable: -?Silogismos con la polic¨ªa, Ibarra?
[Contado por Ulyses Petit de Murat].
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