?Est¨¢ rolando el viento?
Rolar es un verbo intransitivo que, seg¨²n la tercera acepci¨®n recogida por el diccionario de la Real Academia Espa?ola, quiere decir en la terminolog¨ªa de la Marina ir variando de direcci¨®n el viento. En aquellos avisos meteorol¨®gicos que transmit¨ªan las emisoras de radio para los barcos pesqueros y la navegaci¨®n de cabotaje hab¨ªa siempre indicaciones sobre la fuerza del viento y tambi¨¦n sobre la variabilidad de su direcci¨®n predominante, momento en que aparec¨ªa nuestro verbo utilizado en gerundio. Ahora que empieza la temporada pol¨ªtica, siempre pautada conforme al calendario escolar, el verbo rolar parece el m¨¢s adecuado para dar idea de la situaci¨®n. Las triples elecciones del 13 de junio -municipales, auton¨®micas y al Parlamento Europeo- apuntaron algunos indicios de ese fen¨®meno de ir variando de direcci¨®n el viento o si se prefiere de las variaciones de voto, que se han traducido en los nuevos mapas del poder en los Ayuntamientos, en las Comunidades y en los esca?os de Estrasburgo. Ahora, el siguiente emplazamiento de los catalanes ante las urnas, el pr¨®ximo d¨ªa 17 de octubre, permitir¨¢ comprobar si lo ocurrido en junio forma o no parte de una tendencia sostenida, capaz de acompa?ar los 214 d¨ªas de campa?a que restan hasta la consumaci¨®n de la presente legislatura. Porque, seg¨²n c¨¢lculos certeros esa es la distancia que nos separa del domingo 9 de abril, ¨²ltima fecha disponible para la convocatoria de las legislativas, que ha sido por ello la preferida del presidente Aznar para llamarnos a las urnas. La legislatura llegar¨¢ as¨ª, por primera vez, hasta su agotamiento f¨ªsico y al mismo tiempo el l¨ªder del PP pondr¨¢ a su cuenta otro r¨¦cord notable: el de siete meses continuados de campa?a electoral, un verdadero marat¨®n que no perdonar¨¢ errores de c¨¢lculo a los acelerados de la primera hora.
En todo caso, algunos refieren una percepci¨®n directa seg¨²n la cual la direcci¨®n del viento est¨¢ rolando. Los observadores que la acusan indican c¨®mo hasta hace unos meses el PP viv¨ªa en estado de gracia y el PSOE en estado de condenaci¨®n irremediable. Todos los errores del PP se evaporaban con independencia de su calibre, sin traspasar la barrera del sonido en los medios, mientras que sus aciertos incluso los m¨¢s irrelevantes quedaban magnificados y permanec¨ªan orbitando durante largo tiempo en el ambiente p¨²blico. En aquellos tiempos la situaci¨®n de partida del PSOE era la inversa: cualquiera de sus errores entraba en resonancia inmediata con la memoria de sus yerros anteriores y as¨ª se multiplicaba la intensidad de su eco inextinguible, pero la suerte de sus aciertos era la de disiparse sin dejar rastro.
En los d¨ªas que mediaron entre la victoria electoral del 3 de marzo de 1996 por apenas 300.000 votos y el pleno del Congreso de los Diputados en el que tuvo lugar la sesi¨®n de investidura, inicio pr¨¢ctico de la actual legislatura, el asesor a¨²lico de Aznar en materias de medios de comunicaci¨®n le hab¨ªa convencido de que su ventaja sobre los socialistas se multiplicar¨ªa ilimitadamente si se aplicaba a la aniquilaci¨®n del grupo multimedia al que se dibujaba con los colores nefandos de la colaboraci¨®n prestada al enemigo socialista. Ese programa m¨¢ximo, promovido por quien esperaba beneficiarse de la ruina inducida de un competidor mundial, incluy¨® episodios que hicieron las delicias de grandes y peque?os como el de la declaraci¨®n de inter¨¦s nacional para el f¨²tbol y el de los descodificadores unificados y polivalentes que como el bachillerato nos hubieran situado al frente de todas las naciones desarrolladas. Pero para cumplirlo falt¨® constancia. As¨ª que primero Miguel ?ngel Rodr¨ªguez sali¨® de Moncloa rumbo a la prosperidad literaria y a la presidencia de una generosa empresa de publicidad y despu¨¦s el vicetodo Francisco ?lvarez Cascos cedi¨® los trastos de la Secretar¨ªa General del Partido y qued¨® relegado a la posici¨®n te¨®rica de oyente en el Consejo de Ministros, a la vieja y acreditada usanza de Alfonso Guerra.
Ahora, la situaci¨®n del PP, que siempre cont¨® con la beligerancia decidida de los incondicionales, es much¨ªsimo m¨¢s desahogada y tiene a su favor un grupo multimedia m¨¢s poderoso que cualquiera de sus competidores pero sin embargo est¨¢ rolando el viento. Veremos si el PSOE advierte que para el que no sabe a d¨®nde va no hay viento favorable.
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