El caos pol¨ªtico de Melilla paraliza la actividad econ¨®mica de la ciudad
El GIL est¨¢ seguro de retomar el gobierno por la desuni¨®n de los dem¨¢s partidos
Melilla es un avispero. Desde las elecciones municipales del 13 de junio la ciudad aut¨®noma no ha vivido un d¨ªa de estabilidad pol¨ªtica. El presidente, Mustafa Aberchan, intenta gobernar con ocho esca?os una asamblea de 25. El canal de comunicaci¨®n entre las direcciones nacionales del PP y del PSOE permanece cerrado y los melillenses pagan las consecuencias: muchos inversores han retirado sus proyectos; el comercio ha disminuido un 20%; los proveedores municipales acumulan 600 millones de deudas; el puerto se rige por un presidente destituido y numerosos cooperativistas esperan a que la Asamblea designe un interlocutor que les permita firmar las escrituras para habitar las viviendas sociales.
El presidente, Mustafa Aberchan, l¨ªder de Coalici¨®n por Melilla (CPM), decidi¨® tomarse el jueves unos d¨ªas de descanso. Le semana que empieza ma?ana se presenta dif¨ªcil. El Tribunal Supremo dictaminar¨¢ previsiblemente contra sus maniobras para mantener en el esca?o a la tr¨¢nsfuga socialista Malika Mohamed, y los partidos de oposici¨®n rechazar¨¢n de nuevo su en¨¦sima propuesta para mantenerse en el poder. Aberchan abandon¨® la ciudad aut¨®noma con la reprimenda del obispo de M¨¢laga a¨²n reciente -el prelado Dorado aboga por un gobierno del GIL en Melilla- y el reproche del capell¨¢n de la ciudad, fray Jos¨¦ Cejudo, para quien Melilla se ha convertido en un "circo". Tambi¨¦n se ha llevado a su lugar de descanso el eco de las protestas de las 120 familias del barrio del Real que se manifestaron frente al Ayuntamiento por que nadie les concede licencias para construir. Mustafa Aberchan est¨¢ a punto de agotar el plazo de los cien d¨ªas de gobierno sin m¨¢s acci¨®n ejecutiva que la organizaci¨®n de las fiestas patronales de la ciudad. Ning¨²n pleno convocado; ninguna comisi¨®n de gobierno constituida: ninguna sociedad p¨²blica en marcha salvo la que controlar¨¢ la televisi¨®n municipal y de la que el GIL ha sacado tajada al abstenerse el Partido Popular.
Y, mientras tanto, la ciudad parece sumergirse en una inercia que comienza a agotar la paciencia de los vecinos. "Llevamos tres meses sin gobierno. El perjuicio econ¨®mico empieza a ser muy preocupante", lamenta Enrique Alcoba, vicepresidente de la asociaci¨®n de empresarios de Melilla. "Nadie invierte, las operaciones comerciales han disminuido casi una cuarta parte y nadie concede licencias, o tardan tanto en llegar que desaniman a cualquiera".
Hay quien ha decidido no esperar m¨¢s tiempo a que la situaci¨®n pol¨ªtica se desbloquee y se concedan de nuevo licencias de construcci¨®n o permisos de apertura de negocios. "Dispongo de un local, he pagado a los decoradores, he contratado empleados y he comprado la mercanc¨ªa. Llevo tres meses esperando a que me permitan trabajar. ?Por qu¨¦ tengo que arruinarme? ?Qu¨¦ culpa tengo yo de que los pol¨ªticos no se entiendan?, comenta un melillense que ha abierto un comercio sin licencia municipal, cansado de deambular, dice, por los pasillos de la Asamblea sin saber a qui¨¦n dirigirse. "Tenga paciencia, a¨²n no sabemos qui¨¦n es el responsable de arreglar su problema", asegura que le repiten desde junio.
Lo que m¨¢s desazona a este comerciante -y a los promotores de una gran cadena de alimentaci¨®n y a los due?os de un parque acu¨¢tico y a otros muchos que han desistido ya de invertir en Melilla- es la ausencia de soluciones para la crisis, al menos a corto plazo. No ven salida los ciudadanos y tampoco sus representantes en la Asamblea.
