Indonesia cede a la presi¨®n internacional
El ministro de Defensa recomendar¨¢ al presidente Habibie que acepte una fuerza de pacificaci¨®n
ENVIADO ESPECIALEn un giro aparentemente radical, el ministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Armadas indonesias, el general Wiranto, afirm¨® ayer en Dili -donde se traslad¨® para acompa?ar a la misi¨®n especial de Naciones Unidas- que el env¨ªo de una fuerza internacional de paz a Timor Oriental "debe ser considerada como una opci¨®n por el Gobierno y as¨ª se lo voy a transmitir al presidente" Yusuf Habibie.
A pesar de estas buenas palabras, esta madrugada el embajador indonesio ante las Naciones Unidas afirm¨® en Nueva York que Yakarta rechaza "por el momento" el despliegue de una fuerza multinacional en Timor Oriental. Ante el Consejo de Seguridad, el embajador argument¨® que el despliegue ser¨ªa "contraproducente" y "agravar¨ªa la situaci¨®n".
Adem¨¢s, ayer se supo, a trav¨¦s del dirigente de la Comisi¨®n Nacional para la Resistencia Timorense (CNRT), Mario Alkatiri, que un gran contingente de tropas indonesias ha desembarcado en la isla, y que en esos momentos se dirige a las zonas donde se hallan acantonadas las fuerzas de la guerrilla independentista, las denominadas Falintil, con la intenci¨®n de lanzar una ofensiva.
Pero all¨ª se encuentran tambi¨¦n, bajo la protecci¨®n del Falintil, miles de refugiados huidos de sus hogares. Alkatiri alert¨® de que algunas de esas tropas marchan hacia los campos de deportados en el ¨¢rea occidental de la isla, donde se temen m¨¢s masacres.
Asimismo, el dirigente independentista explic¨® que la situaci¨®n de muchos ni?os que huyeron con sus madres y familias a las monta?as es "desesperada y muchos de ellos pueden morir en las pr¨®ximas 24 horas por deshidrataci¨®n". Si no hay una soluci¨®n urgente, centenares de personas morir¨¢n.
Esta informaci¨®n y el hecho de que las milicias proindonesias y los tiroteos regresaran a las calles de Dili nada m¨¢s abandonar la capital la misi¨®n especial de Naciones Unidas siembran de dudas las intenciones proclamadas por el general Wiranto.
Durante la visita de tres horas a Dili, el hombre fuerte del actual r¨¦gimen de Yakarta admiti¨®, por primera vez, que "algunos grupos de las Fuerzas Armadas no han actuado contra la violencia de las milicias prointegracionistas". Es la primera concesi¨®n a las duras palabras del presidente estadounidense, Bill Clinton, que en el d¨ªa anterior vincul¨® directamente al Ej¨¦rcito indonesio con las matanzas. Esa misma tesis, defendida por todos los testigos, fue corroborada ayer por dos polic¨ªas canadienses a su regreso a Ottawa. Estos agentes de la misi¨®n de la ONU dijeron que no ten¨ªan duda alguna de la complicidad ante paramilitares y soldados, a los que considieran parte del mismo objetivo.
Las enormes presiones internacionales y la ausencia de justificaciones pol¨ªticas o de cualquier tipo para el caos, la barbarie y los asesinatos desatados en Timor Oriental con el apoyo del Ej¨¦rcito parece que han modificado la l¨ªnea pol¨ªtica a seguir en Yakarta, que en principio se opon¨ªa a cualquier intervenci¨®n. "Nuestros hombres", proclam¨® el general que ha impuesto el estado de emergencia en contra de la opini¨®n del presidente, "han estado desde hace m¨¢s de 20 a?os en Timor Oriental y eso ha creado una relaci¨®n emocional muy fuerte con los timorenses [eufemismo con el que sin duda se refiere a los proindonesios]. Comprendo que para ellos sea muy dif¨ªcil disparar contra esas personas".
