Flores de leyenda
,En opini¨®n de algunos historiadores, el califa Abd-al-Rahman III, que orden¨® la fundaci¨®n de Medina Azahara en torno al a?o 940, quiso recrear en las estribaciones de la Sierra Morena cordobesa, a escasa distancia de la capital, los para¨ªsos que el Cor¨¢n promet¨ªa a los fieles. Cuentan las cr¨®nicas que diariamente llegaron a emplearse en su construcci¨®n 6.000 sillares de piedra labrada, transportados por 1.400 mulos y 400 camellos. Tan importantes como las soberbias edificaciones fueron los jardines, destruidos, como el resto de la ciudad, hace m¨¢s de 900 a?os. Aunque en la d¨¦cada de los sesenta, y como parte de las obras de rehabilitaci¨®n del conjunto arqueol¨®gico, se ejecutaron algunas obras de jardiner¨ªa, ¨¦stas no siguieron ning¨²n criterio cient¨ªfico y, as¨ª, se plantaron especies impropias de la jardiner¨ªa hispano-¨¢rabe, algunas de las cuales ni siquiera hab¨ªan llegado a la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica en el siglo X. Las excavaciones han sacado a la luz algunos elementos que formaron parte de los jardines, como la alberca central y parte del complejo entramado de acequias que los surt¨ªan de agua. Evidencias suficientes para que ¨¦stos sean considerados, en todo el mundo, como los jardines m¨¢s tempranos de la arquitectura isl¨¢mica. Eso es lo que les otorga, a juicio de Antonio Vallejo, director del conjunto arqueol¨®gico, "una importancia extraordinaria". "Son los ¨²nicos que hoy se pueden reconocer en la arquitectura isl¨¢mica, no s¨®lo de Al-Andalus y el norte de ?frica, sino tambi¨¦n de Oriente; el ¨²nico espacio en el que no existen dudas acerca de su uso como jard¨ªn en el siglo X", afirma. Devolverlos a su estado original es una tarea compleja. "El objetivo ¨²ltimo", precisa Vallejo, "es aproximarnos no s¨®lo al dise?o original que tuvieron, y las especies que los conformaban, sino, sobre todo, a su sentido, a su significado". Madinat al-Zahra se divid¨ªa en tres terrazas. En la primera se situaban los palacios del califa y su corte, la intermedia estaba ocupada por jardines y huertos, y en la inferior se levantaban las edificaciones de la poblaci¨®n y la mezquita. La bot¨¢nica Enriqueta Mart¨ªn-Consuegra, junto a otros especialistas del Jard¨ªn Bot¨¢nico de C¨®rdoba, ha realizado 20 sondeos en estos niveles para buscar restos vegetales. El polen, que es muy resistente al paso del tiempo y presenta diferente morfolog¨ªa seg¨²n la especie a la que pertenezca, es uno de los elementos usados para reconstruir las diferentes agrupaciones vegetales que existieron en la zona. "Examinando el polen que va apareciendo en cada uno de los estratos", explica Mart¨ªn-Consuegra, "es posible determinar la evoluci¨®n de la flora desde ¨¦pocas anteriores a la construcci¨®n de la ciudad hasta nuestros d¨ªas". En una primera etapa, anterior al establecimiento de la urbe, es posible que la zona alta tuviera un aprovechamiento agr¨ªcola moderado, ya que junto a polen t¨ªpico de la flora aut¨®ctona mediterr¨¢nea aparecen tambi¨¦n algunos de especies cultivadas. La explotaci¨®n de estas tierras se fue intensificando y, as¨ª, en niveles superiores aparece una mayor concentraci¨®n de polen de cereales y otras plantas claramente introducidas por el hombre. Los estratos correspondientes al periodo en el que se construy¨® la ciudad est¨¢n marcados por la ausencia de vegetaci¨®n, aunque con posterioridad vuelven a aparecer indicios de especies que podr¨ªan haber formado parte de los jardines. En general no se han encontrado muchas de las especies de las que se supon¨ªa que podr¨ªan haber quedado restos. A¨²n as¨ª, existen algunas pistas, sobre todo en la terraza alta, a prop¨®sito del uso de plantas como la albahaca, el almez, la lavanda, el mirto, la adelfa, el esmirno o el azofaifo. "Todas ellas", precisa Mart¨ªn-Consuegra, "podr¨ªan haber formado parte del jard¨ªn original, aunque su presencia en los alrededores de la ciudad tambi¨¦n es l¨®gica". Asimismo, las pruebas encontradas hablan del uso, en ¨¦poca isl¨¢mica, de plantas arom¨¢ticas, culinarias y medicinales, como la zahare?a o el poleo. Con toda la informaci¨®n que se est¨¢ recopilando, Vallejo concluye: "Podremos un d¨ªa interpretar el sentido de estos jardines, m¨¢s all¨¢ de esa idea general que solamente los explica por el deseo que tuvieron sus constructores de evocar la flora del para¨ªso cor¨¢nico. Adem¨¢s, habr¨¢ que profundizar en otras hip¨®tesis, como la que nos hace sospechar que estos espacios sirvieron de zona de aclimataci¨®n para un buen n¨²mero de especies, como los c¨ªtricos, que se estaban introduciendo por primera vez en Al-Andalus, y que tanta importancia habr¨ªan de tener en la agricultura europea".
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Un viaje en el tiempo
El estudio de la flora f¨®sil puede ser de gran ayuda en la reconstrucci¨®n de determinados periodos hist¨®ricos, contribuyendo, por ejemplo, a la correcta dataci¨®n de restos arqueol¨®gicos. "Si un bot¨¢nico pudiera alguna vez viajar a trav¨¦s del tiempo, y su nave aterrizara en alg¨²n jard¨ªn cordob¨¦s de los finales del primer milenio de nuestra era", argumenta Esteban Hern¨¢ndez, director del Jard¨ªn Bot¨¢nico de C¨®rdoba, "descubrir¨ªa, con bastante aproximaci¨®n, el espacio-tiempo de su aterrizaje a trav¨¦s de la flora circundante". Bastar¨ªa con que identificara las especies presentes y tambi¨¦n reparara en algunas ausencias notables. A juicio de este especialista, en los jardines isl¨¢micos debieron convivir diferentes grupos flor¨ªsticos. Por un lado, las especies aut¨®ctonas propias del medio silvestre e incorporadas al jard¨ªn, como los laureles, encinas, pinos, ¨¢lamos, chopos, madro?os, rosas, zarzamoras, hiedras, tomillos, espliegos, violetas o pensamientos. Tambi¨¦n, aquellas otras que alcanzaron el sur de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, desde el Mediterr¨¢neo oriental, mucho antes del periodo califal, como las palmeras datileras, algarrobos, higueras, cipreses, olivos, moreras, ciruelos, cerezos o granados. Procedentes de ambientes subtropicales, y tra¨ªdos posiblemente durante el periodo visigodo m¨¢s influenciado por Bizancio, crecer¨ªan las plataneras, el azafr¨¢n, el s¨¦samo o el jengibre. Por ¨²ltimo, estar¨ªan aquellas especies introducidas durante la ¨¦poca andalus¨ª y, en especial, las diferentes variedades de c¨ªtricos, como limoneros, toronjas, naranjos, pomelos y bergamotas.
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