El panorama pol¨ªtico de Melilla lo conforma un baile de siglas en el que cada l¨ªder local acumula rencores y querellas hacia el adversario. El Grupo Independiente Liberal (GIL); Coalici¨®n por Melilla (CPM); Partido Popular (PP); Uni¨®n del Pueblo Melillense (UPM); Partido Independiente de Melilla (PIM) y PSOE integran una sopa de letras en la que los peque?os disponen de la llave de la gobernabilidad, y cambian permanentemente de aliado. En todas las combinaciones posibles para formar una mayor¨ªa estable tanto Juan Jos¨¦ Imbroda (UPM), como Enrique Palacios (PIM) o el propio Mustafa Aberchan (CPM) se postulan a s¨ª mismos como presidentes de la Asamblea.
Y nadie quiere oir hablar de acuerdos porque, aseguran a coro, no se f¨ªan del de enfrente.
Est¨¢n viviendo una situaci¨®n que es el producto de casi dos d¨¦cadas de traiciones, transfuguismos, mociones de censura y procesos judiciales m¨²ltiples por prevaricaci¨®n, cohecho y compra de voluntades. "S¨®lo un pasado pol¨ªtico tan traum¨¢tico explica el actual esperpento que se vive en Melilla", se?ala P¨ªo Garc¨ªa Escudero, coordinador de Organizaci¨®n del PP.
Un pasado pol¨ªtico traum¨¢tico y una aritm¨¦tica electoral endemoniada, que han convertido Melilla en una ratonera. La ciudad aut¨®noma necesita una alianza multipartita para formar gobierno estable. No basta con que los partidos locales se al¨ªen; tampoco es suficiente un pacto entre las dos grandes fuerzas nacionales, que, adem¨¢s, no se perfila como posible.
El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y el secretario general del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia, abogan por frenar el avance del Grupo Independiente Liberal (GIL), especialmente en las fronteras calientes norteafricanas. Pero el secretario de Pol¨ªtica Auton¨®mica del PSOE, Ram¨®n J¨¢uregui, y el coordinador de Organizaci¨®n del PP, P¨ªo Garc¨ªa Escudero, ni siquiera se ponen al tel¨¦fono. Ambos dirimen la cuesti¨®n de Melilla por correo, y las cartas se eternizan en sus despachos. "No sabemos qu¨¦ extra?as maniobras persigue el PSOE", dice Escudero. "El PP no juega limpio", ataja J¨¢uregui.
Pelea por el esca?o
El trasfondo de este di¨¢logo a cara de perro son las elecciones generales del pr¨®ximo marzo. Las encuestan auguran un resultado re?ido, en el que un diputado puede resultar decisivo. "Tal vez sea el de Melilla", comenta J¨¢uregui. Y tal vez sea ¨¦sta la causa, seg¨²n los socialistas, de que el PP s¨®lo est¨¦ dispuesto a apoyar en la ciudad aut¨®noma a la fuerza local que les ayude a controlar la campa?a electoral, la UPM de Imbroda. Es exactamente el mismo reproche del PP hacia el PSOE. "Los socialistas quieren remontar con el voto musulm¨¢n de Coalici¨®n con Melilla. Por eso han pactado con Aberchan, a pesar de las perrer¨ªas que les ha hecho", asegura el presidente local del PP, Ignacio Val¨¢zquez. La larga y reciente reuni¨®n de Aberchan con J¨¢uregui en Madrid confirman las buenas relaciones entre ambos.
Mientras tanto, el GIL, que ya ha gobernado tres semanas con Aberchan, aguarda a que la falta de acuerdo entre el resto de partidos les devuelva las riendas de la ciudad. De momento, cuentan con las promesas de colaboraci¨®n del actual socio de Aberchan, Enrique Palacios, y del aliado del PP, Juan Jos¨¦ Imbroda. Ambos reniegan del GIL, pero aseguran que pactar¨¢n con ellos. El empresario discotequero Crisp¨ªn Lozano, candidato del GIL en Melilla, se limita a esperar, seguro de que m¨¢s pronto o m¨¢s tarde gestionar¨¢ las enormes posibilidades econ¨®micas de la ciudad: 1.750 millones de presupuesto por kil¨®metro cuadrado.
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