La misi¨®n especial de la ONU que ayer viaj¨® a Dili se encontr¨® con una ciudad arrasada, desierta y en silencio. Los miembros de esa misi¨®n aseguran que el escenario hab¨ªa sido preparado: las milicias no estaban visibles, fueron retiradas. A pesar de ello, el espect¨¢culo resultaba desolador. Uno de los diplom¨¢ticos de la ONU afirm¨® ayer, a su regreso a Yakarta, que "Dili no es una ciudad viva, la situaci¨®n es terrible, est¨¢ completamente destruida. Hemos vuelto todos en estado de choque. Creo que hasta el propio general Wiranto no esperaba ver un escenario tan sobrecogedor".
Decenas de timorenses se encontraban refugiados en el cuartel general de la Polic¨ªa de Dili y en el museo de la Cultura, que sirvi¨® de centro electoral para el recuento de los votos de la consulta popular. Las tropas del Ej¨¦rcito se mezclaban con peque?os grupos de las milicias Aitarak (Espino) que a¨²n paseaban impunemente por la ciudad, exhibiendo sus fusiles autom¨¢ticos y grandes machetes, a pesar del estado de emergencia implantado desde hace cuatro d¨ªas.
La delegaci¨®n estaba compuesta por cinco embajadores y seis funcionarios del alto organismo internacional, entre ellos el responsable para la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico, Francesc Vendrell. El grupo se entrevist¨® con el nuevo jefe militar indonesio en Timor Oriental, el comandante Kiki Syahnakri, y con el responsable de Naciones Unidas en Dili, Ian Martin. El comandante militar inform¨® de que 25 miembros de las milicias proindonesias hab¨ªan sido detenidos en la capital, hecho del que ni siquiera se pudo comprobar su veracidad. Los embajadores pudieron confirmar con sus ojos el sitio al que est¨¢ sometida la sede de la ONU en Dili. La misi¨®n tiene previsto celebrar hoy un nuevo encuentro con el presidente Habibie. Algunas fuentes pr¨®ximas al Gobierno indonesio aseguran que tras esa reuni¨®n podr¨ªa anunciarse la aceptaci¨®n de la fuerza de paz.
Consejo de Seguridad
Los embajadores regresar¨¢n despu¨¦s a Nueva York, donde informar¨¢n el lunes de sus gestiones y de lo visto en su breve visita a la capital de Timor. El Consejo de Seguridad, que ayer inici¨® una reuni¨®n para debatir la crisis, estar¨¢ entonces en condiciones de elaborar un texto de consenso para una resoluci¨®n. En la sesi¨®n de ayer, el embajador de EEUU ante la ONU, Richard Holbrooke, se mostr¨® muy activo en apoyo del env¨ªo urgente de una fuerza internacional de cascos azules. Pero tanto Estados Unidos como el resto de los pa¨ªses presentes en el Consejo de Seguridad insisten en que la precondici¨®n para cualquier env¨ªo de soldados es el permiso previo del Gobierno indonesio.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, recibi¨® con satisfacci¨®n las palabras del general Wiranto, pero se cur¨® en salud al decir con tacto dipom¨¢tico: "Parece que hay indicios de un cambio de posici¨®n en el Gobierno de Indonesia".
Holbrooke, sin apartarse de esa senda de persuasi¨®n, a?adi¨®: "Nadie desea ver a Indonesia, una gran naci¨®n, convertirse en un pa¨ªs aislado. Pero estas acciones la est¨¢n conduciendo en esta direcci¨®n, que va en contra de sus intereses y de su pueblo". El embajador estadounidense advirti¨® a Yakarta de que su Gobierno no debe "sobrepasar un punto de no retorno" en las relaciones internacionales.
Fuentes independentistas aseguran que, desde la invasi¨®n y posterior anexi¨®n de Timor Oriental por Indonesia (nunca aceptada por las Naciones Unidas), el Ej¨¦rcito ha matado a m¨¢s de 200.000 personas, casi un tercio de la poblaci¨®n de la antigua colonia portuguesa. Dichas fuentes estiman que la violenta represi¨®n desencadenada estos d¨ªas en Timor ha causado miles de muertos, m¨¢s de 800 s¨®lo en Dili en los d¨ªas posteriores al anuncio de los resultados del refer¨¦ndum, y m¨¢s de 300.000 deportados y huidos hacia las monta?as.
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