Viejos
La alegr¨ªa de vivir. Puestos a ser c¨ªnicos, el asilo de Dos Hermanas no pod¨ªa tener mejor nombre: La Alegr¨ªa de Vivir. Un t¨ªtulo positivista, juvenil, como de moda primavera-verano para lucir el palmito por las pasarelas de la vida. La alegr¨ªa de vivir. Si se le va un poco la mano al luminaria que dio con el nombre lo mismo bautizaba al albergue como La Chispa de la Vida. Estos bandidos son as¨ª de imaginativos con la sem¨¢ntica de la tortura. Eligen un nombre refrescante, vitalista, casi rozando el larguero del hedonismo y luego, cuando atraviesas el umbral del porche y te internas en la realidad, en el albergue se est¨¢ escribiendo un cap¨ªtulo m¨¢s de la historia universal de la infamia. En Dos Hermanas la realidad ha superado a Borges. Sales de La Alegr¨ªa de Vivir y te colocan, como un ba¨²l ajado, artr¨ªtico e inoportuno, en otro albergue con advocaci¨®n de Martes Santo para sobrellevar la penitencia del ¨²ltimo tramo de la vida: El Dulce Nombre. Qu¨¦ miedo da el nomencl¨¢tor. Cu¨¢ntas bofet¨¢s da la existencia. Y todo por un pu?ado de pesetas y por un qu¨ªtame de encima al viejo. Nuestros viejos van camino de superar el desconsuelo del perro del verano. ?Recuerdan aquella campa?a publicitaria? Un perro abandonado en mitad de la carretera, compartiendo su vulnerabilidad con la mala estrella de un fatal destino, y una voz en off diciendo: "?l no te hubiera abandonado". A nuestros mayores los escondemos en albergues insoportables que camuflan los malos tratos con los nombres m¨¢s id¨ªlicos. Los hemos condenado a vivir el ¨²ltimo sorbo de la vida como si fueran los perros del verano. Solos, desesperanzados, olvidados por aqu¨¦llos a los que le dieron sangre y apellidos. Ellos nunca nos hubieran abandonados. Los viejos nos estorban. Ocupan un lugar en el espacio de la VPO igual al volumen del tiempo que han vivido. Nuestros hogares no soportan viejos; en todo caso antig¨¹edades. Y as¨ª las cosas no ser¨ªa desafortunada la creaci¨®n de una sociedad protectora de viejos, como las que salvaguardan a las ballenas, las focas y al lince de Do?ana. El Inserso los lleva a Mallorca. Pero estamos ense?¨¢ndoles a nuestros hijos el peor atajo para llegar al final del viaje, que estar¨¢ tambi¨¦n en La Alegr¨ªa de Vivir o en el Dulce Nombre. En definitiva, en una pesadilla enjambrada de hormigas.J. F?LIX MACHUCA
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