Nueve menores rusos se niegan a dejar Asturias para ir a su pa¨ªs
Acogidos en familias rechazan la orden de volver a su orfanato
El 28 de agosto, el director del orfanato ruso de Kireevsk esper¨® en vano a que ocho de sus ni?os y una peque?a de otro centro acogidos por familias asturianas, le siguieran a su pa¨ªs. Su permiso de estudios venc¨ªa el 31 de agosto, pero el funcionario s¨®lo pudo llevarse a dos ni?os. Mientras los padres de los nueve d¨ªscolos afrontan el futuro con incertidumbre, una ni?a dice: "Que la Embajada nos pregunte a nosotros. No nos iremos".
Al d¨ªa siguiente de que el director del orfanato, Alexei Aksenov, se fuera, uno de los ni?os vio pasar un furg¨®n policial delante de su casa y crey¨® que iban a por ¨¦l. El peque?o se escondi¨® en el garaje y s¨®lo respir¨® cuando el coche se alej¨®. Por un momento pens¨® que iban a detenerlo y mandarlo al orfanato de Kireevsk, en la regi¨®n de Tula. Aksenov, tutor de los ni?os, advirti¨® a los padres que no estaba en su mano renovar los permisos, como hizo en 1998 con menores que llegaron en el 97 y que instancias superiores rusas har¨ªan llegar a las espa?olas la orden de repatriaci¨®n. Las familias viven esta posibilidad con incertidumbre. "En el fondo, no sabemos por qu¨¦ quieren llev¨¢rselos", afirma Jaime Sim¨®n, portavoz de los padres. Pero los ni?os se muestran firmes. Ekaterina, una de las ni?as que inicialmente iba a volver, se ech¨® atr¨¢s en el ¨²ltimo momento. Su padre ya le hab¨ªa comprado el billete de avi¨®n pero cuando iba hacia el aeropuerto se desahog¨® as¨ª con un familiar: "Si me voy har¨¦ una barbaridad, me matar¨¦". Cuando lo supo su padre, se la llev¨® de vuelta a casa. Es dif¨ªcil saber la verdad que encierra esa amenaza, pero es frecuente que los ni?os sufran depresiones al volver al orfanato despu¨¦s de conocer la vida familiar. Como dice Vera, de 12 a?os, la orden de regreso ha sido un jarro de agua fr¨ªa: "No hay derecho. Primero nos dejan dos a?os, y ahora que nos hemos acostumbrado nos obligan a volver".
"Todo esto no se debe al capricho de unos padres que se encari?aron con unos chicos", se?ala el abogado de las familias, Javier D¨ªaz Esnal. "Es el bienestar de los ni?os lo que est¨¢ en juego", agrega el letrado. "Hay que comparar lo que tienen ahora y lo que pueden encontrar en una instituci¨®n". No se trata de elegir entre su patria y este pa¨ªs, sino entre las condiciones de vida de un lugar y otro". La estrategia que piensa seguir el abogado es doble: "Si se produce una petici¨®n formal de repatriaci¨®n la recurriremos e iniciaremos un contencioso jur¨ªdico. Si no llega, solicitaremos la renovaci¨®n de los permisos en la delegaci¨®n de Gobierno, y al ser denegados, tambi¨¦n recurriremos. Lo que importa es crear un escudo jur¨ªdico que evite la expulsi¨®n". En Cantabria existe el precedente de dos ni?as que se negaron a regresar el a?o pasado. El fiscal de menores respald¨® su petici¨®n, se inici¨® un proceso judicial y las peque?as permanecen aqu¨ª.
El ahora alcalde de Pola de Siero, Juan Jos¨¦ Corrales, art¨ªfice de Padres de Acogida, la ONG que promovi¨® la llegada de los ni?os, ve est¨¦ril la dial¨¦ctica judicial. "Hay que entender la mentalidad rusa y conseguir los permisos mediante el di¨¢logo". Aunque ahora se encuentra apartado de la ONG que lider¨® y algunos socios cuestionan su figura, Corrales fue quien dise?¨® un primer acuerdo con Aksenov por el que el orfanato enviaba a los ni?os a Asturias en verano y la ONG correspond¨ªa con ayuda humanitaria. M¨¢s tarde, Corrales logr¨® algo m¨¢s: que algunos prolongaran su estancia mediante un permiso de estudios. Un aire de confianza que se ha resquebrajado y que Corrales, despu¨¦s de un inicial silencio, se ofrece a recomponer.
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